Un veterano de Afganistán causa la mayor matanza de policías desde el 11S

adriana rey NUEVA YORK / E. LA VOZ

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HANDOUT | Reuters

Quería vengar la muerte de personas negras a manos de agentes

09 jul 2016 . Actualizado a las 14:38 h.

El caos total se adueñó del centro de Dallas. Durante horas sus calles se convirtieron en el peor de los escenarios. «Era como la guerra», dice entre sollozos uno de los testigos de la tragedia ocurrida la noche del jueves. «Había negros, blancos, latinos, de todo. Era la protesta de una comunidad mixta. Y de pronto los disparos salieron de la nada. Teníamos la impresión de que nos disparaban a nosotros. Fue una cosa de locos», asegura otro testigo.Todos ellos confiesan seguir traumatizados por lo ocurrido: «Era una manifestación pacífica contra la violencia policial. No queríamos más violencia». Pero la hubo.

La sembró un francotirador que acabó con la vida de cinco agentes de la policía de Dallas, e hirió a otras nueve personas. El autor, Micah Xavier Johnson, un veterano de veinticinco años, confesó sus intenciones antes de ser abatido por la policía: «Solo quería matar a blancos, especialmente a agentes blancos», desveló en rueda de prensa David Brown, jefe de la policía de Dallas.

Tal y como confirmó el Pentágono a Univisión Noticias, Johnson era un soldado condecorado en Afganistán y sirvió como reservista entre marzo del 2009 y abril del 2015. Antes de morir por la explosión de un dispositivo desplegado por un robot policial, Johnson aseguró estar enfadado por las últimas muertes de afroamericanos a manos de la policía y avisó a los negociadores de que «el fin se acerca» porque había colocado varias bombas en el edificio y en otras partes de la ciudad.

La actuación de los escuadrones antiexplosivos confirmó que no existía ningún artefacto antes de que Johnson falleciese. Al mismo tiempo eran detenidas otras tres personas como sospechosas del tiroteo que causó el desconcierto durante la manifestación que había marchado pacíficamente por las calles de Dallas.

El francotirador sabía lo que buscaba. Las comunicaciones por radio, hechas públicas a toda velocidad, reflejan el pánico y la confusión de los agentes que se encontraron en medio del fuego de un asesino tan preciso que al principio parecía un grupo de francotiradores. Pronto identificaron que los disparos procedían del garaje de El Centro College, un centro educativo comunitario que proporciona diplomas a estudiantes de bajos ingresos. La emboscada se convirtió en un enfrentamiento abierto. Según el jefe de la policía de Dallas, el francotirador respondió a los disparos de sus agentes durante un 45 minutos.

Imágenes grabadas por diferentes testigos circularon por las redes sociales. Ismael de Jesús fue uno de ellos. En el vídeo que él mismo hizo mientras estaba escondido, pudo registrar cómo mataban a uno de los agentes: «Pareció una ejecución, honestamente. Se paró sobre él después de que el policía ya estaba caído. Le disparó tal vez tres o cuatro veces en la espalda», explicaba. En estos momentos los expertos en balística siguen analizando todos los vídeos para aclarar si «el ataque pudo ser coordinado», como creen algunas fuentes.

La fiscal general, Loretta Lynch, quien aseguraba que «la investigación todavía está en desarrollo», se lamentaba por la «semana de profundo dolor y pérdidas», en referencia a Alton Sterling y Philando Castile, los dos hombres negros muertos por disparos de la policía. La madre de uno de ellos también condenaba los actos de Dallas: «Rechazamos de todo corazón los actos violentos perpetrados sobre los agentes».

Las banderas de Estados Unidos a media asta simbolizan el estado de horror que vive Dallas, el mismo que ha servido para que su alcalde, Mike Rawlings, pidiese a los ciudadanos «cerrar filas y curar las heridas». «Debemos unirnos como ciudad y como país», pedía tras la mayor matanza de policías desde el 11S.

Obama: «Un ataque atroz y calculado»

La visita oficial de Barack Obama a España empeza hoy marcada por el tiroteo en Dallas. Un conmocionado Obama calificaba lo ocurrido como «un ataque atroz, calculado y despreciable». El presidente que se encontraba en plena cumbre de la OTAN en Varsovia mientras la tragedia golpeaba a la ciudad del estado de Texas, confesaba sentirse «horrorizado» y condenó duramente los hechos: «No hay justificación posible. Se hará justicia», enfatizaba.

La condena y el horror se han hecho extensibles a toda la clase política estadounidense. Los candidatos, en plena carrera presidencial, han cancelado todos sus actos de campaña. «De manera premeditada se ha producido un ataque contra los hombres y mujeres que nos mantienen seguros. Debemos restaurar la ley el orden», dijo el virtual candidato republicano, Donald Trump, quien calificó los sucesos de «ejecuciones».

En paralelo, su rival en la contienda política, la virtual candidata demócrata, Hillary Clinton, declaró estar «de luto por los oficiales tiroteados en el ejercicio de su sagrado deber de proteger a los manifestantes pacíficos, a sus familias y a todos los que sirven con ellos». La consternación se hizo también con el Capitolio en Washington donde el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, apeló a la unidad de demócratas y republicanos: «No perdamos de vista los valores que nos unen ni la humanidad que compartimos», pidió Ryan ante una minoría demócrata que secundaba su llamamiento: «Estoy de acuerdo. Es una tragedia que rompe el corazón de todos los estadounidenses», decía la líder demócrata, Nancy Pelosi. De esta manera, ambos partidos trataron de evidenciar la unidad a pesar de ser conscientes de que la herida racial en el país está lejos de cicatrizar.