La Voz de Asturias

Los 3 años de luces y sombras del Sporting con Orlegi

Sporting 1905

Dani Souto
Banderas Sporting y Orlegi en Mareo

Aniversario del cambio de propiedad del club

28 Jun 2025. Actualizado a las 23:15 h.

Este 28 de junio se cumplieron 3 años desde que el Real Sporting de Gijón pasó a manos del Grupo Orlegi, con su consecuente comunicado oficial del traspaso de acciones. 3 años de resultados de toda índole en lo deportivo (de bordear el descenso a disputar un Playoff para cerrar este curso en media tabla) y con muchas aristas resaltadas tanto en la gestión económica como deportiva y social del club.

Siguiendo un orden cronológico, la primera decisión de relevancia de Orlegi a su llegada al club fue la ampliación de capital suscrita en su amplia mayoría por el conglomerado mexicano superando los 7 millones de euros de inyección económica. Un movimiento clave derivado del estado de las cuentas de la entidad y las pérdidas contabilizadas del ejercicio anterior. El paso del tiempo, sin embargo, no marcó el mismo grado de ambición en ese sentido.

Desde el club se repitió públicamente la idea de conseguir la sostenibilidad económica del club, pretendiendo alejarse de la dependencia de ampliaciones de capital para cuadrar los números. Así, a pesar del déficit presentado año tras año, el cual, eso sí, cabe reconocer que ha venido reduciéndose con un destacado crecimiento del volumen de ingresos ordinarios, la inyección de capital de Orlegi ha sido muy reducida desde aquella primera ampliación. Un préstamo de 2 millones de euros, ampliable hasta los 5 millones en caso de ser necesario, y una inyección de un millón más en el pasado mes de enero para afrontar el mercado de invierno, fueron las vías con las que Orlegi, con sus propios recursos, añadió dinero al club de forma directa. Aunque se trate de movimientos, al menos el primero de ellos, con retorno.

También han sido recurrentes los traspasos de jugadores importantes para mejorar la salud de las cuentas. Un primer movimiento de esta índole, desde un enfoque puramente económico, fue la venta de Manu García en el verano de 2022. Diferentes fueron los casos posteriores de José Gragera y Pedro Díaz, este último uno de los mayores desastres de gestión que se recuerdan en tiempos modernos en la entidad y que también ha marcado buena parte de la crítica externa de la etapa de Orlegi en el club. Ambos buscaron su salida y el club hizo caja con esta circunstancia.

De forma indirecta, y haciendo valer la situación de multipropiedad de Orlegi, el club también generó ingresos extraordinarios con los traspasos de Uros Djurdjevic y Fran Villalba a los otros clubes del Grupo. Sin embargo, ya desde el plano deportivo, otras apuestas que siguieron el camino inverso marcaron parte de su planificación deportiva con sucesivos fracasos. Más allá del caso de Juan Otero como excepción, la política de firmar jugadores procedentes del fútbol mexicano, especialmente de alguno de sus dos clubes como Santos y Atlas, véase Ignacio Jeraldino -que llegó en propiedad-, Jordan Carrillo o el último caso, Jordy Caicedo, fueron considerados grandes fracasos en Mareo por su rendimiento.

Una apuesta deportiva que tampoco ha seguido una línea del todo continuista desde sus principales apuestas, las del banquillo, arrancando con Pitu Abelardo en el banquillo, el cual ya estaba a su llegada, y posteriormente pasando por nombres como Miguel Ángel Ramírez, Rubén Albés y, en última instancia, Asier Garitano. Un verano de 2025 con muchas reformulaciones internas, reflejo de que los procesos anteriores no terminaron de cuajar.

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Hilado con los casos de jugadores incorporados desde el fútbol del continente americano, también naufragó la apuesta por traer jóvenes talentos desde allí a la estructura de Mareo, empezando por la llegada de golpe de 5 futbolistas desde México tanto al filial como al equipo juvenil. Ninguno ha logrado prosperar, en diversos casos cortando su estancia en Gijón de manera anticipada. Eso sí, también hubo casos de éxito en la captación de talento internacional como es el de Jonathan Varane, incorporado por la dirección de Mareo bajo el aval de Pedro Menéndez, y que supuso la única venta puramente de Orlegi desde su llegada, superando el millón de euros de ingreso por un jugador que en su momento llegó para reforzar el segundo equipo rojiblanco.

Desenlace similar al caso de los mexicanos tuvo la idea ya abandonada de la Academia Internacional en su vertiente de pago con el creado Sporting C como reclamo. Un tercer equipo que, por definición, tiene su sentido en un modelo formativo de adelanto de ciclos, algo cada vez más extendido en los clubes profesionales. Sin embargo, esa propuesta de dar una parte del uso a la nueva Residencia para esta fórmula, que de paso permitía de forma estimada una importante rentabilización de Mareo, fue también un fracaso rotundo. Algo que el club ya descartó al menos en su formato inicial.

Una cantera que también ha sufrido de profundas modificaciones, lo cual no es síntoma de estabilidad y de idea de club definida. De un modelo con Óscar Garro y Pedro Menéndez a otro que se dibuja prácticamente opuesto con Felipe Vega-Arango y Emilio Gutiérrez. Si bien, la más importante de todas es la más visible, con la remodelación integral de las instalaciones de Mareo a partir de los fondos CVC. Una planificación que corrió a cargo de Orlegi y que a nivel de infraestructura, una de sus máximas, permitió al club dar un gran salto adelante muy necesario y demandado desde hace muchos años.

Una infraestructura que también podría haber alterado la idea que hoy tenemos de El Molinón - Enrique Castro 'Quini'. Sin embargo, otra idea más que se acumula en la papelera y que ha sido uno de los ejes del proyecto de Orlegi en Gijón fue el fracasado proyecto mundialista del club. En este sentido, el Grupo mexicano fue quien más puso de su parte para estar en la carrera por ser sede, pero no logró generar esas «sinergias» con las autoridades locales y regionales y las ambiciosas aspiraciones de la nueva propiedad no tardaron en irse por el desagüe en un proyecto que tuvo un excesivo grado de opacidad.

En definitiva, 3 años de muchos planes e iniciativas, varios de los cuales ya han sido descartados, y que hoy dejan al club en una posición más estable en lo económico, pero con las mismas dudas en lo deportivo que en el verano de 2022, además sin la desbordada ilusión de una afición que ha visto apagada su llama a un ritmo de vértigo. Las políticas sociales, desde la reformulación de los precios de los abonos, los «premios» a la fidelidad de los abonados y otras cuestiones como la gestión de la grada visitante, han marcado la agenda de la afición en un sentido negativo, llegando a organizarse al término de la última temporada la primera protesta pública contra la propiedad. Tres años dan para mucho.

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