Woody Allen quiere jubilarse pero sólo en Oviedo

Con 87 años cumplidos, Woody Allen ha presentado su película número 50, Golpe de suerte, de estreno inminente lo que le ha obligado a la parte que menos le gusta de su trabajo, los encuentros y entrevistas con la prensa para la promoción de sus filmes. Entre preguntas sobre si volvería a rodar en Nueva York (de momento no) e incluso sobre el beso de Rubiales a Hermoso (que dijo no conocer el asunto y ante la insistencia en la pregunta dijo que le parecía una cosa inocua), también le preguntaron si estaría pensando en retirarse, y la respuesta es que no pero con una excepción.

«Sólo tengo 87 años, ahora tengo energía para estar aquí, en Barcelona, en Roma o en Nueva York, pero cuando sea mayor me iré a un sitio tranquilo. Oviedo es el lugar perfecto».

No es extraño que lo diga porque la pasión de Woody Allen por la capital asturiana es intensa, tiene una larga existencia y además es plenamente correspondida, la ciudad adora al cineasta.

Cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, el director de cine se quedó encandilado con la urbe, estaba pasmado con que tuviera mil años de existencia y se maravilló de su casco antiguo y su catedral. En un encuentro con el público esa semana dijo «Oviedo es una ciudad maravillosa, como un cuento de hadas. Con príncipe y todo».

La alusión al heredero de la Corona, que hoy es rey Felipe VI, no la pusieron en la placa, pero el resto de las palabras sí, es lo que reza a los pies de la estatua que le levantaron a Allen en el centro de Oviedo y que hoy es una de las paradas imprescindibles para los turistas que visitan la ciudad. Cuando dirigió su película española Vicky Cristina Barcelona (que le dio un Oscar a Penélope Cruz) también eligió los escenarios de la capital asturiana para algunas de las localizaciones.