El exsecretario argentino pidió a gritos cocaína al ir a declarar

La Voz REDACCIÓN

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JUAN VARGAS | AFP

Con el caso López aflora la corrupción del entorno kirchnerista

17 jun 2016 . Actualizado a las 07:15 h.

«Tuvo un brote», explicó la abogada del exsecretario de Obras Públicas José López cuando, según fuentes judiciales, su defendido pidió a gritos cocaína mientras se daba golpes en la cabeza. Fernanda Herrera no pudo confirmar si estaba en pleno síndrome de abstinencia, porque López no fue capaz de responderle cuando le preguntó si era adicto. Ante lo cual, solo consiguió defender que su cliente estaba «alterado» y no ofrecía condiciones para ser interrogado. López ni siquiera fue capaz ante el juez, Daniel Rafecas, de decir su fecha de nacimiento.

El que fue mano derecha del influyente ministro de Planificación tanto con Néstor Kirchner como con Cristina Fernández, Julio de Vido, «está delirando y sufre alucinaciones», según su abogada, desde que ingresó en prisión. Pero los médicos que lo atendieron descartaron que sufra ninguna patología psiquiátrica y el juez lo devolvió a la cárcel mientras no sea capaz de explicar cómo, con su sueldo de secretario de Estado, llegó a reunir entre el 2007 y el 2015 los casi nueve millones de dólares en dinero y joyas que intentaba ocultar.

La Justicia sigue estrechando el cerco sobre su exjefe, al que el kirchnerismo salió a defender en tropel tras la detención de López. La Oficina Anticorrupción (OA) pidió ayer el embargo de su vivienda particular para hacer frente a los 43 millones de dólares que le impuso el juez como máximo responsable del descarrilamiento, que dejó 52 muertos en el 2012 en Once, de uno de los trenes inservibles que su ministerio compró a España. Por la compra de los trenes está en prisión Ricardo Jaime, exsecretario de Transporte. Además, De Vido fue citado a declarar junto con la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, por las irregularidades en la construcción de viviendas sociales del programa Sueños Compartidos, una causa abierta en el 2011.

Con la detención en abril del empresario Lázaro Báez, que se enriqueció gracias a su amistad con Kirchner, y la venta de dólares a futuro del Banco Central, por la que el juez Claudio Bonadio investiga a Cristina Fernández, medio año después de la llegada de Mauricio Macri a la presidencia argentina la Justicia empieza a destapar la corrupción que abrigó el kirchnerismo.