El TTIP, la llave de un gigantesco mercado a ambos lados del océano Atlántico

Ana Balseiro
a. balseiro MADRID / LA VOZ

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Pilar Canicoba

Desde la ganadería a los cosméticos o el textil, todo cabe en el tratado que Obama quiere dejar cerrado

09 may 2016 . Actualizado a las 20:21 h.

Si alguien desconocía aún qué había detrás del TTIP, siglas en inglés del Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión, es difícil que desde ayer continue sumido en la ignorancia. Y es que la filtración de Greenpeace bajo la etiqueta #TTIPLeaks ha colocado el foco sobre uno de los secretos mejor guardados que esconde, nada más y nada menos, que la llave de la revolución del comercio global. Pero ¿qué es y cómo nos puede llegar a afectar? Estas son las claves:

¿Qué es este tratado?

Aunque la negociación del mayor tratado comercial del mundo -dejará pequeño al firmado el pasado octubre entre Estados Unidos y once países del bloque del Pacífico, el Tratado de Asociación Transpacífico- arrancó oficialmente a mediados del 2013, el germen del polémico TTIP data de la década de los 90 del pasado siglo. Las dificultades para llegar a acuerdos globales dentro de la Organización Mundial del Comercio para levantar aranceles y abrir barreras fue la espoleta que hizo que Estados Unidos buscara otras fórmulas para tratar con grandes bloques. Así nacieron los Tratados de Libre Comercio y los Acuerdos Bilaterales de Inversión, en los que se enmarca el gran nuevo marco mercantil que ahora negocian Washington y Bruselas.

¿En qué nos afecta?

Afecta prácticamente a todo. Sus objetivos son eliminar los aranceles entre ambos bloques comerciales, pero también las «barreras no arancelarias», es decir las normas y regulaciones que limiten de cualquier modo la actividad económica. Y este es un punto controvertido, ya que la UE tiene, por ejemplo, una regulación mucho más estricta que EE.UU. en materias como la comercialización de transgénicos o el uso de hormonas de crecimiento o antibióticos en la alimentación del ganado. Y a la inversa está la férrea Buy American Act, una suerte de proteccionismo que prima los productos estadounidenses en los contratos públicos. A lo anterior se suma un tercer y no menos polémico objetivo, que es la creación de un tribunal de arbitraje al que las empresas puedan recurrir, en lugar del sistema judicial de cada país, si consideran que un Estado ha vulnerado el tratado.

¿A qué sectores se extiende?

De nuevo, la lista es larga e incluye desde la seguridad alimentaria hasta sectores industriales específicos, productos químicos, cosméticos, ingeniería, productos sanitarios y farmacéuticos, plaguicidas o el sector textil y del automóvil, además del energético o el ganadero. Estos últimos, clave en Galicia. El objetivo es ir equiparando las regulaciones a ambos lados del Atlántico para evitar que las diferentes normativas restrinjan comercio e inversiones.

¿En qué fase está la negociación?

Pese a que al inicio de las negociaciones se esperaba que el tratado pudiese estar firmado y ratificado en el 2014, las diferencias entre las partes y la intensa contestación social han provocado demoras. Sin embargo, la Casa Blanca, que ayer dijo no estar preocupada por las filtraciones, insistió en que su objetivo era «completar las negociaciones a finales de este año». Obama no quiere dejar el despacho oval sin rubricar el acuerdo.

¿Se puede consultar la documentación?

Hasta ayer, que Greenpeace colgó en su web parte de los documentos, consultarlos era misión casi imposible y solo permitida a los 751 eurodiputados en una sala de lectura custodiada y bajo estrictas medidas de seguridad, vigilancia y confidencialidad. La eurodiputada gallega de Anova, Lidia Senra, relató a La Voz el pasado junio cómo fue su visita al «cuarto escuro».

¿Por qué tanto secreto?

«Porque canto máis se sepa, máis contestación social vai haber», avanzaba Senra en agosto. Lo desvelado ayer parece darle la razón.