«Volver a casa»

El Sporting se ha convertido en un club cercano, de los que crean listas de canciones en Spotify y graban videos motivacionales antes de los partidos. El cambio en redes sociales es tan grande que ya no solo no bloquean a los usuarios más críticos sino que ahora contestan amablemente a todas las peticiones. El Sporting ha comprendido que a la gente hay que cuidarla si quieres continúe a tu lado.

Hablamos de gente e inevitablemente hay que hablar de regresos y de continuidades, porque el público volvió a las gradas de El Molinón a tiempo para celebrar un gol más de Uros Djurdjevic, que contra todo pronóstico hoy continúa siendo jugador del Sporting. Con Uros todos hemos sido injustos en algún momento. Perdimos la fe y él nos la devolvió la temporada pasada anotando veintidós goles y sosteniendo al equipo en playoff durante varias jornadas cuando las piernas ya no daban para más.

Pero incluso en el mejor momento desde su llegada a Gijón aceptamos que el club necesitaba hacer caja, aceptamos que por algo más de seis millones le ponemos un lacito en la cabeza (esa cabeza que nos dio la victoria contra el Burgos) y lo enviamos a donde haga falta, aceptamos entonces que no es una pieza insustituible.

Es difícil predecir qué ocurrirá durante los próximos días y si el mercado de fichajes restará todo valor a estas líneas. De momento empieza a florecer la ilusión. Ilusión por volver a El Molinón e ilusión porque el Sporting y su director deportivo parecen tener las cosas claras. La receta para enganchar a la gente era muy sencilla: cuidar a los nuestros y valorar lo que tenemos en casa.

Hemos vuelto al templo. Ahora nos queda lo más difícil, permanecer.

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