La campaña del «brexit» opone datos innegables a convicciones arraigadas

JUAN CARLOS MARTÍNEZ REDACCIÓN / LA VOZ

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Soberanía, libertad económica e inmigración, debates clave en un país dividido

13 jun 2016 . Actualizado a las 22:21 h.

A diez días del referendo en el que los británicos van a decidir si permanecen en la Unión Europea o la abandonan, el debate entre defensores y detractores del brexit adquiere tintes dramáticos. Tanto unos como otros saben que su país se juega mucho.

Del lado de la permanencia, el primer ministro David Cameron dispone de todos los apoyos institucionales imaginables y de una potente batería de datos que anuncian efectos perjudiciales para el Reino Unido. Enfrente, el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), junto con otros menores y distintas asociaciones despliegan convicciones muy asentadas entre el público británico, similares a las que en 1997 llevaron al país a decir no a la integración en el euro. Observadores exteriores coinciden en que el próximo día 23 se verá en las urnas si pesa más el análisis o los sentimientos.

Algunos de los ejes principales de la campaña son:

Independencia

Una autoridad sin voto. Los partidarios de la salida aspiran a recuperar la plena capacidad de decisión en los asuntos que afectan al Reino Unido. Utilizan con frecuencia el argumento de que la autoridad comunitaria carece de legitimidad democrática, porque los miembros de la Comisión no se eligen en las urnas. Y, dado el carácter neoliberal al que responden, critican el intervencionismo europeo en su país. En contra de estas razones, los partidarios de la Unión señalan que las normas que Europa adopta sirven para la defensa de los derechos personales, del medio ambiente y de la transparencia en las transacciones financieras. Y que no es deseable una Europa de nacionalismos rivales como la que llevó a las guerras de 1914 y 1939.

El coste de la Unión

El cheque británico. Para los defensores del abandono, la aportación anual del Tesoro británico a Bruselas es entre tres y cuatro veces superior a lo que su país recibe de la UE. Con esos fondos, el Reino Unido podría construir hospitales o contribuir al sistema público de salud. En contra, los favorables al remain (permanecer) creen que las cuentas no son tan simples, y que su país recibe otros beneficios menos visibles, sobre todo la integración en un mercado abierto. Además, están convencidos de que, si gana el brexit, las fuerzas antieuropeas del Partido Conservador se apuntarían un triunfo que podría llevar al poder su marcada tendencia neocon. Y entonces los supuestos fondos retornados de Bruselas nunca se emplearían para hacer hospitales ni para protección social.

Inmigración

¿Riesgos o ventajas? La visión que los británicos deseosos de abandonar la UE tienen de los inmigrantes es común a la que impera en algunos países regidos por xenófobos: los extranjeros restan trabajo a los nacionales y entre la oleada de inmigrantes y refugiados se cuelan delincuentes y terroristas. El Reino Unido desvinculado de la UE podría proteger mejor sus fronteras y seleccionar a quienes entren, como ha hecho Australia, según suelen citar. Por el contrario, los opositores al brexit aseguran que su país tiene una larga y positiva tradición de inmigración, que esa mano de obra ocupa los trabajos menos cualificados y peor retribuidos, rechazados por los británicos, y contribuye en mayor medida que los oriundos a sostener la demografía. Además, los países de la Unión se desentenderían de los problemas fronterizos de un Reino Unido extracomunitario.

El papel del Reino Unido

Europa débil. Parte de la campaña a favor del brexit se centra en la grandeza del Reino Unido y en la debilidad en la que caerá Europa sin su socio insular. En algún caso se ha dicho que, tras el abandono de Gran Bretaña, otros países seguirán su ejemplo y la Unión Europea dejará de ser una potencia influyente, lo que facilitará aún más que los británicos se representen por sí mismos ante el mundo y se asocien con mayor libertad con Estados Unidos y con China. Los partidarios de permanecer en la Unión, que consideran perverso ese cálculo, le dan la vuelta por completo. Fuera de la UE, Gran Bretaña dejaría de disponer de la capacidad de diálogo que ahora le otorga ser el tercer mayor socio de una de las cuatro grandes potencias del mundo: la Europa unida. Fuera de ese ámbito, el país perdería su influencia.

La salida del Reino Unido tendría un efecto dominó

La victoria del brexit en el referendo que se celebrará el domingo, día 26, en el Reino Unido podría provocar un efecto dominó en toda Europa. Así lo advertía Marcel Fratzscher, presidente del Instituto Alemán de Investigación Económica, para quien «el Reino Unido podría ser la primera pieza» y asegura que una convocatoria similar en países como Italia o Francia provocaría una inseguridad aún mayor. Fratzscher cita, entre las consecuencias, la subida de los tipos de interés, que frenarían inversiones y se unirían a «las turbulencias en los mercados financieros, que serían extremadamente volátiles», apuntó, añadiendo que la libra esterlina perdería valor, al igual que el euro.

«Entonces volveríamos a tener un mecanismo que puede llevarnos nuevamente a Europa y a Alemania a la recesión, como en las crisis financieras globales del 2008 y 2009», vaticinó.

Según el economista, el Reino Unido no puede pensar que tendrá ventajas si decide abandonar el bloque europeo. «Fluiría menos capital hacia ese país, las empresas buscarían otros destinos. Las inversiones, la innovación y la productividad retrocederán y con ello, a largo plazo, también el empleo. El crecimiento y el bienestar se reducirán». Fratzscher hizo referencia a estudios que afirman que la economía inglesa se hundiría entre un 3 y un 4 % en los próximos 15 años.

El representante alemán reconoció que su mayor preocupación es la persistencia del euro. «Otros países podrían preguntarse: ¿De verdad queremos seguir en la UE? Miren cómo ha abandonado Reino Unido. Y además ha conseguido un buen trato. Nosotros también queremos», expuso.