La Voz de Asturias

Moi, el senegalés que montó su propia tienda de arreglos en Oviedo: «Soy sastre desde niño»

La Voz de Oviedo

Cristina Centeno Oviedo
Moi Ndiaye arreglando la cremallera de la cazadora de una de sus clientas en su máquina de coser.

Llegó a la capital asturiana hace ya 35 años y trabajó «de casi todo», tras lo que ha podido abrir su propio negocio y dedicarse a la profesión que aprendió en su país de «muy pequeño»

09 Mar 2023. Actualizado a las 09:41 h.

Moi Ndiaye es natural de Senegal aunque lleva ya más de media vida en Oviedo, 35 años en los que ha trabajado «de casi todo» y en los que ha logrado cumplir el sueño de dedicarse a la profesión con la que creció de niño en su país: la sastrería. Aprendió a coser en el colegio «de muy muy pequeño» gracias a su tío y nunca olvidó aquellas enseñanzas, hasta que logró montar su propia tienda de arreglos en la calle Luis Braille de la capital asturiana, al final de la avenida de Pumarín.

Antes, con solo 20 años, tuvo que dejar atrás su país en busca de una vida mejor en Europa. Llegó a Francia gracias a un visado mientras que «uno de mis amigos con el que estaba siempre en Senegal», cuenta, «estaba aquí». Tras una llamada telefónica decidió venir a España y reencontrarse con él, aunque «no sabía muy bien dónde estaba un sitio que se llama Asturias».

Algunos encargos recién llegados sobre el mostrador.

Se asentó en Oviedo y trabajó «casi de todo, de montaje de muebles, de pintura…», recuerda Moi tras el mostrador de su tienda, repleta de prendas para arreglar. Antes de montar su propio taller de arreglos y confección, fue empleado de un local dedicado a la misma actividad, donde comprobó que no había olvidado la profesión que aprendió de niño en Senegal. En ese momento, dijo: «este oficio ye el mío, voy a abrir uno a ver cómo me va».

Así fue. Primero en una ubicación cercana y desde hace más de dos años en el actual local, donde Moi arregla cremalleras, mete los bajos de pantalones, ensancha faldas y hasta confecciona prendas desde cero si se lo encargan sus clientes. Una larga lista de tareas de «todo lo que es costura».

El balance de estos años con su propio negocio es positivo, asegura. «Me tratan bien, ya tengo amigos y el boca a boca hace mucho, hay gente que ya me conoce de la otra tienda y de todos los lados», celebra. «Cada vez llega más gente que no conozco porque les mandan otros», cuenta Moi, que asegura que está «contento», porque eso es señal «de que lo hacemos bien, si no lo hiciera bien no vendría nadie».

Otras prendas ya arregladas aguardan la llegada de sus propietarios en perchas.

Todavía no tiene trabajadores fijos aunque no lo descarta «si la cosa va muy bien muy bien». Cada vez son más los ovetenses que confían sus prendas a Moi para arreglar, lo que más le piden. «Yo abrí para arreglar y confeccionar, hacer ropa nueva, pero ahora la gente compra la ropa hecha más que encargar a medida, porque hacer de cero es mucho más caro», explica. También hace prendas desde cero principalmente «para gente que no puede conseguir su talla en las tiendas» y también «algún capricho a medida».  

Abre en horario de mañana y tarde y también los sábados, que dedica principalmente a entregar prendas ya arregladas a los clientes que no pueden recoger su pedido entre semana. La máquina de coser no para, y Moi continúa rematando la cremallera de un abrigo mientras piensa ya en la siguiente tarea.


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