La comunidad internacional intenta frenar un ataque de Irán contra Israel

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant (en el centro), junto al general estadounidense Michael «Erik» Kurilla (izquierda), en la base aérea de Hatzor.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant (en el centro), junto al general estadounidense Michael «Erik» Kurilla (izquierda), en la base aérea de Hatzor. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

La Casa Blanca insiste en que la amenaza es «muy creíble, viable e inminente»

12 abr 2024 . Actualizado a las 22:03 h.

Israel está en alerta máxima ante la inminente venganza de Irán. La comunidad internacional se mantiene en guardia, mientras el eco de las palabras de Alí Jamenéi, líder supremo de la República Islámica, todavía se escucha. «Habrá castigo», sentenció, diez días después del ataque israelí contra el consulado de Teherán en Damasco, que mató a siete miembros de la Guardia Revolucionaria. Queda por ver cuándo y cómo llegará ese castigo.

La Casa Blanca insiste en que la amenaza iraní es «muy creíble, viable e inminente» y hace todo lo posible para contrarrestarla. El jefe del comando central estadounidense, Michael Kurilla, sigue planificando en Israel una respuesta al hipotético ataque, y Antony Blinken, secretario de Estado, telefoneó a sus homólogos turco, chino y saudí para pedirles que usen su influencia e insten a Irán a no agravar la situación en Oriente Medio. Alemania, el Reino Unido, Italia y Australia también llaman a la contención, pero para el régimen iraní —que suele responder a cualquier agresión foránea— la situación es mucho más sencilla: no pretende escalar tensiones, simplemente cree en el derecho a la legítima defensa. Es decir, el ojo por ojo.

Y ante ese ataque que muchos auguran inevitable, lo único que queda es intentar reducir el impacto. Francia, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Polonia, Australia, la India y el Reino Unido recomiendan a sus ciudadanos que no viajen a Oriente Medio, y Alemania y Austria han interrumpido directamente los vuelos a la región. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés aconsejó el regreso de las familias de los diplomáticos destinados en Teherán y prohibió a los agentes públicos del país realizar visitas oficiales a la zona.

Casi 34.000 muertos

Aunque el foco mediático se ha apartado ligeramente de la Franja de Gaza, allí el número de muertos se acerca a 34.000. Israel extiende sus ataques por tierra y aire contra los campamentos de Nuiserat, en el centro del enclave, y Yabalia, más al norte. Precisamente en Yabalia las tropas consiguieron matar el viernes a Ridwan Mohamed Abdalá Ridwan, identificado por fuentes palestinas como el director del centro de policía de la ciudad. Tel Aviv lo responsabilizó de dirigir a grupos de milicianos de Hamás para «tomar el control de los camiones de ayuda humanitaria».

La contraoferta del movimiento islamista para una tregua todavía no llega, aunque Ismail Haniya, su líder, asegura que no pretende interrumpir las negociaciones. Al mismo tiempo, el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los territorios palestinos, Rik Peeperkorn, aseguró haber visto personalmente un nivel de destrucción «que va más allá de lo imaginable» en Jan Yunis. Hace tres días participó en una misión humanitaria para determinar el estado de los hospitales de Al Naser, Al Amal y Al Kair, en la ciudad sureña, y del de Al Shifa, más al norte. Las cuatro instalaciones han quedado totalmente fuera de funcionamiento, dijo Peeperkorn, sin posibilidad de suministro de oxígeno, agua o electricidad. Los patios interiores están llenos de cadáveres enterrados, y en los pasillos yacen otros tantos abandonados, algunos cubiertos por plásticos y otros no.

Y mientras la venganza de Irán sigue haciéndose esperar, la milicia libanesa Hezbolá volvió el viernes a pasar a la acción. Lanzó al menos 40 misiles desde su territorio hacia el norte de Israel, en represalia por varios ataques israelíes previos contra el sur del Líbano.