Las ayudas de Estado a los grandes astilleros chinos sitúan al gigante asiático en la cima de la construcción naval mundial, un dominio que arrincona cada vez más a la industria occidental y contra el que ahora comienzan a reaccionar las antiguas potencias del sector, encabezadas por Estados Unidos, que estudia medidas de proteccionismo frente al poderío naval chino
M. Sío Dopeso