El ovetense que dirige orquestas de todo el mundo: «Hacer obras que nunca se escucharon me emociona»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

El ovetense Pablo González es uno de los directores de orquestas más importantes del panorama internacional
El ovetense Pablo González es uno de los directores de orquestas más importantes del panorama internacional May Zircus

Se ha convertido en una de las batutas con más prestigio del panorama internacional. Descubrió este mundo cuando tenía 20 años y aunque por problemas de salud se vio obligado a bajarse de los escenarios por un largo período de tiempo, desde que se recuperó no ha dejado de dirigir óperas y grandes agrupaciones musicales por todo el planeta tierra. Todavía le queda mucho por hacer y aprender pero a sus 49 años asegura que ya ha tocado el éxito

23 ene 2024 . Actualizado a las 09:34 h.

En casa de Pablo González siempre se escuchó música clásica. Recuerda que cuando era pequeño sus melómanos padres ponían a casi todas horas eruditas obras que inundaban de tranquilidad y armonía las estancias de su vivienda. De vez en cuando la familia también acudía a algún que otro concierto, motivo por el cual este ovetense cada vez se sentía más atraído por esta disciplina artística. Siendo todavía un crío se apuntó a clases de flauta. Estudió además piano y, tras terminar la carrera en el Conservatorio de Música de Oviedo, se matriculó en la Guildhall School of Music & Drama, en Londres. En la región británica nació su vocación de ser director de orquesta y desde entonces no ha dejado de dirigir grandes óperas por todo el mundo hasta convertirse en una de las batutas más importantes del planeta.

Fue a los 20 años cuando Pablo encontró su «camino» y lo «único» que hizo fue «seguirlo». En ese momento estaba estudiando clases de dirección de orquesta y como en Reino Unido el sistema educativo es diferente, «no hacen tanto hincapié en tener todo el conocimiento teórico antes de lanzarte a la práctica», sin apenas tener formación, juntó a 54 compañeros para interpretar la primera sinfonía de Beethoven. Una experiencia que removió por dentro todos sus sentimientos. «Me transporté a no sé qué lugar, de tal manera, que me olvidé de que estaba en el escenario haciendo música con mis compañeros. Fue cuando sonaron los aplausos del público cuando literalmente me desperté, me había ausentado en el mejor sentido de la palabra», rememora a sus 49 años. 

Desde ese instante «tenía claro lo que quería hacer profesionalmente en la vida» y tres años después consiguió cumplir ese sueño. Comenzó a trabajar como director asistente en la Orquesta Sinfónica de Bournemouth, en Inglaterra. Pero en el momento en que ganó el concurso de dirección Donatella Flick de la Orquesta Sinfónica de Londres, con 25 años, se convirtió en el director asistente de Colin Davis, uno de los directores de orquesta británicos más importantes del siglo pasado. Conseguía así alcanzar un hito en su carrera pero, por desgracia, lo bueno duró poco. Un síndrome de fatiga crónica obligó al ovetense a bajarse de los escenarios durante cinco años.

Pablo González dirigió por primera vez una orquesta cuando tenía 20 años
Pablo González dirigió por primera vez una orquesta cuando tenía 20 años Michal Novak

Una vez recuperado decidió retomar su carrera profesional. Se presentó al Concurso Internacional de Dirección de Cadaqués, en Girona, donde consiguió hacerse con el primer premio. Un reconocimiento que le abrió de nuevo las puertas al mundo de la dirección de orquesta. Desde entonces ha recorrido medio mundo, subiéndose a emblemáticos escenarios de la música, para dirigir óperas y grandes agrupaciones musicales como la Filarmónica de Bremen, en Alemania, o la de Países Bajo. También ha estado al frente de la Sinfónica de Londres, la Sinfónica de NHK, en Tokio, o la Orquesta Sinfónica Nacional de México, así como de las principales orquestas españolas.

Actualmente, el ovetense es la batuta de la Orquesta Filarmónica de Dresde. Concretamente es el encargado de dirigir los cinco conciertos de la agrupación alemana que tienen lugar esta semana en suelo español. Enmarcadas dentro de la gira con motivo del 154 aniversario de la formación musical y organizados por Ibermúsica, estas actuaciones son «muy especiales» para Pablo, dado que dirigir una orquesta «con tanta tradición y de un nivel tan alto» y además hacerlo en su país es algo que realmente le hace «muy feliz».

«Vamos a hacer grandes obras de repertorio alemán y austríaco y espero que el público español disfrute mucho lo que le vamos a ofrecer porque tocaremos a Strauss, Mahler, Beethoven y Mozart. Estamos consiguiendo una variedad de colores orquestales, de riqueza, de texturas y la orquesta está además tocando con mucha energía, concentración y también imaginación. Va a ser muy emocionante», confiesa.

No es la primera vez que Pablo se encarga de dirigir la Filarmónica de Dresde. En el año 2017 trabajaron juntos y a raíz de ese encuentro hicieron varios actuaciones de música española, en torno a Nochebuena y Año Nuevo. Como congeniaron tan bien cada vez que la orquesta alemana quiere dar algún concierto se pone en contacto con el ovetense para que sea él el encargado de hacer sonar todos los instrumentos a la vez y al mismo tiempo.

Sin embargo, «siempre» que le pedían fecha estaba ocupado y se veía obligado a declinar la petición. «De hecho esta gira que estamos haciendo esta semana en España tenía que haber sido ya en el 2021, pero por el covid se canceló», asegura, antes de señalar que este es el tercer proyecto que realizan codo con codo y espera que no sea el último.

Pablo González, repasando una partitura momentos antes de dar un concierto
Pablo González, repasando una partitura momentos antes de dar un concierto May Zircus

De igual modo, entre sus recientes y próximos compromisos se encuentran actuaciones con la Orquesta Nacional de Gran Bretaña; la Sinfónica de Birmingham, en Inglaterra; The Hallé, con sede en Manchester; la Filarmónica de Helsinki, en Finlandia, o la de Estrasburgo, en Francia; la orquesta de cámara con sede en Bremen o la de la Radio de Frankfurt, ambas en Alemania, o la Orquesta Sinfónica Nacional de México.

¿Cuál es la clave para ser un buen director de orquesta?

Trabajar con músicos de todo el mundo, a simple vista, puede parecer una auténtica odisea, dado que cada uno tiene su forma de ser. Sin embargo, esto no supone ningún tipo de inconveniente para Pablo González, al contrario. «Tan solo hay que saber escuchar muy bien. Tienes que ser muy receptivo a todo ese talento que hay en la orquesta. Hay decenas de músicos y cada uno con mucho que aportar, por eso tienes que encontrar ese equilibrio entre liderar y dar ese espacio al artista para que pueda expresarse y dar lo mejor de sí mismo», asegura.

Tan importante como escuchar es tener «una gran capacidad de liderazgo». También de contar con una «visión muy clara de adónde quieres llevar la música» y, por supuesto, de que los miembros de la orquesta y el director se lleven bien: «Tiene que haber mucho entendimiento». Así es como el ovetense consigue que todos los instrumentos suenen a la vez y al mismo tiempo, transmitiendo un «discurso sonoro» de manera «emotiva y convincente» para que llegue al público «con toda su fuerza y belleza».

En el caso de tener que dirigir una orquesta con voz, para conseguir ese equilibrio entre el cantante y el resto de los miembros de la agrupación musical, Pablo González considera al artista como un instrumento más. «Tienes que tener en cuenta también factores como la respiración o el texto y evidentemente debes conocer muy bien la historia que hay detrás de lo que está cantando. Hay además una parte teatral muy importante y, por supuesto, si estás haciendo ópera, habrá unos movimientos en escena que también tienes que tener en cuenta», asevera. Al igual que con los músicos, con los cantantes hay momentos en los que «tú tienes que llevarles» y otros en los que «tienes que dejarles espacio para expresarse de la manera más genuina». También como director de orquesta «tienes que ayudarles a transmitir todo su potencial de la manera más efectiva y más justa posible».

El ovetense Pablo González, dirigiendo a los diferentes músicos de una orquesta
El ovetense Pablo González, dirigiendo a los diferentes músicos de una orquesta Michal Novak

Con cantantes o sin ellos, a Pablo González le gusta dirigir «todo tipo de música». Desde la clásica hasta la contemporánea, pasando por la ópera. «También me gusta mucho la música rusa y tengo además afinidad por los compositores que se interpretan menos pero que se deberían de interpretar más como Nielsen o Szymanowski. Hacer obras que nunca se han escuchado es algo que también me emociona», asegura el ovetense, quien quiere seguir los pasos del ya fallecido Carlos Klavier. «Todo lo que he podido ver y escuchar dirigido de él siempre me ha servido de inspiración», señala sobre el director alemán, a quien tiene como un referente.

«El lugar donde he sido más feliz han sido mis cuatro años en Madrid como director titular de la Orquesta y Coro de TVE»

Aunque asegura que todavía le queda mucho por hacer y por aprender ya ha tocado el cielo. «Poder dedicarme a este trabajo sin duda alguna es lo que me hace realmente feliz, el poder compartir algo que amo tanto como la música con tantas personas es para mi el éxito. Me pasa muy a menudo que estoy en mi casa solo con una partitura o sentado en el piano estudiando y pienso: es que además me van a pagar por hacer esto cuando estoy disfrutando como un niño con zapatos nuevos. Es por eso que cada día doy las gracias de poder dedicarme a lo que me dedico», confiesa.

El «hito», en su carrera profesional

Si echa la vista atrás son tantos los buenos momentos que ha vivido encima de un escenario que le resulta «muy difícil» quedarse con un recuerdo. No obstante, «el lugar donde he sido más feliz con diferencia han sido mis cuatro años en Madrid como director titular de la Orquesta y Coro de Televisión Española».

«Hemos crecido juntos, construido un proyecto musical artístico y sobre todo humano de una gran profundidad que sentí como si fuera mi familia. Creo que en un trabajo como este en el que estás constantemente viajando y cada día estás en un lugar diferente, pues el haber podido generar esa sensación de confianza para mí sin duda es algo inolvidable. A día de hoy quizás es el hito más grande de mi carrera», revela.

Pablo González es un apasionado de su trabajo. Para él ser director de orquesta es lo mejor que le pudo haber pasado en la vida
Pablo González es un apasionado de su trabajo. Para él ser director de orquesta es lo mejor que le pudo haber pasado en la vida May Zircus

Si hablamos de la situación actual de la formación musical en España, Pablo González asegura que ha crecido y mejorado «mucho», «cada vez hay más talento y músicos españoles en nuestras orquestas y en el extranjero». En este aspecto considera que se está haciendo una labor «muy buena», pero cree que la educación musical sigue siendo una «asignatura pendiente» en nuestro país. 

La música, al igual que el resto de artes plásticas, a su juicio continúa «arrinconada» en el currículum educativo. «En los planes educativos se perfilan como algo secundario», a pesar de que «los músicos las personas del mundo del arte en general podemos ayudar al ser humano a reconectar con nuestra esencia, con lo que en realidad somos: seres sintientes con capacidad de soñar, de amar, de escuchar...».

Debido al «desdén manifiesto de los políticos» hacia todo lo que tiene que ver con la imaginación y la creatividad, mientras que en la sociedad impera «una obsesión desmesurada por el crecimiento económico», «solo se piensa en crecer y producir, algo que se manifiesta también en problemas como el cambio climático». Es por ello que el ovetense espera que a la música se le dé «el valor que tiene» en la educación general.

Y mientras que ansía con todas sus fuerzas que se cumpla ese propósito, Pablo González seguirá dirigiendo orquestas por todo el mundo. Por el momento, se subirá hoy martes en el escenario del Auditorio ADDA de Alicante para ofrecer con la Orquesta Filarmónica de Dresde el Concierto para piano nº 3 de Beethoven y Una vida de héroe de Strauss, programa que replicará en el Auditorio Nacional de Madrid el día 25 y en el Palacio de Festivales de Cantabria el día 26. Con la agrupación alemana interpretará además el Concierto para piano K 503 de Mozart, el ‘Adagio' de la Sinfonía nº 10 de Mahler y el poema sinfónico Muerte y transfiguración de Richard Strauss, este miércoles 24, en el Auditorio Nacional de Madrid.