El barcelonés de 29 años que quiere conquistar Oviedo con sus bocadillos gourmet: «Es un concepto único»
La Voz de Oviedo
Con el objeto de aportar algo nuevo a la oferta gastronómica de la capital asturiana, Elías Singer abrirá esta misma tarde una bocatería en pleno centro de la ciudad. Unos emparedados que no dejarán indiferente a nadie y que están basados en la alta cocina
06 Apr 2024. Actualizado a las 10:52 h.
En un pequeño viaje exprés a la costa llanisca para poder reencontrarse con un amigo que hacía ya tiempo que no veía, Elías Singer cayó rendido a los encantos de nuestra región. Este barcelonés de 29 años se quedó prendido de los paisajes, la cultura y la forma de ser de los asturianos hasta el punto de querer pasar el resto de sus días en Asturias. Lejos de que formase parte de uno sus sueños, lo hizo realidad. Se afincó en Oviedo y por si fuera poco el reto de vivir en una nueva ciudad, decidió además emprender para así seguir creciendo profesionalmente como cocinero. «Lo hago no solo para ganar dinero, sino también porque me importa hacer feliz a la gente», confiesa el catalán, quien, asegura, no tiene miedo a cambiar el rumbo de su vida si ve que algo «va a ser bueno».
La cocina nunca había sido lo suyo, pero al estudiar el grado en Dirección Hotelera empezó a sentirse atraído por este arte. «Teníamos clases en restaurantes, donde había semanas que tenía que probar y valorar la comida que hacían los compañeros y otras me tocaba a mí hacer los platos», cuenta. Poco a poco se empezó a aficionar. Para perfeccionar la técnica y conocer todos los secretos culinarios se formó en la Escuela de Hostelería de Marbella. Se convirtió en chef privado. Iba de casa en casa cocinando para todo aquel que reclamaba sus servicios, hasta que una vez afincado en Oviedo apostó por tener su propia bocatería. Un negocio que esta misma tarde abrirá sus puertas y que completará la oferta gastronómica de la ciudad. «Es un concepto único», confiesa.
«Hice un estudio de mercado y me di cuenta de que en la ciudad solo había un par de ellas que funcionaban exclusivamente por la noche», asegura. Al ver una oportunidad de negocio y «el potencial» que este tenía se puso mano a la obra. Empezó por buscar un local y tras semanas pateando las calles de Oviedo encontró en el bajo número 8 de la calle Jesús —a escasos pasos del Ayuntamiento— el lugar «perfecto» para elaborar unos emparedados premium con los que pretende no dejar indiferente a nadie. Le dio un buen lavado de cara y lo bautizó con el nombre de Mamacusha. «Mi hermano y yo estamos siempre con la broma de "Mama, escucha" —dice con acento andaluz— y me parecía un nombre muy rompedor y que va mucho con mi personalidad», explica.
Los bocadillos de Mamacusha no tienen «nada que ver» con los emparedados que por lo general se preparan con «cualquier cosa» para quitarle el hambre a alguien rápidamente. Elaborados con «mucho mimo y cariño», están inspirados en la alta cocina. «Durante una temporada estuve trabajando en Marbella en el restaurante estrella Michelín de Dani García y allí aprendí muchas cosas. Todo eso quiero ahora plasmarlo en estas elaboraciones», confiesa Elías Singer.
Una reducida carta, pero con la mejor relación calidad-precio
La oferta gastronómica de esta bocatería no es muy extensa, pero las combinaciones no pueden ser más originales e innovadoras. Cuenta con un total de cinco bocadillos gourmet cuyos ingredientes «de la más alta calidad» provocan una auténtica explosión de sabores en boca. «Están colocados de tal manera que cuando muerdes unos sabores los aprecias en el paladar y otros en la parte inferior», asegura el catalán. «Es como dar el bocado perfecto», manifiesta.
Elaborados a partir de pan de cristal aireado, es decir, «no tienen mucha miga para así no restar sabor a los ingredientes que lleva», los diferentes bocadillos que se preparan en Mamacusha se basan además en la gastronomía internacional. Uno de ellos lleva pastrami, un producto elaborado con carne roja que triunfa en Estados Unidos. Acompañado de queso gouda flambeado, rúcula y pepinillos, se sirve sobre una base de mostaza y miel.
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Otro de los combinados lleva sobrasada como ingrediente estrella. «Esta va flambeada para potenciar así su sabor», detalla el chef, quien completa este bocadillo inspirado en la gastronomía de las Islas Baleares con queso de cabra, rúcula y miel. El que lleva por nombre Un gusto verde hace un guiño al país de la bota. Elaborado con pesto de Génova, tomate fresco, mozzarella, rúcula y lascas de parmesano, es ideal para quienes prescinda de carne en su alimentación.
Para los amantes del pistacho, Elías Singer tiene el bocadillo perfecto. Cuenta con un combinado que lleva este fruto seco en dos de sus versiones: en crema y picado, dándole así un toque dulce al queso crema elaborado a partir de la burrata y de la mortadela. Y para otorgarle un toque extravagante al clásico bocadillo de jamón y queso, ambos ingredientes están ahumados y ceden parte de su protagonismo a la rúcula y a una exquisita salsa de trufa.
Estos bocadillos gourmet son ideales para llenar el estómago mientras uno disfruta de una tarde en el parque o si, por ejemplo, ahora que llega el buen tiempo, se pasa uno el día en la playa. También son perfectos para recargar las pilas en el trabajo. Tienen además la ventaja de que se pueden comer «a la temperatura que uno quiere». «Si cuando alguien viene a comprarlos quiere que estén calientes, pues les damos un toque de calor en nuestro horno o si lo prefiere a temperatura ambiente, perfecto. También es posible comerlos fríos, ya que no pierden el sabor», señala el cocinero catalán.
Son además aptos «para todos las edades» y también para todos los bolsillos, puesto que el coste del emparedado ronda los siete euros. «El precio está puesto de tal manera que si alguien viene puede llevarse un bocadillo y un refresco pueda comer por menos de diez euros», resalta Elías, quien mantendrá abiertas las puertas de esta bocatería durante «todo el día» para alegrar el paladar de quienes se dejen caer por ahí.
Un servicio de «take away»
Por el momento, estos bocadillos solo se pueden comprar para llevar. «No tengo licencia para poner mesas y sillas», cuenta. Pero no descarta en un futuro venderlos también a través de delivery o recibir encargos. Planea además, si todo va bien, aumentar la oferta e incorporar algún que otro postre para endulzar a los comensales. «Por ahora no quiero arriesgarme, sino amoldarme a los clientes, a sus horarios y sus gustos, porque lo que quiero es que queden satisfechos con la experiencia y vuelvan una y otra vez», confiesa antes de señalar que su mayor sueño sería tener una casa con jardín en Llanes y poder cocinar para todo aquel que quiera probar sus platos. «Es lo que más ilusión me haría», clama.