UN PROYECTO DE ALIMERKA

Los niños menores de un año son más propensos a padecer deshidratación y golpes de calor. Hoy te enseñamos algunos trucos para evitar estas situaciones junto a algunas precauciones a tener en cuenta. ¡Toma nota!

Con la llegada del verano los termómetros empiezan a subir, por lo que puede ser una temporada desafiante para los bebés, ya que estos son más susceptibles al calor y tienen una mayor dificultad para regular su temperatura corporal. Mantener a nuestro bebé fresco y cómodo durante los días calurosos es crucial para su bienestar.

Hidratación adecuada

La hidratación es algo fundamental para mantener a un bebé en condiciones óptimas. Si el niño es menor de seis meses y aún no toma sólidos, la leche materna o la fórmula serán suficiente para mantenerlo hidratado. Sin embargo, si tiene más de medio año puedes ofrecerle agua fresca y embotellada en pequeñas cantidades varias veces al día, especialmente si se va a exponer al calor durante períodos prolongados. Además, a partir de esta edad, el pediatra ya aconsejará iniciar la alimentación complementaria con frutas y verduras, las cuales aportarán agua y nutrientes.

Ropa ligera y transpirable

A la hora de vestir a un bebé en verano debemos tener en cuenta que su sensación de calor no es la misma a la de un adulto, al no tener desarrollado su sistema de regulación de la temperatura no podrán aislarse bien de la temperatura exterior.

Optaremos por prendas ligeras y holgadas, hechas con materiales transpirables como el algodón o el lino. Por lo que debemos de evitar telas sintéticas o que sean demasiado ajustadas, ya que pueden dificultar la evaporación del sudor y aumentar la incomodidad.

Mantén un ambiente fresco

Procuraremos que el ambiente donde se encuentre en bebé esté fresco y ventilado. Sobre todo a la hora de dormir, ya que las altas temperaturas causan irritabilidad y dificultad para conciliar el sueño en niños y mayores.

Nos ayudaremos con ventiladores, aire acondicionado o simplemente abriendo las ventanas para que circule el aire. Pero tenemos que evitar siempre las corrientes directas que puedan llegar directamente al bebé, ya que esto puede hacer que se enferme o enfríe.

Baños refrescantes

Los baños son una excelente manera para refrescarlos durante el verano. Un baño tibio puede ayudar a bajar la temperatura corporal, pero asegúrate de que la temperatura del agua sea adecuada, evitando que esté demasiado caliente o demasiado fría.

Precauciones importantes

  • Evita la exposición directa al sol, sobre todo entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde.
  • Nunca dejes a tu bebé solo en un coche, la temperatura del vehículo puede aumentar rápidamente y provocar un golpe de calor.
  • Cuando salgáis al aire libre será vital protegerlo del sol, aplica protección solar 30 minutos antes de la exposición y vuelve a echarla cada dos o tres horas como máximo.
  • Además de la piel, los ojos también están expuestos al sol, por lo que será recomendable ponerle gafas de sol diseñadas específicamente para los más pequeños.
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