«Juego de Tronos» 6x08: El plan oculto de Cersei Lannister

P. V. REDACCIÓN

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El último capítulo de la serie de la HBO, «No One» («Nadie»), cierra una de las tramas más largas y exasperantes de la ficción televisiva. OJO, este artículo contiene SPOILERS

15 jun 2016 . Actualizado a las 01:50 h.

Juego de Tronos continúa su andadura hacia el final de temporada con más violencia, otro esperado reencuentro y el aparente final de una trama que lleva coleando desde hace varios años y que da título al episodio, No One (Nadie).

(Este artículo contiene spoilers del último capítulo emitido, así que si todavía no lo has visto no sigas leyendo)

La reafirmación de Arya Stark

La pequeña de las niñas Stark ha completado finalmente su ciclo de búsqueda de su identidad en Juego de Tronos. Desde la decapitación de su padre al final de la primera temporada, Arya había sido una persona sin rumbo, una chica que daba tumbos y se movía por la geografía de todo Poniente y de parte de Essos para intentar buscar un propósito en su vida.

No fue fácil. Su camino empezó con un entretenido e instructivo road trip, primero con coleguillas como el bastardo real Gendry o Pastel Caliente y luego como el Sancho Panza de Sandor Clegane, el Perro. Pero después de ver la decapitación de su padre y de descubrir que tanto su madre como su hermano y su (tarada) tía habían sido asesinados minutos antes de llegar hasta ellos, Arya se dio por vencida.

Huérfana de padres y de objetivos vitales, se encomienda a la Hermandad de Hombres Sin Rostro para despojarse de lo poco que le queda de Stark y ser una asesina sin alma.

Un proceso de aprendizaje que ha llegado a exasperar a los espectadores de Juego de Tronos y que ha servido finalmente para lo contrario de lo que buscaba: que Arya se reafirme en que ella, antes que nada en este mundo, es una Stark.

En este octavo capítulo de la sexta temporada, el final de ese proceso está narrado de forma magistral. Una ayuda cálida de Lady Crane con un resultado fatal para la actriz. Un juego del ratón y el gato por las animadas calles de Braavos. Una vela que se apaga. Y, para delicia gore de nuestros ojos, el rostro sangriento de la Niña Abandonada en la pared del templo.

Y, a pesar de la brillante ejecución de los últimos ramalazos de esa Arya Stark que se esforzaba en ser Nadie, el final de esta larga y a (muchos) ratos repetitiva trama ha acabado siendo moderadamente decepcionante.

Las teorías de la última semana, que preveían un inesperado giro final, no se han cumplido. Y los fans de Juego de Tronos, que ya están de vuelta de todo, siguen ávidos de su dosis de sorpresas impensables.

Una Hermandad sin Estandartes ni corazón de piedra

Este capítulo de Juego de Tronos ha lanzado varios jarros de agua fría a los seguidores que disfrutan con las teorías y los hechos más retorcidos. Todavía había quienes esperaban ver en la pequeña pantalla a una de las grandes sorpresas de los libros: Lady Corazón de Piedra como líder de la Hermandad sin Estandartes.

Aunque se sabía que los creadores de la serie de la HBO habían prescindido del personaje, lo cierto es que David Benioff y a D. B. Weiss han disfrutado de lo lindo jugando a hacer pensar que finalmente sí aparecería. Que si una escena del tráiler en la que alguien agarra a Pod del cuello, que si gente ahorcada en el último capítulo, que si el reencuentro de Brienne y de Jaime en las Tierras de los Ríos,... Cosas que no hacían más que nutrir el hype de la aparición de la perversa señora (si te quieres enterar de quién es realmente, pincha aquí, pero es más recomendable llevarse la sorpresa leyendo los libros).

Pero el encuentro del Perro con una Hermandad sin Estandartes todavía comandada por Beric Dondarrion ha puesto seguramente punto y final a los que aún tenían algo de esperanza.

Lo que le depara al Perro como miembro de esos caballeros sin señor, sin embargo, es todavía una incógnita en Juego de Tronos. Pero como poco ya ha dado algunas de las escenas más intensas de esas peleas entre bosques que la serie tenía tan olvidadas.

Cersei elige la violencia

Otro jarro de agua fría, tanto para Cersei como para los espectadores, ha sido la traicionera decisión del rey Tommen de acordar que no se celebren más juicios por combate en Poniente.

La cara de decepción que se le quedó a la reina madre cuando el monarca hace el anuncio es la misma que se le quedó a muchos teóricos de Juego de Tronos. El Cleganebowl (el enfrentamiento entre la Montaña como defensor de Cersei contra el Perro como representante de la Fe que profetizaron tantos lectores) no va a suceder en la serie, al menos no tal y como se creía. Que sí suceda en las novelas ya es otra cosa.

Pero Cersei, que ya ha dicho sin tapujos que elige la violencia, no está tan consternada como debería. La reina madre tiene que saber que no tiene nada que hacer si la juzgan los septones, sobre todo después de cómo ha tratado su guardaespaldas a los gorriones de la Fe. Pero, aún así, se muestra moderadamente tranquila. ¿Por qué? Porque tiene, no cabe duda, un as bajo la manga.

La conversación entre Qyburn y Cersei así lo demuestra. Y muchos fans, que se han chapado a conciencia las visiones de Bran, lo tienen claro: la reina madre prefiere ver todo arder con llamas verdosas a someterse a una humillación más. Se basan también en un comentario de Jaime a Brienne en la tercera temporada: «Aerys [el Rey Loco] veía traidores por todas partes, así que hizo que los piromantes escondieran fuego valirio por toda la ciudad. Bajo el Septo de Baelor y los tugurios de Lecho de Pulgas. Casas, establos, tabernas. Incluso bajo la propia Fortaleza Roja».

Lo ha dejado claro la leona de Juego de Tronos: «Elijo la violencia».

Amar en tiempos de asedio

Era uno de los reencuentros más esperados de Juego de Tronos, pero no ha sucedido en la mejor de las circunstancias. Eso sí, quienes se lamenten por las condiciones adversas de la reunión entre Brienne y Jaime es porque no han leído los libros.

A pesar de las miraditas golosas entre la guerrera y el salvaje Tormund, está claro que entre ella y el el manco Jaime sigue habiendo una tensión romántica palpable y un respeto mutuo que habrá hecho a muchos soltar alguna lagrimilla. Es, tras el reencuentro entre Sansa y Jon Snow, uno de los grandes momentos emotivos de la sexta temporada.

Pero el camino de ambos vuelve a separarse tras el inteligente asedio de Aguasdulces por parte de Jaime. El Matarreyes ha jugado sus cartas como buen estratega y ha vencido, pero a Brienne no le queda otra que volver para ayudar a Sansa.

Lo que sí se veía venir, aunque muchos lectores no se lo perdonen a los creadores de Juego de Tronos, era la muerte del Pez Negro. El tío de Catelyn pone en sus labios una de las grandes normas de los guionistas, la de no repetir dos veces el mismo giro narrativo: «Ya he huido de la Boda Roja, no voy a huir ahora». El hecho de que ya se librase de una antes (cosa que no ocurría en los libros), ya hacía pensar que su destino tras el asedio no sería el mismo que en las novelas. Puede que la ausencia de Lady Corazón de Piedra tenga también algo que ver con el fin del personaje.

Ahora, la bandera del león vuelve a ondear sobre las murallas del antiguo hogar de los Tully.

Barcos en Meereen

Justo cuando los más sosos de la serie se animaban un poco por los esfuerzos de un aburrido Tyrion, a los Grandes Amos les da por bombardear Meereen. Daenerys Targaryen llega a lomos de su dragón en el momento justo y nos hace cruzar los dedos para que, de una vez por todas, la trama de la ciudad gobernada por la khaleesi remonte el vuelo.

Daenerys llega con su mejor cara de perdonavidas y se dispone a defender el lugar que (mal)gobierna de los ataques de una nutrida flota de barcos (cosa en la que, por cierto, Tyrion era un experto). Un momento. ¿Alguien ha dicho barcos? Todos esperamos que esta sean la vía de escape de la dragona y todas sus tropas y que al menos acabe la temporada partiendo (y no sería sin tiempo) hacia Poniente. Pero, ¿será Daenerys una buena gobernante o una destructora implacable?