«Mucho más que montar a caballo»: la equinoterapia impulsa el desarrollo de las personas con diversidad funcional en Gijón
Gijón
La Escuela de Terapias Ecuestres de Gijón y la Fundación Kocina renuevan sus cinco becas y esperan ampliar las ayudas el próximo año
09 Dec 2025. Actualizado a las 05:00 h.
La terapia con caballos va mucho más allá de las clases de equitación. Desde hace casi quince años, Ketty Vives y su marido, Jesús Pesquera, desarrollan en Las Mestas de Gijón su propio proyecto de equinoterapia para personas con diversidad funcional: la Escuela de Terapias Ecuestres de Gijón. Aunque todo se remonta al año 2000, cuando Ketty comenzó a adentrarse en el mundo de la equitación, aunque su amor por los caballos, asegura, le viene desde niña.
«En aquel entonces empecé a montar; acudía a un montón de escuelas de salto y de doma. Me empecé a plantear crear un proyecto en el que se utilizara la equinoterapia con niños con necesidades especiales». Tras madurar su idea, Ketty presentó su propuesta al Ayuntamiento de Oviedo y comenzó así a colaborar con el Centro Ecuestre del Asturcón.
En 2005, Ketty y Jesús, actual presidente de la asociación, decidieron expandir su proyecto más allá de la capital asturiana. «Nos dimos cuenta de que en Gijón no había nada de este estilo». Se trasladaron así al Club Hípico Meres, y posteriormente al Chas. Pero, tras muchas negociaciones, recuerda Ketty, en 2011 «conseguimos llegar a un acuerdo con el patronato deportivo». Nacía así la Escuela de Terapias Ecuestres de Gijón. Desde entonces, Ketty y Jesús llevan a cabo la equinoterapia en el Complejo Deportivo Las Mestas. Pero no están solos, Paula, Sara y Raquel, tres jóvenes expertas en pedagogía y magisterio, trabajan junto al matrimonio para hacer posible las terapias.
«Las terapias son mucho más que montar a caballo»
Este proyecto de equinoterapia con caballos cuenta con alumnos de entre 2 y 65 años. En cuanto a los animales, Ketty y su equipo trabajan actualmente con seis caballos y una mula de diferentes tamaños. Para Vives, estas terapias, asegura, «son mucho más que montar a caballo». El trabajo que realizan sus alumnos con los caballos permite desarrollar una parte «psicológica y cognitiva que les mejora la autoestima, el control de las emociones y la confianza».
Durante las sesiones, se trabajan además áreas como la comunicación, el lenguaje o las relaciones interpersonales. No queda de lado tampoco la psicomotricidad: «Antes de sus clases, llegan y cepillan a sus caballos; todo ello les ayuda a mejorar su relación tanto con el caballo, como con su monitor. Incluso, en ocasiones, intentamos que unos alumnos se ayuden a otros».
Durante las clases, los alumnos de la Escuela de Terapias Ecuestres, además de aprender equitación, desarrollan otros tipos de actividades, por ejemplo, «jugamos a las dianas, tenemos juegos de matemáticas, de lenguaje, de colores, y de otros tipos que son muy enriquecedores».
Si algo caracteriza a este proyecto es que las clases se adaptan a cada uno de sus alumnos. «Realizamos un programa específico para cada uno; se les asigna un caballo y nos enfocamos en los aspectos que sean necesarios trabajar». Además, este proyecto de equinoterapia permite la participación de los hermanos de los alumnos. «Es muy bonito porque muchas veces estos niños van al logopeda, al médico o al hospital y sus hermanos no están. Ellos nos ayudan a entenderlos o saber que necesitan, a adaptarnos a sus necesidades y a poder seguir avanzando con ellos».
Escuela de Terapias Ecuestres y la Fundación Eduardo Kocina
En 2022 nació la Fundación Eduardo Kocina con el objetivo de contribuir desde una «perspectiva innovadora, ética y profundamente humana, al bienestar de las personas en situación de vulnerabilidad». Por ello, desde su creación la fundación decidió colaborar mano a mano con el proyecto de la Escuela de Terapias Ecuestres de Gijón.
La Fundación Kocina aporta cinco becas que permiten a los alumnos más vulnerables acceder a las terapias de Ketty y Jesús. «Estas becas dan la posibilidad a algunos alumnos con bajos recursos, que no tienen familias o que se encuentran en residencias o los CAI — Centro de Apoyo a la Integración—, donde tienen muy poca actividad, a acceder a nuestras terapias», explica Ketty. Ahora la fundación renueva un año más sus cinco becas vigente y espera, a partir de 2026, poder dar la oportunidad a dos o tres alumnos más de formar parte del proyecto.