La Voz de Asturias

El penúltimo regate de Álvaro Traver, el alquimista de Algemesí

Sporting 1905

Andrés Menéndez
Álvaro Traver

Traver, naturald de Algemesí, ha superado todo tipo de obstáculos para llegar a la élite. Ahora, tras una última lesión, le llega su oportunidad. Torrecilla, su principal valedor, le llevaba años siguiendo la pista.

06 Oct 2018. Actualizado a las 19:01 h.

Algemesí está situado en la comarca de la Ribera Alta, a las orillas de los ríos Xùquer y Magre. Con algo más de 28.000 habitantes forma la segunda urbe más poblada de la región, solo superada por Alcira. A unos 30 kilómetros de Valencia, fábrica de sus sueños, nació, se crió y dibujó sus primeros quiebros un diablo llamado Álvaro, de apellido Traver

Un talento precoz y una amistad para siempre

Álvaro destaca desde muy pequeño. «Tenía una potencia y una zancada diferente. Arrancaba y encaraba. Una y otra vez», explican desde Valencia. En las categorías inferiores del fútbol valenciano conoce a uno de sus mejores amigos: Rubén García. El fútbol les hace inseparables. Coinciden, otra vez, en el Plus Xátiva. Después vuelven a juntarse en las inferiores; esta vez ya en el Levante.

Por entonces Álvaro Traver ya exhibía una alta capacidad para acoplarse en distintos puestos del ataque. Alternaba participaciones como segunda punta, en un 4-4-2, con apariciones desde la banda diestra, su preferida, o en el costado izquierdo. José Gómez, entrenador por entonces del filial, lo llama para debutar con el Atlético Levante con tan solo 16 años. Era un niño pero Traver era considerado como una de las grandes esperanzas de Buñol.  Los especialistas consideraban que tenía mucho de todo: regate, potencia, valentía y un notable golpeo en el balón parado.

Una tarde cualquiera en Valencia acude a casa de su amigo Rubén para charlar y ver fútbol. Un gol de Michu en la Premier les da una idea que llevaban tiempo meditando: la posibilidad de compartir celebración. Así daría igual que el fútbol, el deporte que les había unido, separara sus caminos. Rubén, lanzado, se va al primer equipo; Álvaro se consolida como una de las estrellas del filial e incluso llega a ser capitán. Deja atrás lesiones pero el camino se alarga.

Cesión al Logroñés

El Levante no se decide a apostar. En ese momento el club pasa un tiempo de inestabilidad y tanto el primer equipo como el filial descienden. En 2015 el club granota le promete un hueco en el primer equipo pero Muñiz tiene otros planes. Traver se ve obligado a volver a empezar. Parecía que ya había encontrado el camino pero tenía que esperar. En enero, otra vez, se va cedido al Logroñes. «Quizá esa ocasión le terminó por hacer madurar. Fue una experiencia difícil. Llegó a un club con mucha inestabilidad y estaba fuera de casa», explican desde su entorno.

A su regreso el Levante había culminado otro ascenso exprés a Primera. Traver encara uno de los últimos trenes para seguir optando al fútbol profesional. «Tenía muchas propuestas, tanto en el mercado extranjero como en España, pero con la llamada de Miguel Torrecilla y la posibilidad de ir al Sporting B no dudó. Torrecilla llevaba años teniendo al jugador en su radar y ofrecía una posibilidad de promocionar al primer equipo si Álvaro hacía las cosas bien. Sabíamos que el Sporting siempre mira a la cantera», completa un allegado. Pero Traver sabe que Gijón no está precisamente cerca de Valencia. «Álvaro siempre ha sido una persona muy familiar. Cuando se fue pensó en la distancia entre Valencia y Asturias: estaba demasiado lejos. Él siempre ha estado en contacto con los suyos».

Una apuesta por su sueño 

Los más de 800 kilómetros aumentan la distancia física entre Traver y los suyos pero su vínculo emocional es más fuerte. «Siempre que tiene un día libre viaja a Valencia». Con su tío Rafa, su padre futbolístico, sigue analizando al detalle cada partido, cada jugada. En Gijón Traver vive solo. Su adaptación a una ciudad distinta no ha sido fácil pero era parte del peaje por la apuesta de sus sueños. A sus 25 años, Álvaro, encara su penúltimo regate: la confirmación en el profesionalismo. Lo hace como siempre ha hecho: con valentía y descaro, principales credenciales de la firme apuesta que hace pocos meses hizo el club por sus condiciones. 


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