¿Qué actriz española es la heredera de Penélope Cruz?

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De izquierda a derecha: Úrsula Corberó, Ana de Armas y Ester Expósito
De izquierda a derecha: Úrsula Corberó, Ana de Armas y Ester Expósito

En el firmamento de estrellas de Hollywood queda una vacante: la de la española llamada a conquistar la meca del cine como hizo en el 2000 la gran musa de Almodóvar. Tres candidatas pujan por esta herencia

31 ene 2024 . Actualizado a las 17:23 h.

Si el sueño americano fuera un vestido sería azul klein, palabra de honor y lo firmaría Ralph Lauren. Fue un 26 de marzo del 2000 cuando el mundo ponía los ojos en una joven española que, del brazo de Antonio Banderas, le entregaba el Oscar a mejor película de habla no inglesa a su mentor y gran amigo «¡Peeeedrooooo!». Como quien se cuela en una fiesta y no tiene nada que perder, Penélope Cruz gritó, dio varios saltos y no quiso contener la alegría al formar parte de una película —Todo sobre mi madre— y una escena que pasarían a los anales de la historia del cine. A continuación la cámara enfocó a Meryl Streep, en una suerte de profecía que sugería que esta chica de Alcobendas estaba destinada a formar parte del firmamento de estrellas de Hollywood.

Solo un año después de causar sensación en suelo estadounidense, Penélope Cruz deshizo definitivamente la maleta en Los Ángeles para convertirse en la Sara Montiel del nuevo milenio. En el 2001 estrenó Blow y Vanilla Sky, dos filmes que si bien no agradaron a la crítica, pusieron sobre ella el foco de atención mediático de la prensa especializada en cine —que hablen de ti aunque sea mal—, en moda y, por supuesto, en crónica rosa. De la primera película se llevó varios titulares que la emparejaron con Johnny Depp y, de la segunda, una relación formal de un par de años con una de las celebridades más rutilantes del planeta: Tom Cruise. Los vínculos del actor con la cienciología, sus extravagancias delante de las cámaras y una Penélope que se notaba cómoda dando paseos por Rodeo Drive fueron modulando la imagen que España empezó a tener de quien era su mejor embajadora en el extranjero, y la frase «pues no es tan buena actriz» era casi una declaración obligada en terreno nacional.

Penélope Cruz es hasta la fecha la intérprete española que más logros ha alcanzado fuera de nuestras fronteras. La avalan los premios: un Óscar, un César, un David Donatello y tres goyas; pero también el ramillete de directores de prestigio que la han dirigido, desde fenómenos nacionales como Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar a genios globales del séptimo arte como Woody Allen y Asghar Farhadi.

La carrera de esta actriz va del culmen del mainstreamPiratas del Caribe e incluso un cameo en Sexo en Nueva York— al coqueteo con el cine independiente e intimista, con títulos a sus espaldas como En los márgenes o Mama. Fue precisamente Julio Medem, director de esta última película, quien hizo que Hollywood se fijara en una sevillana igual de pizpireta que Penélope Cruz y que también parecía llamada a arrasar al otro lado del charco: Paz Vega.

Los paralelismos entre estas dos mujeres hicieron que los medios de comunicación se pusieran las botas con titulares de lo más crueles. Las comparaciones eran odiosas, sobre todo porque Vega iba siempre un pasito por detrás de Pe. Llegó más tarde a Almodóvar, más tarde a Estados Unidos e incluso más tarde a uno de esos papeles que encumbran a las actrices en España: la sevillana protagonizó Carmen tras la negativa de Penélope a participar en el proyecto y después de que Pilar López de Ayala consiguiera una ovación unánime por su papel protagonista en Juana la loca.

De aquellos polvos de principios del milenio quedan hoy lodos difusos, y durante años muy pocas actrices se han postulado al título de «la nueva Penélope Cruz». Hoy al menos tres candidatas están llamadas a filas.

Tienen en común que se dieron a conocer en series para adolescentes y que los prejuicios les jugaron malas pasadas. Guapas y sexis, tuvo que llegarles un gran proyecto que callase bocas. Una vez se estableció un consenso sobre las más que decentes dotes interpretativas de Úrsula Corberó, Ana de Armas y Ester Expósito, solo les quedaba echarse de novio un celebrity para desatar el interés de las masas. Eso y ponerse Hollywood por montera.

NOMINACIÓN AL ÓSCAR

La actriz de El internado es la que a priori acumula más papeletas para ser la heredera de Penélope. En Estados Unidos tiene una carrera asentada, su relación con Ben Affleck la midió con la mismísima Jennifer López y gracias a bordar a Marilyn Monroe en Blonde consiguió una nominación al Óscar el pasado año como mejor actriz. Con 35 años, Ana de Armas ha alcanzado el cielo cinematográfico, aunque últimamente está plagado de nubarrones. El 2024 no ha arrancado con la mejor de las noticias para el currículo de una actriz. Esta cubano-española acaba de ser nominada al Razzie —la némesis de los Óscar, los galardones que celebran el peor cine del año— como peor actriz por su interpretación en Ghosting.

A Úrsula Corberó le costó hacerse valer y parte de la culpa la tiene Física o química. Los millennials crecieron viviendo aventuras similares a las que sufría la intensísima Ruth en esta serie de Antena 3, y hasta que a la catalana le llegó el papel de Tokio en La casa de papel pocos se la tomaban en serio como actriz. La venganza se sirvió fría y tarareando el Bella Ciao, pero no le dijo «sujétame el cubata» a quienes la veían solo como una chica mona hasta que se transformó en Rosa Peral, la asesina condenada por el crimen de la Guardia Urbana, en la serie El cuerpo en llamas. Con una relación más que consolidada con el también actor Chino Darín —lo que la convierte en nuera de Ricardo Darín—, ha conseguido que los titulares se centren en su trabajo: la promoción del filme Lift: un robo de primera clase ha dejado momentos desternillantes que se han vuelto virales en las redes sociales, como ocurrió el pasado noviembre cuando recibió un premio Ondas. «Me lo dedico a mí misma por ser tan maja», dijo encantada.

LA REINA DE INSTAGRAM

Ester Expósito nació el mismo año que Penélope Cruz leía los guiones de sus primeras películas rodadas en inglés. Con 23 años lo ha conseguido casi todo, en buena medida, gracias a una globalización inexistente hace décadas. Su trabajo en Élite la lanzó a la fama tanto en España como en Latinoamérica, y durante dos años fue la española con más seguidores en Instagram. Por si esto fuera poco, visionarios como Los Javis le dieron una oportunidad en Veneno mientras Manolo Caro —el director de La casa de las flores— la incluía en el elenco del thriller Alguien tiene que morir. Las mejores firmas de moda se la rifan, mientras ella define los derroteros de su carrera, que de momento miran a México. La rumorología la persigue y los mentideros dicen que es la nueva pareja de Miguel Bernardeau, su excompañero en Élite y expareja de Aitana. Dios los hace famosos y ellos se juntan.