La posibilidad de cobrar en las zonas de bajas emisiones realza la brecha de renta de la transición ecológica

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

El Ejecutivo abre la puerta a que los ayuntamientos cobre en un peaje en las ciudades, pero las ventas de coches eléctricos en Asturias siguen siendo minoría y con un parque muy envejecido

19 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

No es ninguna obligación, sólo es una posibilidad que se abre a los consistorios. Así insistía el ministro de Transporte, Óscar Puente, al explicar la aprobación de la norma que permitirá a los ayuntamientos poder cobrar a los usuarios por entrar con el coche en zonas de bajas emisiones (ZBE), habitualmente el centro de las ciudad. Puente aseguró que son peajes «opcionales» a los que la ley «no obliga, solo habilita», es decir, da cobertura legal para que se pueda llevar a cabo si algún ayuntamiento quiere hacerlo.

Con todo, la mera posibilidad ya ha agitado el debate, las ZBE son objetivo marcado por los gobiernos se signo conservador que llegaron a los gobiernos locales el pasado mes de mayo, como por ejemplo en Gijón, dando marcha atrás en varias medidas para limitar la circulación. Con mucha más sordina, Oviedo tiene previsto lanzar sus propuestas este 2024. Ninguno de estos gobiernos (además de Oviedo y Gijón las zonas deben implantarse en Avilés y Siero, en los municipios con más de 50.000 habitantes), ha anunciado ninguna intención de cobrar por el acceso pero todas las medidas ahondan en una brecha económica que genera malestar entre la población en el desarrollo de toda la transición energética: las alternativas son más accesibles para las rentas altas mientras que las bajas ya empiezan a toparse con las primeras limitaciones. El Principado es además un territorio más intensamente marcado que otros por la pérdida de empleo en esa transición -al cerrar, por ejemplo, las centrales térmicas- y ni mucho menos las compañías propietarias han concretado debidamente alternativas en las comarcas que padecen la clausura de estas plantas.

El coche es más que un mero vehículo, es un artefacto de una civilización y una manera de entender la sociedad que marcó el final del siglo pasado, el coche es sinónimo de emancipación, de libertad de movimiento. Fuera de los núcleos urbanos, en la escarpada orografía asturiana de población rural dispersa, el coche es fundamental. Y es por estas razones por las limitaciones de circulación se encuentran con incomprensión si no hay una alternativa plenamente funcional y puede convertirse en un ariete político capaz de alterar mayorías en las elecciones.

Los datos de los coches eléctricos en Asturias ponen de relieve esa brecha de renta. En el balance de finales del año pasado se constató que la venta de los coches eléctricos e híbridos enchufables duplicó en Asturias en 2023, pero sigue siendo una opción muy minoriaria. El pasado ejercicio se vendieron unos 12.000 vehículos en la comunidad, pero de ellos apenas 1.200 fueron eléctricos. Este tipo de modelos representa un 10% de mercado automovilístico asturiano, en el que los favoritos entre los consumidores siguen siendo los gasolina o diésel. La Encuesta de Características Esenciales de la Población y las Viviendas del Instituto Nacional de Estadística (INE) relaciona la compra de vehículos eléctricos con el poder adquisitivo de las familias; pues bien, el estudio recoge que tan solo el 1,1% de los hogares asturianos que ingresan entre 500 y 1.000 euros al mes posee un vehículo de estas características. Un porcentaje que aumenta hasta el 6,7% en el caso de aquellas familias que ingresan entre 5.000 y 7.500 euros al mes.

Un coche sigue siendo un producto caro y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios arrastrada en las últimas décadas se ha incrementado más con la subida de la inflación más reciente. El parque de Asturias está anticuado, serían mucho los vehículos que tendrían problemas para pasar en las ZBE. La edad media de los coches en el Principado es de 14,6 años, un año más viejos que la media del país. Alrededor del 50% tienen más de 10 años.

Existen ayudas públicas para adquirir un coche eléctrico y a medio plazo se amortiza el consumo de combustible, pero sigue siendo un problema para muchos bolsillos respecto a los vehículos de gasolina o diésel, las diferencias de precios oscilan entre 5.000 y más de 18.000 euros más caros en el caso de los eléctricos.

¿Cómo son las ZBE en los principales núcleos urbanos del centro de Asturias? En Oviedo el gobierno local tiene previsto que su primera zona de bajas emisiones entre en funcionamiento en junio de 2024 y que abarque un perímetro en el entorno del campo de San Francisco y el Antiguo. En Gijón, la coalición conservadora que llegó al gobierno local de la mano de Foro, PP y Vox (aunque se rompió después con este tercer actor) lo hizo en buena medida con una mediática campaña contra las restricciones de la anterior alcaldía. El nuevo gobierno de Moriyón decidió no recurrir el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) que anulaba la ordenanza de Movilidad por la insuficiencia de sus informes económicos y, con ello, volvió a estar en vigor la antigua norma de 2002, pudiendo aparcar de nuevo los vehículos sin distintivo ambiental en la zona ORA. Otro logro en favor del coche particular, en un momento en el que las ciudades tratan de afianzar esa movilidad sostenible recuperando por ejemplo espacios para los peatones, fue devolver a su estado original el tráfico rodado en el Muro de San Lorenzo.