Kim presume de poderío nuclear en la inauguración del congreso

Sara R. Estella LA VOZ EN PYONGYANG

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ED JONES | AFP

La agenda y duración de la asamblea norcoreana es un misterio

13 may 2016 . Actualizado a las 11:01 h.

A ritmo de marchas militares y entre los enfervorecidos aplausos de los más de 3.400 delegados congregados, Kim Jong-un consolidó su poder al frente de Corea del Norte. En un discurso retransmitido doce horas después de comenzar el histórico encuentro, el joven dictador aseguró que las recientes pruebas nucleares y de misiles «han alcanzado resultados sin precedentes». Vestido con un traje negro de corte occidental, inusual en él, el líder norcoreano estuvo escoltado por la cúpula del Partido de los Trabajadores de Corea, que dirige el rumbo del país desde hace siete décadas.

«En este año del séptimo congreso del partido, el Ejército y el pueblo han logrado el gran éxito del ensayo de la bomba de hidrógeno y el lanzamiento de un satélite espacial, impulsando la dignidad y el poder del país», afirmó Kim. Ambas demostraciones de fuerza le han costado al régimen las sanciones de la ONU más duras de los últimos años.

Este es el primer congreso del partido desde hace 36 años, cuando el actual líder aún no había nacido. En esta ocasión, los expertos estiman que Kim aprovechará para instaurar su estrategia política, denominada byeongjin y que apuesta por el desarrollo económico en paralelo al progreso nuclear. Los medios de comunicación invitados para cubrir el encuentro, entre ellos este periódico, no pudieron acceder a la imponente Casa de la Cultura 25 de Abril, que acoge la cita. En el exterior, un estudiante universitario de apellido Hwang justificaba el enorme presupuesto armamentístico del país más aislado del mundo. «Es lógico que desarrollemos armas nucleares, porque Estados Unidos mantiene sus amenazas hacia nosotros», explicó a La Voz. «Estoy muy emocionada con la celebración de este congreso. Nuestro camarada Kim Jong-un guiará a Corea hacia la prosperidad», dijo una mujer de mediana edad justo delante de varios carteles enormes que anunciaban la convención.

«No quiero descansar»

En su discurso, el líder norcoreano agradeció el «esfuerzo del pueblo» para garantizar que el congreso fuera un éxito, en referencia a la campaña de «70 días de lealtad» previa, tiempo durante el que los norcoreanos trabajaron sin descansar ni un solo día, con lo que, según la agencia oficial KCNA, aumentaron la producción un 44 % respecto al mismo período del año pasado.

Orgulloso de su éxito, el régimen mostró a la prensa extranjera invitada la fábrica de cables eléctricos 326 de Pyongyang, donde trabajan cerca de mil empleados. Su director general precisaba que han multiplicado su producción por 200 estos días. «No quiero descansar, quiero seguir trabajando duro para el partido», contó un empleado apellidado Hwang.

Los carteles de propaganda bélica, que abundan en la fábrica, comparten espacio esta vez con la propaganda del congreso que, prometen, «abrirá una época de prosperidad» en Corea del Norte.