La diseñadora Dulce Abad se jubila: «No voy a dejar de crear porque es algo que me apasiona»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Dulce Abad, en su tienda de Oviedo
Dulce Abad, en su tienda de Oviedo

La artista cierra su tienda de Oviedo desde la que ha comercializado durante más de una década sus propios diseños «muy especiales»

07 mar 2023 . Actualizado a las 10:07 h.

La sorprendente decisión de Dulce Abad de cerrar su tienda de artesanía, situada en la calle San Juan de Oviedo, para poner fin a su carrera laboral y dedicarse a sí misma ha caído como un jarro de agua fría entre sus clientes. Desde que colocó en el escaparate el cartel de «liquidación por jubilación», la diseñadora no ha parado ni de recibir llamadas ni de atender gente que quiere comprar sus últimas joyas, bisutería o complementos; despedirse personalmente de ella o incluso sacarse una fotografía para tenerla de recuerdo. «Estoy desborda. Me está dando más pena por los clientes que por la propia tienda», asegura, antes de resaltar que en tan solo unas semanas ha vendido todos los productos. «Pensaba que iba a estar hasta marzo pero ya solo queda el mobiliario. No me esperaba esta reacción para nada. Vino incluso una chica y como ya no tenía nada me pidió los pendientes que llevaba puestos y claro me quedé sin ellos, pero estoy muy agradecida por ello», señala. 

Interior de la tienda de Dulce Abad hace unos meses
Interior de la tienda de Dulce Abad hace unos meses

Dulce Abad seguirá diseñando

Hace ya año que Dulce Abad tomó la decisión de dejar de trabajar para disfrutar de la vida «de otra manera». Sin embargo no dijo nada a nadie hasta que llegó la jubilación de su marido, puesto que era el momento perfecto para hacer efectiva la suya. No obstante, no será un retiro definitivo. Aunque la tienda va a permanecer cerrada, Dulce Abad va a seguir diseñando joyas y bisutería. «No voy a dejar de crear porque es algo que me apasiona. Crearé pequeñas colecciones y productos que venderé de forma online o por encargo». Y lo hará «marcando los tiempos» y como cuando empezó a diseñar: en el taller de su casa y con la ventana abierta mirando al parque. «Es hacer lo mismo pero de una forma más relajada y disfrutando, ya que estar en la tienda te consume todo el día. Yo había veces que me quedaba hasta las 10 de la noche trabajado y aunque contaba con la ayuda de Marina apenas descansaba», cuenta.

Dulce Abad comenzó a dedicarse al diseño de joyas y bisutería después de trabajar 18 años en La Voz de Asturias. «Tras un tiempo parada, la gente que me conocía sabía que era muy creativa, entonces unos amigos me invitaron a ir a una feria de joyería donde vi piedras naturales que me encantaron. Hice una pequeña compra y luego decidí formarme en este mundo. Estudié en Centro Europeo de Joyería Integral (CEJI) en Madrid y luego en la Escuela Técnica de Joyería del Atlantico, en Vigo. A partir de ahí empecé a diseñar y pasado un tiempo comencé a vender mis creaciones. Después, me di de alta como autónoma y abrí en el 2012 una tienda en Portlier, donde vendía mi proyecto: bisutería montada en plata y con piedra natural. Luego, quise tener una taller en la propia tienda y me asenté en este local, que es antiguo y me encantó. Lo acomodé a mi manera y cuenta con una chimenea», detalla la diseñadora.

Diseños propios y exclusivos

Una tienda «muy personal» en la que Dulce Abad ha comercializado durante más de una década sus propios diseños que son «muy especiales». Por lo general, las piezas son grandes, ya que «me gusta tener mucho espacio para mezclar las piedras naturales , los materiales...»; están elaboradas a partir de piedras naturales como la amatista, el coral, la piedra cultivada…, y son únicas. «No suelo repetir los diseños ni hacer conjuntos, a no ser que me lo pida alguien, porque es algo me aburre mucho», asegura Dulce Abad, antes de confesar que «no hace falta tener la mayor joya sino una que tenga un valor sentimental. Yo animo mucho a los clientes a que me hagan encargos para que tengan recuerdos. Por ejemplo, a partir de la rama de un árbol que tengas en el jardín se puede hacer un colgante».

Collares elaborados por Dulce Abad a partir de la cerámica de San Claudio
Collares elaborados por Dulce Abad a partir de la cerámica de San Claudio

De todos los trabajos realizados, los diseños que más éxito han tenido han sido los colgantes elaborados a partir de fragmentos la cerámica de San Claudio. «Vinieron incluso del Museo de Bellas Artes de Asturias para decirme que con mi trabajo dignificaba la cerámica de San Claudio y me compraron algún colgante», reconoce orgullosa la artista. También la colección que sacó a partir de la madera de deriva «gastada y pulida que es la que trae el mar a las playas y a las que le incrustaba perlas, amatistas...» ha triunfado mucho. De la misma manera, las joyas elaboradas con cochas recogidas por ella misma en la playa fuero un gran reclamo.

 La naturaleza como fuente de inspiración

Para poder diseñar, Dulce Abad «siempre» se inspira en la naturaleza. «Para mi es fundamental. Mi marido y mis amigos cuando me ven mirando el suelo ya me dicen que estoy buscando algo y es cierto. Cuando estuve en las dunas de Fuerteventura, como hacía mucho viento, vi unas piezas que eran como cacahuetes. Cogí unas cuantas del suelo y las traje para casa. Estuve investigando y resulta que eran fósiles de hacer miles de años, que si lo llego a saber no lo hubiese cogido. Con ellas hice unos colgantes preciosos», rememora y recalca en que hay que aprovechar lo que nos da la naturaleza. «Yo siempre cuando preparo las bolsas de Navidad las decoró con tejo asturiano, hiedra, hortensias secas… y a la gente le gusta mucho cuando al fin y al cabo son plantas, flores y ramas naturales que tenemos por todos los rincones pero que permiten dar ese toque único», afirma.

Colaboración y venta de productos de otros artistas 

Pero Dulce Abad no solo acercó la naturaleza a sus clientes sino que también los productos de otros diseñadores, artesanos y marcas, que conoció en las ferias de Madrid, París y Milán a las que año tras año acudía. «Puse a la venta en mi tienda solo lo que me gustaba y eso caló mucho en la gente porque no quieren encontrarse con las mismas marcas de siempre», señala la diseñadora antes de contar que las colaboraciones con artistas también fueron un auténtico éxito. «Las cerámicas pintadas por la pintora María José Barrial, las monté en plata y se vendieron muy bien. Lo mismo pasó con los tocados y sombreros de Miraytoca, con los bolsos con una tela única de Kaparina o los pañuelos de Verona, que eran de seda y estaban pintados y cosidos a mano», recuerda.

Joyas y complementos que Dulce Abad comercializaba en su tienda
Joyas y complementos que Dulce Abad comercializaba en su tienda

Una variedad de productos «especiales» que poco a poco han dado identidad a la tienda y que mantienen una relación calidad-precio «idónea». «Mi tienda nunca fue cara. Yo estaba en un término medio de gente que podría comprar con un sueldo normal o personas que tenían un alto poder adquisitivo», asegura Dulce Abad, antes de señalar que sus clientes son individuos «que siempre han valorado la calidad». «El turista que venía aquí, por ejemplo, no venía a comprar el recuerdo de Asturias sino algo de más valor y que fuese único», detalla.

«Aunque no usaba todo lo que tenía en la tienda, me gustaba verlo puesto en otras personas»

Para cultivar tal éxito, Dulce Abad tuvo que viajar mucho para conocer marcas y productos que le encandilasen. «Yo nunca trabajé con comerciales porque de pedir las cosas a través de un catálogo a comprarlas en persona cambia mucho el parecer del producto. Esto no es una franquicia y por tanto estas tiendas llevan mucho tiempo porque no se pueden quedar en lo básicos. Hay que buscar continuamente cosas que te gusten y te apasionen. Para ello, no solo hay que ir a las ferias de España sino también a las de París y Milán porque ahí van más diseñadores al haber un movimiento más amplio de público y prestigio», manifiesta.

De todos esos viajes que realizó, la diseñadora guarda muchos recuerdos. «Como anécdota que destacaría fue cuando acudí a una feria y allí una marca comercial me ofreció sus productos. Me dijo que se vendían muy bien, pero a mi como no me gustaban no les veía el sentido comprarlo», rememora Dulce Abad, quien recalca que «aunque no usaba todo lo que tenía en la tienda, me gustaba verlo puesto en otras personas». De ahí el éxito de su negocio. «No hay que pensar exclusivamente en lo comercial», clama.

«El bum de comprar por internet va ir a más, pero con el tiempo se va a valorar mucho el pequeño negocio»

A pesar del esfuerzo y el trabajo que lleva consigo sacar adelante un pequeño comercio, Dulce Abad espera «humildemente» que florezcan más negocios como el que ella puso en marcha porque «son los que dan vida a los barrios y a las ciudades». «El bum de comprar por internet va ir a más, pero con el tiempo se va a valorar mucho el pequeño negocio», apunta la diseñadora quien pone punto y final a una etapa «maravillosa». «Ahora quiero dedicarme tiempo a mi misma, descansar, disfrutar de la jubilación con mi marido, poder pasar más tiempo con mis dos nietos y viajar mucho. Como puedo seguir creando me quedo mas tranquila porque no es una etapa que se cierre por completo sino que ahora voy a ser solo yo con mis piezas. Aquí en la tienda me comía mucho el tiempo y también el espacio al vender los productos de otros. Tampoco podía trabajar en lo mio porque tenía que atender a los clientes, pero a partir de ahora puedo dedicarme a ello cuando quiera. Me apetece vivir de otra manera», cuenta.