La cancelación de trenes reabre el debate sobre si Asturias debería asumir las competencias de Cercanías

L.O.

ASTURIAS

F. Sotomonte

La falta de maquinistas y la perspectiva de una jubilación masiva en diciembre amenaza el sistema en la comunidad

13 sep 2023 . Actualizado a las 08:30 h.

La autopista Y recibe su nombre por el dibujo del trazo de la comunicación entre Oviedo, Gijón y Avilés. Es la principal arteria de tráfico por carretera en la zona donde se concentra casi el 80% de población de la comunidad. La autopista Y lleva meses, muchos meses, en obras para la ampliación de un tercer carril en buena parte de su recorrido y este semana se anunció que se cortaría la circulación -en una de las áreas con mayor movimiento- para completar los trabajos. Y hasta aquí todo normal, dentro de la normalidad asturiana de prolongar y prolongar las obras durante períodos inabarcables sucesivos. Lo peculiar en esta ocasión es que mientras se cerraba esta vía se producían a la vez cancelaciones, y no menores, de líneas de tren, alrededor de una veintena de trayectos de Cercanías, sobre todo de la capital a Avilés y hacia la cuenca del Nalón, se quedaron sin servicio.

La explicación está en la gestión de personal. Desde la Gran Recesión, se produjo una contracción muy severa de las contrataciones de maquinistas. Y a pesar de que en la última legislatura se han llevado a cabo incorporaciones muy elevadas, de hasta centenares de personas, para los puestos todavía resultan insuficientes para suplir un encadenamiento de bajas, o de descansos. Y con un problema aún mayor a medio plazo. El próximo mes de diciembre se va a producir la jubilación de un importante bloque de maquinistas, los que se entraron a trabajar en los años 80, y que no se ha podido cubrir todavía.

Renfe (que en Asturias absorbió hace tiempo a Feve) gestiona tres grandes ramas: la alta velocidad, transporte de mercancías y la Cercanías, que además son un servicio público. La entrada de nuevo personal se hace para cualquiera de esas tres ramas y donde Renfe ha apostado por competir es sobre todo en alta velocidad y mercancías. El transporte público ha quedado más relegado y además lo ha sido más aún en Asturias. La comunidad ha tenido que pelear por cubrir puestos de forma muy dura respecto a otros territorios en los últimos años y el déficit de personal amenaza con cronificarse de cara a la próxima década.

De este modo la semana empezó así: Ni trenes ni carretera; ambos ámbitos dependientes del Ministerio de Transportes quedaron suspendidos (por diferentes motivos, por obras en un caso, por falta de maquinistas en el otro) revelando una descoordinación asombrosa por parte de la Administración central que hizo despertar de nuevo el debate sobre si el Principado debería plantearse asumir la gestión de los trenes de Cercanías.

Lo hizo directamente, como ya hiciera en el pasado, el diputado y secretario general de Foro Asturias, Adrián Pumares, que ya en la noche del lunes  reclamó al Principado que «plante cara al Ejecutivo Central y negocie las competencias en materia de Cercanías para mejorar el servicio ante las continuas cancelaciones de los trenes en Asturias» exigiendo iniciar «un proceso negociador, donde el Ministerio de Transportes debe aportar una parte de la financiación para su actualización y explotación». Pero también lo hizo el exdirigente de Ciudadanos (una formación de corte muy centralista), Ignacio Prendes, que en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter afirmó: «Tomadura de pelo es poco. Desprecio absoluto + impotencia autonómica = traspaso de rodalíes RENFE ya. ¡Igual así lo entienden!». 

Las críticas a la actuación del ministerio se sucedieron a lo largo de la jornada, de nuevo con líneas canceladas por falta de maquinistas y que, según citó la TPA, Renfe se defendió señalando que «suponen solo el 5% de las operaciones diarias y en los que ha habilitado un servicio de transporte alternativo por carretera». Pero los problemas vienen de largo en lo que atañe a la gestión ferroviaria de Asturias desde la Administración Central. Al decimoséptimo retraso en la apertura de la Variante de Pajares (que debía haber abierto en mayo y no lo hará hasta el próximo noviembre) se unió la crisis del diseño erróneo de trenes de cercanías que retrasó la entrega hasta el año 2026.

La chanzas acompañaron aquella crisis con bromas sobre 'trenes que no caben en los túneles', pero lo cierto es que nunca se llegó a fabricar ningún vehículo con dimensiones equivocadas. El error se advirtió en una fase previa y lo que provocó (además de una exigencia de cabezas se se saldó con la renuncia o cese del presidente de Renfe Isaías Taboas y la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera) fue un compromiso de ampliar al menos el número de trenes que recibirá Asturias (de los 10 previstos inicialmente a 17, la práctica renovación de la flota) y mantener las bonificaciones para viajes gratuitos hasta que se entreguen, al menos hasta el año 2026.

Pero esa pequeña crisis dejó al descubierto un agudo contraste con la situación del País Vasco, que tiene las competencias sobre las Cercanías desde casi los inicios del recorrido autonómico. El gobierno vasco encargó a la misma empresa fabricante unos trenes para su red después que Asturias pero los recibirá antes porque las medidas y diseño no tenían ningún error, se valoraron en el País Vasco para el País Vasco, mientras que para Asturias se diseñan y se encargan desde Madrid sin, al parecer, un contraste efectivo con la realidad. De forma paralela y abundando en esta desidia hacia la periferia, en su primer planteamiento (luego corregido ante la oleada de indignación) llegaron a proponer cortar la línea de Cercanías los fines de semana para la obras de adaptación a la alta velocidad.

¿Podría asumir Asturias la gestión de Cercanías? Legalmente nada lo impide, pero el presidente asturiano, Adrián Barbón, ha esgrimido un argumento de peso para entrar en esa posibilidad. El coste de la gestión de los trenes, de su personal, sería monumental y a menos que que se hubiera negociado un traspaso de competencias con una inversión multimillonaria y garantizada desde el Estado terminaría siendo un lastre muy grave para las arcas de la comunidad. «No soy contrario ni mucho menos a asumir nuevas competencias siempre que vengan con dinero debajo del brazo suficiente. En ocasiones hemos hecho transferencias sin tener en cuenta evoluciones demográficas y luego pasa lo que pasa, que lo vemos difícil», dijo Barbón el pasado mes de febrero.

Las reacciones políticas

El propio Barbón consideró «inaceptable» la situación provocada a comienzos de esta semana, señalando además su extrañeza por los cortes de la Y a la par que se iniciaba el curso escolar. Pero en el ámbito político se sucedieron más críticas.

El secretario general del PP de Asturias y diputado autonómico, Álvaro Queipo, reprochó que «la parálisis y desidia» a su juicio de Barbón, y que «están dejando que el Gobierno de Sánchez desprecie a Asturias» ante «el caos y el calvario sufrido por los ciudadanos» por la decisión del Ejecutivo central "de cerrar la autopista 'Y' por obras y, a la vez, suspender decenas de enlaces por tren en el centro de la región.

Según recogió Europa Press, la diputada de Podemos, Covadonga Tomé exigió «la contratación de más personal, el diseño de nuevos horarios y la mejora de las infraestructuras es una demanda que continuaremos trasladando al ejecutivo. Es inadmisible que continúe el deterioro de este servicio, en favor del transporte público por carretera o directamente obligando a acudir al transporte privado y dejando a las personas sin alternativas de movilidad sostenibles».

Por su parte, el secretario general de CCOO de Asturias, José Manuel Zapico, reclamó que el secretario de Estado de Transportes venga a Asturias «y ponga sobre la mesa un plan de choque en cuestión de días».

A través de nota de prensa, Zapico ha afirmado que el ferrocarril vive una «acumulación de incidencias» lo que a su juicio supone «una falta de respeto a la región». En ese sentido, ha indicado que «el fiasco en las infraestructuras que estamos viviendo estos días en Asturias no se puede repetir».