Los obispos entran en campaña

ACTUALIDAD

GUSTAVO GRILLO | EFE

Cañizares pide no votar el 26J ni «al totalitarismo ni al laicismo excluyente»

21 jun 2016 . Actualizado a las 19:37 h.

Fiel a las costumbres, la campaña del 26J repite uno y cada uno de los puntos del guión de cualquier cita electoral. Y como viene siendo habitual, la iglesia ha irrumpido en el escenario. Lo ha hecho con un mensaje cuya calculada ambigüedad permite diferentes lecturas. Esta mañana, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha recomendado a sus fieles que voten este domingo a las fuerzas políticas que sean más favorables «para la vida moral y justa» de la sociedad española, y no a quienes defienden «el totalitarismo, el pensamiento único o el laicismo excluyente». Una frase que da pie a numerosas conjeturas. Podemos es la fuerza que más se puede dar por aludida, como también los socialistas... Así que muchos verán en esta frase un sibilino mensaje de apoyo al PP. Sin embargo, puestos a desencriptar, igual se está pidiendo el voto a Ciudadanos; votar contra el pensamiento único hasta puede ser también oponerse a la férrea doctrina del ajuste y la consolidación fiscal que defiende el PP bajo el dictado de Bruselas. Quién sabe...

El juego del miedo

El juego del miedo. Apelar al temor de los votantes no es nada nuevo. En la campaña de 1996, con Felipe González como candidato socialista, el PSOE sacó el famoso vídeo del dóberman contra Aznar; y sin embargo, Pablo Echenique ha sorprendido esta mañana con unas declaraciones.«Que el PP recurra al miedo es habitual, me sorprende más del PSOE». Más allá de los previsibles juegos de campaña, lo cierto es que apelar al miedo contra Podemos no funciona. Y no funciona porque a la formación de Pablo Iglesias la apoya una inmensa bolsa de votantes que siguen excluidos del crecimiento económico.

 Cataluña

Cataluña. Mientras Rajoy apela a los socialistas para hacer un frente común capaz de contener el desafío soberanista catalán, Iglesias ha advertido esta mañana de que no renunciará «a priori» al referéndum en Cataluña por ser la «mejor» solución. Los partidos siguen enrocados en los mismos planteamientos que abocaron a la repetición de las últimas elecciones. Un panorama desalentador, que aumenta el desapego ciudadano hacia la clase política y su hartazgo ante la imposibilidad de lograr acuerdos.