Desvelan el misterio del nacimiento del dragón de Eslovenia

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Iztok Medja-Alex Hyde | Efe

El nacimiento del único vertebrado exclusivamente cavernario de Europa nunca había sido fotografiado

02 jul 2016 . Actualizado a las 16:17 h.

En la cueva eslovena de Postojna se puede presenciar por primera vez un acontecimiento singular: el nacimiento de anfibios Proteus anguinus, el único vertebrado exclusivamente cavernario de Europa, tan extravagante que la creencia popular lo consideraba como la «cría del dragón». Hasta la introducción del euro en el 2007, este dragoncito de unos 30 centímetros, parecido a una salamandra y hasta ahora rodeado de misterios, figuró como uno de los símbolos nacionales en las monedas del tólar esloveno.

Vive en algunas cuevas de los Balcanes, en total oscuridad y lejos del ser humano. Puede mantenerse sin comer hasta diez años y alcanzar unos cien de edad. El pez humano, como también es conocido por su color rosáceo que recuerda la piel humana, necesita unos catorce años para llegar a la madurez, se reproduce solo una vez cada decenio y, en promedio, de cada 500 huevos sólo logran desarrollarse dos larvas.

Nadie había podido hasta ahora verlo jamás nacer en la naturaleza, de modo que la puesta de los huevos y la eclosión de las 17 larvas desde mayo ha sido un espectáculo extraordinario. Este desarrollo transcurre en un acuario en la cueva de Postojna, en condiciones prácticamente idénticas a las naturales, bajo cámaras infrarrojas que por primera vez en la historia han filmado el proceso de reproducción.

Por primera vez también los visitantes pueden seguir el fenómeno a través de una pantalla especial, en el ambiente natural de la cueva y el río subterráneo Pivka. De los 64 huevos que la hembra dragoncito puso desde fin de enero en el acuario de Postojna, 24 sobrevivieron y, de éstos, 17 han eclosionado hasta ahora. «Nuestro primer bebé dragón logró dispararse a la vida en un único intento. Fue una de las varias sorpresas totales, ya que hasta ahora sabíamos que necesitan varios intentos para salir de la envoltura», dijo el biólogo Saso Weldt.

Los pequeños renacuajos nadan y se alimentan del albumen depositado en su tubo digestivo. «Cuando las larvas empiecen a alimentarse por ellas mismas, serán menos vulnerables. Será el momento en que empezarán a cazar el alimento ofrecido, las diminutas enchytraeus albidus (pequeños gusanitos blancos)», explicó Weldt. Subrayó que, con ello, las larvas «van a acercarse a lo que esencialmente estos animales son: el mejor depredador de los ríos subterráneos».

Iztok Medja-Alex Hyde | Efe

Aun entonces les faltarán entre 10 y 15 años para madurar, camino en el que les esperan muchos retos, incluida la polución, por lo que figuran entre las especies en peligro. Sus piernas delanteras tienen tres dedos y las traseras dos y respiran con agallas externas que, como unas plumas rojas, les salen de los lados detrás de la cabeza. Tal extraña apariencia y el enigma que en los siglos pasados representaba Postojna, un sistema subterráneo de túneles y galerías de 25 kilómetros con varias salidas de las que a veces salían nieblas y sonidos extraños, hicieron que la población creyera que el pequeño anfibio era un cría del dragón.

Aún sin esa mitología, el dragoncito sigue representando en la actualidad un animal extraordinario por su fantástica adaptación al mundo subterráneo de la oscuridad eterna, poca comida y gran humedad. Tanto que, según cuentan en Postojna, el conocido naturista británico David Attenborough, autor de muchos documentales, incluyó al proteus entre las diez especies que llevaría a su propia Arca de Noé.

Aunque ciego, el proteus está dotado de otros sentidos súper desarrollados como el olfato, el oído y receptores químicos y magnéticos, e incluso puede detectar campos tenues de electricidad de otros animales. Se reproduce por fecundación externa, de forma que el macho deposita sus espermatoforas, la hembra las recolecta con su cloaca y después de dos o tres días empieza a depositar huevos debajo de una piedra, en torno a 70.

«Hemos podido estudiar el esfuerzo que la hembra ha puesto en el cuidado y la protección de los huevos, el proceso y duración de la eclosión de cada huevo. Hemos seguido de cerca y filmado cada fase del desarrollo de las larvas», explicó con entusiasmo el biólogo. El delicado proceso, hasta ahora nunca presenciado por el hombre en la naturaleza, aunque hubo casos aislados en laboratorio, causa por ello gran curiosidad y alegría, y la esperanza de que los bebés prosigan su desarrollo con éxito hasta llegar a ser «dragoncitos» cavernarios maduros.