Jimmy: «En los momentos malos no perdí la calma y confié en mí»

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Jimmy Suárez, en El Requexón
Jimmy Suárez, en El Requexón Real Oviedo

La Voz de Asturias entrevista al mediocentro ovetense, uno de los capitanes del Real Oviedo tras seis temporadas en el primer equipo y titular en el último triunfo ante el Racing de Ferrol

26 ene 2024 . Actualizado a las 19:40 h.

Jugador del primer equipo del Real Oviedo -suma 132 partidos con la camiseta azul- desde que debutase en marzo de 2019 a las órdenes de Juan Antonio Anquela, Jimmy Suárez (Oviedo, 1996) lleva tres temporadas siendo uno de los capitanes del club de su vida. Y eso es algo muy relevante. Después de unos meses muy complicados, ahora vive un gran momento personal -su primera hija nació en diciembre- y futbolístico. Titular en el centro del campo de Luis Carrión en las últimas jornadas, se sienta con LA VOZ DE ASTURIAS para charlar de todo. 

—En marzo se cumplirán cinco años de su debut con el primer equipo. ¿Ha pasado todo muy rápido?

—La verdad es que sí, eh. Mira que luego cada temporada es un mundo y muchas veces se pueden hacer largas, pero cinco años… Es mucho tiempo.

—¿Qué recuerda de aquel Jimmy?

—Todo ha cambiado mucho. Y yo también, claro. De aquella piensas que sabes muchas cosas, de la vida y del fútbol, y realmente no sabía nada. Valoro mucho el camino que he llevado.

—Ahora incluso ya es papá…

—Es lo mejor que me ha pasado en la vida, sin duda alguna. De momento lo estoy llevando fenomenal, y creo que me ha venido muy bien a todos los niveles. Ahora estoy ajetreado todo el día, para adelante y para atrás, pero de momento está siendo una maravilla. Y encima nos está dejando dormir, que siga así [risas].

—¿El formar una familia le hace ver de forma diferente su trabajo como futbolista?

—Ha cambiado, ha cambiado… Cuando llego al primer equipo desde el filial todavía veía al fútbol como un ‘hobby’, aunque ya tuviese un sueldo y pudiese vivir de ello. Con el paso de los años, y más intentando construir una familia, todo cobra otra dimensión. Hay días complicados, eso sí lo noto, antes todos los entrenamientos eran una fiesta y el día ya merecía la pena. Saber convivir con momentos buenos y no tan buenos también es parte de este aprendizaje.

—Es como pasar de un grupo o categoría del vestuario a otro.

—Esta semana mi pareja y yo salimos a comer fuera por primera vez desde que nació mi hija. Ya estoy en el otro grupo, sí [risas]. Cuando se habla de cenas de equipo en el vestuario yo solo pienso en cenar y en ir a la cama, quién me lo iba a decir hace años.

—En la 21/22 fue nombrado tercer capitán y en las últimas dos temporadas ya ha sido segundo. ¿Cómo ha sido el proceso?

—La primera vez que me nombraron capitán fue un tema del Cuco Ziganda. Era algo que no me esperaba, porque siempre fui un chico algo introvertido y hablar en público, por ejemplo, me costaba en exceso. Sí que es verdad que lo compensaba con el trabajo en el día a día, en el campo sí intentaba, en la medida de lo posible, ser un ejemplo para el resto. Eso le gustó al Cuco, habló conmigo y me dijo que tenía que ser el tercer o el cuarto capitán. Por entonces tampoco tenía demasiadas responsabilidades, aunque ahora como segundo capitán igual ya me toca tomar decisiones más concretas e importantes. Lo llevo bien, eh, es un orgullo.

—¿El brazalete ha cambiado su forma de ser dentro del equipo?

—No creas que me ha cambiado mucho. Dentro del campo siempre he tenido carácter y he seguido igual. Si hay que informar de algo al vestuario o hay que negociar algo puntual y solo puede ir uno pues va Borja (Bastón). En el día a día los roles sí están más repartidos y los cuatro capitanes -Bastón, Jimmy, Dani Calvo y Lucas- hablamos casi todos los días.

—Lleva seis temporadas siendo ovetense, oviedista, canterano y jugador del Real Oviedo.

—Ser de Oviedo y jugador del Real Oviedo a veces es complicado, para qué mentir. Antes seguramente quedaba algo más con los amigos y muchas veces salía a cenar, pero en los últimos años mi vida se ha vuelto algo más privada. Ya no solo por mí, también por mi familia. La personalidad no ha cambiado, intento ser el chico de siempre, tranquilo y con una vida sencilla.

—¿Vivió al principio de esta temporada su peor momento en el Real Oviedo?

—Pues sí, puede ser. Estuve bastante cuestionado, esa es la realidad. No perdí la calma y confié mucho en mí. La situación fue muy mala tanto a nivel colectivo como a nivel individual, así que ambos momentos se retroalimentaban para mal. Ahora es al revés. El equipo juega bien y da pie a destacar algo más. En esas situaciones he aprendido que hay que intentar estar tranquilo, desconectar y seguir hacia adelante, pero sí que fue uno de los momentos que he vivido como profesional junto a los primeros meses de la 19/20.

—Se operó del hombro a finales de marzo y ya no volvió a jugar en la 22/23.

—Bueno… Volví bien, pero tampoco como me hubiese gustado. En teoría tras la operación el tiempo de baja era entre tres y cuatro meses y yo a los dos meses ya estaba entrenando. Tenía ganas de volver, pero era consciente de que me quedaba muchísimo porque me pasé mucho tiempo sin competir. Costó, poco a poco fui remando y ahora me encuentro muy bien.

—¿Cuál fue el peor día de esos primeros meses de temporada?

—El de Andorra, creo. Ese día en general fue muy duro tanto en lo colectivo como en lo individual. La situación llegó al límite, a ese punto que nunca quieres alcanzar. No gusta a nadie que tenga que salir un entrenador que en la anterior temporada lo había hecho bien.

—En 2019, por ejemplo, ya vivió un momento difícil del equipo. Ahora lo vivió como capitán.

—Lo viví con más intensidad que en aquella 19/20, está claro. O al menos más en primera persona. En 2019 era un canterano que acababa de llegar al primer equipo y, aunque sufrí mucho, la responsabilidad seguramente recaía en otros miembros del vestuario. Ahora me está llegando a mí y fue un mal trago, como capitán te sientes responsabilizado. He vivido varias destituciones y la de Cervera fue la más dura.

—La suya fue la primera voz del vestuario en hablar de la salida de Cervera.

—Me tocó un poco por todo, creo. Por ser capitán y por ser de la casa, aunque si te soy sincero tampoco recuerdo muy bien lo que dije en aquella rueda de prensa. Fue complicada, porque la situación era difícil, pero tengo el vago recuerdo de que no dije nada del otro mundo.

—Luis Carrión: ¿Cuál fue su primera impresión?

—Me llamó muchísimo la atención su hambre. Tenía las ideas claras, conocía el nivel de la plantilla y sabía qué quería de nosotros. Cuando estás en descenso y sin ganar partido un mensaje así te choca, pero míranos ahora mismo. Se está cumpliendo lo que nos dijo en aquella primera charla.

—Tras varios años con entrenadores que apostaban por un estilo de juego, llega Carrión.

—Me lo tomé un poco como un regreso a lo que tantas veces jugué en categorías inferiores. Cada entrenador tiene su estilo, ahí no me meto, pero volver a esa idea de intentar tener el balón me vino bien. Soy un mediocentro que me gusta participar y Carrión nos pide eso, así que se puede decir que me acordaba de esa forma de jugar. A toda la plantilla nos vino bien el cambio.

—¿En qué momento de la temporada hace ‘click’ y todo empieza a mejorar?

—A partir de diciembre, cuando Luismi cae lesionado, ya veo que puedo empezar a participar un poco más. Un poco antes, en el partido de Copa en Manresa, no me vi mal. Entrenamiento a entrenamiento cada vez me encontraba mejor. Los días previos a la Navidad fueron importantes, ahí gané en confianza.

—La sensación es que todas las temporadas su situación es similar: empieza participando poco, mucha competencia y acaba jugando

—Soy consciente, sí. Llevo diez años en el club y desde que se ascendió a Segunda siempre se intentan traer jugadores de nivel. Esta pues eso, otra temporada más en la que empiezo contando con pocos minutos. Las oportunidades siempre surgen, es algo que también he ido aprendiendo, y ahí es donde tienes que aprovecharlas. Es clave que el día a día sea bueno para eso. Pero sí, todas mis temporadas en el primer equipo parece que siguen el mismo patrón y que siempre estoy obligado a demostrar que puedo jugar aquí.  

—¿Se aprende a llevar bien el no jugar?

—Algo he aprendido, pero tampoco te creas que mucho. Ya son años, pero acostumbrarse a no jugar no lo acabo de ver y eso nunca se lleva bien. Al final es tu trabajo y hay que darlo todo todos los días, no hay más. Quieras o no. Aprendí a hacer eso, a ser disciplinado por semana y aprovechar la oportunidad.

—Racing de Ferrol. Día importante, contra el segundo clasificado y realiza un gran partido

—Contra el Amorebieta no participo de mano, pero entro tras el descanso y me encontré muy bien en esa segunda parte. Que el míster confiase en mí contra el segundo clasificado, hiciese un buen partido y el equipo ganase pues oye, me refuerza y es otro paso hacia adelante.

—¿Se esperaba jugar?

—Sinceramente… no, no me esperaba ser titular en A Malata. En la jornada anterior, por ejemplo, sí me esperaba ser titular contra el Amorebieta. Y no fue así. La semana del Racing de Ferrol la afronté con menos expectativas en cuanto a una posible titularidad y dudando muchísimo en si tenía opciones de entrar en el once, y mira.

—¿Esa buena crítica le ha reforzado esta semana?

—Los comentarios de la gente no me ayudan, creo, ni los que no son agradables ni los que son buenos. Trato de no hacer caso y sé cuando hago un buen partido y cuando no. Ahora me están saliendo buenos partidos y solo quiero disfrutarlo.

—Su buen amigo Rodri Tarín dijo que él aconsejaría a sus compañeros que se borren las redes sociales.

—Apoyo totalmente ese consejo de Rodri. En las redes sociales se leen auténticas barbaridades, es así. He jugado con compañeros, y con algunos todavía juego, que lo primero que hacen cuando acaba el partido es ponerse a leer comentarios. No me entra en la cabeza. Ni los buenos ayudan, imagina los malos. Siempre digo que, si Messi y Cristiano Ronaldo han sido criticados, qué no nos van a decir a los que somos humanos. No sé si recomiendo borrar las redes sociales, pero sí es muy importante saber utilizarlas porque te puede hacer mucho daño.

—¿Qué se está cocinando en el vestuario del Real Oviedo?

—El ambiente es muy bueno y somos muy positivos. Venimos de ganar a los segundos remontando y este sábado, ante el líder, tenemos otra gran oportunidad para seguir acercándonos. Por nivel de plantilla y por el grupo que hay, sabemos que podemos conseguir algo bonito este año y queremos pelear duro por ello.

—¿Las sensaciones son similares a la de la 21/22 con Ziganda?

—Me puede recordar a eso, sí, aunque con el Cuco nos costó engancharnos y solo lo conseguimos con esas victorias consecutivas en el penúltimo mes de competición, prácticamente. Ahora, en mi opinión, noto al equipo más preparado para engancharnos antes. No sé si con más hambre, pero sí más preparado para dar el paso. Noto otra vibra, que se dice ahora.

—¿Cuánta importancia tiene Carrión en ese buen ambiente?

—El equipo está mucho más feliz, es así. El míster transmite buena energía y también exige en el día a día, así que los entrenamientos son de mucha calidad. Si los resultados acompañan a ese trabajo, y lo están haciendo, el ambiente es muy bueno.

—Santiago Colombatto.

No lo conocía y me ha sorprendido, claro, como a todos. Con balón es increíble. Siempre mira hacia adelante, tiene último pase, tiene buen centro, tiene gol… Y sin balón compite como el que más y lidera que da gusto.

—¿Se entienden bien?

—Intento asumir un rol un poco más posicional y así Santiago (Colombatto) puede tener más libertad para llegar. En defensa no negocia y ayuda como el que más, pero en ataque siempre intentamos crear un contexto en el que se pueda soltar.

—¿Cómo vivió la marcha primero y el regreso después de Borja Sánchez?

—Su salida fue bastante dura, porque con Borja me une una relación que va más allá del fútbol y de ser compañeros de vestuario. Y su vuelta ha sido una maravilla, la verdad. No estaba muy al tanto, eh, porque ni suelo seguir mucho las noticias ni tampoco le quise preguntar nada. Cuando me dijeron que estaba casi, fue una alegría. Llevo jugando con él muchos años, desde la etapa en el Astur, así que imagina. Nos va a venir genial tenerle.

—Lucas y Viti, los otros canteranos que llevan mucho tiempo en el primer equipo del Oviedo.

—Han cambiado muchísimo, aunque siguen siendo rapidísimos. Ya son muchos años y estar con ellos es estar en casa. Futbolísticamente han mejorado mucho. Lucas, por ejemplo, le costó al principio y llegó a estar cuestionado, pero es que ahora me parece uno de los mejores laterales de la categoría. Y Viti parecido. Crecer con ellos es una suerte.

—¿Cómo está viendo a Luismi y el tema de su posible salida?

—Cuando me enteré me sorprendió, porque no lo esperaba. No me extraña que Luismi tenga ofertas, pero que sea del fútbol mexicano y tal sí me sorprendió más. En estos casos no me gusta preguntar y estar encima en exceso, porque son temas personales. Está aquí así que, por ahora, sigue siendo uno más de nosotros. Y uno de los mejores, además.

—Acaba contrato en junio… ¿Cómo va su renovación?

—No hay nada de nada. Estoy muy contento en Oviedo y muy centrado en competir e intentar hacerlo lo mejor posible, así que lo que tenga que venir, vendrá.

—Las últimas, sobre El Requexón. Últimamente le veo muy pendiente de Yayo en el día a día.

—Es que con los canteranos me veo muy identificado porque yo estaba ahí hace nada. Entrenando les meto caña, pero fuera me gusta estar ahí. Yayo es un chaval increíble y en el campo va a ir a más, lo tengo claro. El filial, por ejemplo, está viviendo una temporada complicada, pero el trabajo formativo es bueno y hay gente con mucho potencial, así que tenemos que confiar en ellos.

—A diferencia de lo que pasó con su generación, ahora los procesos se han acortado y los canteranos llegan más jóvenes al primer equipo.

—Es un tema complicado, eh, porque al final es complicado de saber cuándo un futbolista está o no preparado. Cada uno es un mundo. Hay gente de 20 años con la madurez de uno de 30 y otros de 25 que igual no están para dar el salto. Los que están subiendo ahora tienen calidad de sobra, pero personalidad también. Hay que saber manejarlo para no estropear ninguna carrera y que la formación siga su curso.

—El debut de Jaime Vázquez y Marco Esteban.

—Fue una semana de muchas cábalas, porque entre bajas y lesiones había varias opciones. En todo momento vi a los dos chavales tranquilos y concentrados. Cuando en el descanso el míster apostó por juntar a Marco con Jaime fue una decisión arriesgada, pero creo que acertó por completo. No cualquier entrenador es capaz de apostar por dos juveniles y más siendo centrales.