Así será la Unión Europea a 27

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro CORRESPONSAL EN BRUSELAS

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FRANCOIS LENOIR | Reuters

La salida del Reino Unido, la segunda potencia y el primer mercado financiero, dejará un agujero presupuestario superior a los 8.600 millones de euros que se repartirán entre el resto

03 jul 2016 . Actualizado a las 14:04 h.

Out is out (fuera es fuera), repiten una y otra vez los líderes europeos. Reino Unido decidió el pasado 23J abandonar el club europeo tras 43 años de permanencia. Londres dice adiós a la UE, a sus 27 socios y un mercado común que hizo las delicias de su economía. A su espalda deja un Continente fragmentado y anémico.

Lo que el Reino Unido llegó a ser

Nada menos que la segunda potencia y primer mercado financiero de la UE. Un país de 63 millones de habitantes que fue marcando el pulso de la apertura y liberalización económica del euroclub. El crecimiento de su PIB durante la crisis aguantó mejor que el de sus vecinos continentales. Londres no ha estado sujeta al yugo «austero» de Bruselas, pero hoy su crecimiento todavía renquea en el 2,3 % y desacelerará hasta el 1,8 % a finales de año arrastrado por el frío que desprenden los motores de la eurozona. Mantiene un déficit público alto (-4,4 %) y una deuda que alcanzará su máximo este año (89,7 %). Su saldo comercial es desigual. El gran mercader insular de la UE acumula un déficit del 6,9 %, principalmente con Alemania, su principal proveedor (15 % de las importaciones), Países Bajos (7,5 %) y Francia (6,1 %). ¿A dónde exporta Reino Unido? Casi el 50 % del total a la UE, con Alemania (10 %) y Francia (5,8 %) a la cabeza. Con el brexit, la UE pierde al segundo exportador mundial de servicios comerciales.

Alemania

No es posible imaginar el futuro de la UE sin el corazón que bombea y engrasa la maquinaria: Alemania. Para bien y para mal, Berlín tiene las riendas de la economía europea. Su producto interior bruto (PIB) alcanza los 3.025.900 billones de euros. Sigue siendo la principal potencia del euro, pero sufre un estancamiento del crecimiento desde el inicio de la crisis financiera. El PIB no acaba de levantar el vuelo y se ha desinflado hasta el 1,6 % para este año y el 2017. Poco ayuda la política de contención presupuestaria del Gobierno de Angela Merkel, que si bien ha metido en cintura el déficit (las cuentas públicas tienen un superávit del 0,7 %), la falta de inversión estatal está dañando la recuperación de sus vecinos y minando el potencial de su propia economía, escorada únicamente hacia el mercado exterior (86 % de su PIB). La balanza comercial germana acumula un superávit monstruoso del 8,8 % y encadena cinco años seguidos por encima del 6 % del techo recomendado por Bruselas. ¿A dónde van a parar sus bienes y servicios? El 60 % a la UE. Francia (8,9 %), Reino Unido (7 %) y Países Bajos (6,4 %). ¿A quién compra? El 66 % de las importaciones proceden del mercado interior europeo donde Países Bajos (9,6 %), Francia (7,3 %) e Italia (5,3 %) son sus principales socios. Un apagón germano arrastraría consigo a todos estos países.

Francia

Dos palabras definen el estado de la economía gala: «Emergencia económica». Lo anunció el presidente francés, François Hollande, el pasado mes de enero. La segunda potencia del euro y tercera de la UE vive de las rentas. Las calles arden por el proyecto de reforma laboral que propone el Gobierno socialista para sacar al país de la anemia y el estancamiento económico que arrastra el país por la pérdida de productividad y competitividad en las últimas dos décadas. El PIB apenas alcanza el 1,2 %, un porcentaje insuficiente para rebajar una cifra de desempleo (10,4 %) que duplica la alemana. El déficit sigue sin bridas en el 3,5 % y no bajará del objetivo del 3 % hasta el 2018. París pide clemencia y más tiempo a Bruselas. El peso de las exportaciones galas bajan al 60 % de su PIB. La balanza comercial francesa acumula este año un nuevo déficit del 1,5 %. El valor añadido de sus exportaciones es más estrecho que el de su vecino alemán.

A pesar de ello, a Francia le interesa seguir en la UE, su principal mercado, incluso si los peores pronósticos se cumplen y la ultraderecha euroescéptica liderada por Marine Le Pen gana las presidenciales del 2017. ¿Por qué? La razón es sencilla. La mayor parte de sus exportaciones tienen como destino la UE. Alemania (16,6 %), Bélgica (7,3 %), Italia (7,2 %), España (7,1 %) y Reino Unido (7,1 %). ¿Quien es su principal suministrador? No cabe duda: Alemania (17,1 %). París sabe que la solución no pasa por emprender el éxodo, como sus vecinos británicos, sino por reformar y equilibrar la UE a un ritmo adecuado. De lo contrario, el país seguirá inmerso en una espiral de recortes y aumento de la deuda que alcanzará en el 2017 su máximo del 97 % del PIB.

Italia

El brexit convertirá a la economía italiana en la tercera potencia de la UE, a pesar de sus decepcionantes registros. El crecimiento no logra remontar el vuelo (0,8 %), asfixiado por una deuda terrorífica que alcanzará este año techo (132,7 % del PIB). El desempleo alcanza los dos dígitos, pero a diferencia de la economía gala, los italianos mantienen un saldo comercial positivo del 2,2 %. Dentro de la UE, sus principales clientes son Alemania (12,6 %), Francia (10,5 %) y Reino Unido (5,2 %). De nuevo el vecino germano encabeza la lista de proveedores (15,2 %). Los problemas vienen por el flanco financiero. El sector bancario está enla cuerda floja y el primer ministro, Matteo Renzi, necesita inyectar 40.000 millones de euros para sanear el sistema. Cómo hacerlo sin que Bruselas le imponga condiciones es otra historia. El brexit ha supuesto una oportunidad para reivindicar la flexibilidad del Pacto de Estabilidad ante Berlín, donde quieren enterrarla.

España

La quinta economía de la UE dejó atrás los años de recesión económica y ahora vuelve a crecer. Lo hace por encima de la media de la Unión, a un 3,2 %. Sin embargo, la lenta recuperación muestra síntomas de fatiga, víctima colateral de falta de estímulos fiscales de los gigantes exportadores y la anemia económica de sus principales socios comerciales de la UE. Este año el PIB se ralentizará hasta el 2,6 % en un entorno nada favorable.

Al próximo Gobierno español le queda por delante una dura senda de ajustes de hasta 8.000 millones de euros en dos años para situar el déficit por debajo del 3 %. Este año se da por hecho que no bajará del 3,6 %. La deuda alcanzará su pico del 100,2 % y con esa losa, resulta extremadamente complicado poner en marcha políticas expansivas que apoyen la creación de empleo. El paro se situará en el 20 % al cierre del 2016. ¿Qué hay de los beneficios comerciales? España se apoyó en la exportación y la precarización laboral para salir de la crisis. La balanza comercial registra un superávit del 1,4 %, pero el crecimiento exportador se ralentiza. El mercado interior europeo es el terreno donde mejor se mueve España. Su principal cliente es Francia (15,7 %), seguida de Alemania (10,4 %). Y, ¿sus proveedores? No hay sorpresas. Alemania (12,1 % de las importaciones) y Francia (11 %).

¿Cómo contribuyen a los fondos europeos?

Las ventajas de tener un mercado común europeo con libre circulación también tiene un coste para los principales motores exportadores de la UE: 135.000 millones de euros. Es la cifra que alcanza el presupuesto anual europeo del que se alimentan el resto de socios para converger con las economías más desarrolladas. Hay once países que aportan más a la hucha europea de lo que reciben de ella (Luxemburgo, Italia, Finlandia, Austria, Francia, Bélgica, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, Dinamarca y Suecia). La salida de cualquiera de ellos puede volver a tambalear unas cuentas de por sí estrechas. El portazo del Reino Unido, si se produce, dejará un agujero importante en las arcas (unos 8.642 millones de euros netos anuales). Por el momento, Bruselas considera a los británicos ciudadanos de la UE «con todos sus derechos y obligaciones», así que tendrán que arrimar el hombro: «Los resultados del referendo no han tenido impacto en el borrador presupuestario del 2017«, aseguran.

Cuando Londres certifique el divorcio y abandone el barco, el esfuerzo para cubrir su vacío presupuestario deberá repartirse entre los 27. Para reequilibrar la factura, Alemania, cabeza de lista de pagadores netos (13.825 millones de euros), deberá aumentar su esfuerzo un 8,23 % (2.503 millones de euros adicionales). Francia, que hoy pone sobre la mesa 8.446 millones, rascará de sus bolsillos 1.871 millones de euros más. Italia podría abonar 1.384 millones adicionales de los 3.790 netos que inyecta cada año. Países Bajos, uno de los socios que más presiona para recortar los presupuestos, vería la factura aumentada de 2.675 millones de euros a 3.210. Con el Reino Unido fuera de juego, cualquier nuevo divorcio obligaría a replantear el actual sistema de financiación de la UE.