La Voz de Asturias

Quién gana y pierde en la 'operación Riki'

Azul Carbayón

A.S. Oviedo
Riki Rodríguez

El futbolista abandona cedido el Real Oviedo en una operación prácticamente relámpago

24 Jan 2021. Actualizado a las 17:00 h.

El destino es caprichoso y tiende a repetirse. O también puede ser que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. En cualquier caso, Riki Rodríguez (Oviedo, 1997) abandona por segunda vez el Real Oviedo en busca de minutos y protagonismo. Ya lo hizo en 2016. Tras cumplir su etapa juvenil, se encontró las puertas del club abiertas de par en par y comenzó su andadura por Tineo, Marino de Luanco y UP Langreo. Un largo camino que le permitió regresar al Vetusta con la promesa del primer equipo en el horizonte. Al Real Oviedo no le quedó más remedio que repescarlo ante el interés de equipos como el Celta de Vigo. Enmendar un error pasado del que casi todos se habían dado cuenta.

Esta ocasión parece diferente. La entidad carbayona solo ha aceptado una cesión sin opción de compra al Racing de Santander. Regreso a Segunda B, pero en un contexto muy diferente, con la máxima exigencia de obtener resultados y ser importante en un club que vive momentos que rozan la histeria. Los cántabros despidieron a Javier Rozada cuando se encontraba a cuatro puntos del liderato con dos partidos menos. Su marcha no ha sentado bien al equipo, que es sexto a cinco puntos del tercer puesto y a siete del liderato. Riki no se encontrará una plaza tranquila.

Sin el técnico ovetense en el banquillo de El Sardinero, el asturiano Pedro Menéndez ha sido el gran valedor de la llegada del futbolista. El que fuera presidente del Lealtad de Villaviciosa ejerce de secretario técnico y no dudó en reactivar la ‘operación Riki' tras un tímido intento el verano pasado. Los santanderinos necesitan una reacción cuanto antes.

«Puede ser beneficioso para ambas partes»

José Ángel Ziganda se refirió ayer en rueda de prensa a la marcha del futbolista. Todavía no era oficial, pero todo apuntaba a que era cuestión de horas. Para el navarro, la cesión es una solución que puede ser positiva para el equipo y para el jugador. ¿Qué gana y qué pierde cada parte?

Por un lado, el futbolista. Con 23 años, Riki necesita jugar con regularidad para asentarse en el fútbol profesional. La falta de minutos ha sido un hándicap para un jugador que la temporada pasada mezcló momentos brillantes con el Vetusta con otros en los que su aportación descendió drásticamente. La famosa regularidad que solo se consigue a base de jugar y de aprender.

No todo es positivo para el ovetense. En Santander encontrará un ambiente enrarecido y un entrenador que se encuentra en la cuerda floja. Los cambios en los banquillos nunca son buena noticia. Bajo estas circunstancias, el mediocentro deberá encontrar su sitio en un conjunto que todavía hoy aspira a pelear por el ascenso.

¿Qué hay del Real Oviedo? La parte beneficiosa se impone, a priori, a la perjudicial. La entidad carbayona encuentra una cesión de calidad para uno de los futbolistas más talentosos de su plantilla. Un destino en el que el futbolista estará lejos de poder acomodarse, sino que tendrá que convertirse en un líder. Además, la parte económica manda y la dirección deportiva se ahorrará la parte proporcional de su ficha. Eso sí, una de las más bajas de la primera plantilla.

En el lado opuesto, en los contras, es innegable que los azules pierden a uno de los futbolistas más especiales. Junto a Borja Sánchez y Nahuel Leiva, el único capaz de encontrar soluciones imaginativas en las inmediaciones del área. El resto de atacantes, como Marco Sangalli, Viti, Borja Valle, Javi Mier o Rodri Ríos, muestran un perfil totalmente diferente. Más llegadores que creadores. Más percutidores que asistentes. 


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