La Voz de Asturias

Las lanzaderas de empleo de «Peridis» se implantan con éxito en Asturias

Gijón

Elena G. Bandera Gijón

Con una inserción laboral del 60%, más de 260 desempleados de la región se han beneficiado de este programa impulsado por el dibujante para impulsar la búsqueda proactiva de empleo

24 Feb 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Un equipo de 20 personas con un objetivo común: buscar empleo entre todos. El método, impulsado por el dibujante José María Pérez Peridis, permite que la persona desempleada ya no esté tan sola ni quizá tan desilusionada ante la difícil tarea de encontrar trabajo. Las lanzaderas de empleo de la Fundación Santa María la Real, de la que Peridis es presidente y que aparecieron por primera vez en España en 2013, han conseguido que al menos quienes han pasado por ellas se enfrenten a esa búsqueda con una actitud proactiva. «En las empresas no importa tanto que se tenga una u otra formación, porque te la van a dar ellos, sino que se buscan actitudes, que los trabajadores crean en sí mismos, que sepan trabajar en equipo y que tengan fuerzas para salir adelante», asegura Javier Martín, técnico de la lanzadera de empleo de Gijón, una de las cuatro activas en la actualidad en Asturias. 

Desde 2014, por las 12 lanzaderas de empleo que la fundación de Peridis ha promovido en Asturias, han pasado más de 260 desempleados y, de ellos, al menos seis de cada diez han conseguido empleo. Hoy día, están activas cuatro en Oviedo, Gijón, Avilés y Langreo, todas impulsadas por la Fundación Santa María la Real, la Fundación Telefónica y el Principado de Asturias, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo.

«En las lanzaderas se juntan personas con diferentes perfiles, desde los que tienen doctorados hasta operarios de base, y todos trabajan juntos. No es lo mismo que estar solo en casa, cuando trabajas en equipo te refuerzas. Unos y otros se complementan y hacen que el equipo funcione», explica Martín, que no pasa por alto que, de primeras, los participantes no llegan en su mejor momento. «La gente llega perdida, despistada, desmoralizada… y al juntarse, primero, relativizas. Llegas fastidiado pero ves que hay más gente como tú». 

El mal de muchos, consuelo de tontos no es aplicable en este caso, puesto que esa percepción les ayuda a ver las cosas en perspectiva y relativizar su situación. «La lanzadera aporta bastante luz. Tener a una persona al lado que te escuche es importante y, a la hora de buscar empleo, 40 ojos ven mucho más que dos», recuerda Martín. En las lanzaderas, se llevan a cabo dinámicas de inteligencia emocional, comunicación, orientación laboral y marca personal, todo ello con el objetivo de preparar y entrenar para posibles entrevistas de trabajo y visitas a empresas.

«Los participantes saben si encajan o no en un perfil porque hemos trabajado para que se conozcan ellos primero. El autoconocimiento es clave y es una grave carencia a nivel técnico. Cuando te autoanalizas, descubres cosas interesantes que has hecho y a las que a lo mejor no les dabas importancia y, sin embargo, sí la tienen. También es importante saber lo que se quiere y ser conscientes del potencial que tienen las redes de contactos», explica Martín. En este sentido, apunta que entre el 65% y el 85% de las ofertas de empleo no se publican, sino que se cuecen entre la red de contactos de las propias empresas. Una plataforma clave, en este sentido, es LinkedIn. 

Las dos primeras lanzaderas asturianas

Las dos primeras lanzaderas asturianas se implantaban en Gijón en 2014, con la participación de 40 jóvenes menores de 35 años. Entonces, las lanzaderas estuvieron financiadas de forma íntegra por la Fundación Telefónica, gestionadas por la Fundación Santa María la Real y desarrolladas en locales que fueron cedidos de forma gratuita por el Ayuntamiento de Gijón. La inserción laboral ya entonces fue de un 60%. En 2015, tras esos buenos resultados, se volvieron a poner en marcha otras dos en Gijón, también para jóvenes menores de 35 años y desempleados con la misma fórmula y el mismo resultado de inserción. 

Y, en 2016, se amplió el compromiso con Asturias y se iniciaron ocho lanzaderas en Gijón, Oviedo, Avilés y Langreo. Además, incluyeron dos importantes novedades. Por un lado, ya no estaban destinadas solo a jóvenes, sino que se abrieron también a desempleados de hasta 59 años y, por otro, estaban cofinanciadas por las fundaciones Telefónica y Santa María la Real, con Fondo Social Europeo y la colaboración del Servicio Público de Empleo del Principado. 

Lanzadera de Langreo

En una primera tanda, de abril a octubre, se desarrollaron cuatro lanzaderas, una por cada localidad, por las que pasaron un centenar de desempleados. De nuevo, el índice de inserción laboral fue de un 60%. En una segunda ronda, que se iniciaba a finales del pasado noviembre, se pusieron en marcha las cuatro actuales, que culminarán en mayo de este año. 

Javier Martín explica que en la lanzadera activa ahora en Gijón, cinco participantes son mayores de 35 años. «Van de los 21 a los 49 años, unos tienen estudios superiores y otros son operarios y es una maravilla No hay diferencias. Son un auténtico equipo y el gran proyecto de todos es encontrar empleo», asegura, insistiendo en que el trasfondo es el cambio de actitud.«Vengo derrotado y aquí me doy cuenta de que me queda mucho por hacer y que lo puedo hacer y consigo resultados», insiste. 

Cinco consejos para buscar empleo

Aporta cinco consejos para quienes estén inmersos en la búsqueda de empleo. De mano, «no rendirse, porque hay posibilidades». Segundo, «creer en uno mismo» y, en ese sentido, «buscar en lo que uno puede destacar y tener claro qué quieres desarrollar». En cuarto lugar, por supuesto, trabajar el networking: «Empezando por hablar con tu pandilla. Mucha gente ni siquiera les dice a sus amigos que están en el paro. Les da vergüenza, tendemos a esconderlo, y hay que pregonarlo a los cuatro vientos». Y, por último, tener un curriculum bien estructurado. «Un buen curriculum estructurado, elaborado, se ve cuando lo está y es fundamental destacar las funciones desarrolladas, que no son las de la empresa».

En todo caso, Martín reitera que la actitud es lo que más se valora. Y pone ejemplos: «Algo tan sencillo como descolgar el teléfono y llamar a la empresa, que no lo hace nadie. O ponerte en contacto con alguien de una empresa en LinkedIn». De hecho, ¿por qué si no iban a estar en LinkedIn? El empoderamiento es otra de las cuestiones que se trabaja en las lanzaderas, sobre todo para perder miedos y saber aprovechar las oportunidades que hoy brindan las redes sociales. En todo caso, Martín recomienda conocer a las empresas, estar pendientes de lo que dicen, bien sea a través de publicaciones en los medios de comunicación o a través de sus propias redes sociales. «Hace poco una gran corporación nacional decía que les gustaba que les llevaran los currículum en mano, otras prefieren online. Por ello es importante conocer a las empresas y las lanzaderas ayudan a acercarse a ellas».

¿Cuándo y cómo surgen las lanzaderas de empleo?

En 2013, el arquitecto y dibujante José María Pérez Peridis, presidente de la Fundación Santa María la Real, promueve las lanzaderas de empleo como una herramienta de fomento del empleo que cambia el enfoque de las políticas de inserción laboral desarrolladas hasta entonces al concebirlas como un programa de innovación social con las personas desempleadas. Treinta años atrás, esta fundación ya había creado escuelas taller, con más de 700.000 participantes, y, en vista de los continuos cambios del mercado laboral, Peridis consideró que se hacía necesaria una nueva forma de actuar que materializó en el programa de las lanzaderas de empleo.

¿Cómo funcionan?

Una lanzadera es un equipo de 20 personas desempleadas con diferentes edades, perfiles formativos y trayectorias laborales, que durante cinco meses se reúne en locales cedidos por diferentes entidades o administraciones para entrenar una búsqueda de trabajo «proactiva, organizada, visible y solidaria». Con la diversidad de perfiles se logra que no impere la competencia, sino que haya cultura colaborativa, que los participantes compartan conocimientos y se ayuden mutuamente para reforzar sus habilidades, cambiar de actitud y conseguir un fin común: lograr trabajo, ya sea por cuenta ajena o propia. Es importante resaltar que una lanzadera no es un curso para aprender a actualizar un currículum ni tampoco una agencia de colocación, sino un programa de innovación social que conlleva ese entrenamiento intensivo para una búsqueda de trabajo más eficaz. 

¿Qué disciplinas se trabajan?

Una primera fase se centra en motivación, autoconocimiento y construcción de equipo, con sesiones individuales y grupales de coaching, en las que se trabaja la inteligencia emocional, la comunicación y la creatividad, además de la marca personal, la búsqueda de empleo en entorno 2.0, las nuevas técnicas de elaboración y presentación de currículos y entrenamientos para afrontar entrevistas de trabajo y procesos de selección. 

La segunda fase se centra en el contacto directo con el tejido empresarial, para lo que se elaboran mapas de empleabilidad, se realizan visitas a empresas y se ponen en marcha procesos de intermediación laboral con responsables de recursos humanos. También se aborda la búsqueda de oportunidades de negocio y los pasos a seguir para crear su propia empresa. Para ello, siguen una estructura de funcionamiento similar a una empresa. Los integrantes distribuyen su trabajo por proyectos, repartiéndose funciones.


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