La Unión Europea dispensa una gélida bienvenida al nuevo Gobierno británico

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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DANIEL LEAL-OLIVAS | AFP

Alemania amenaza con leer la cartilla a Boris Johnson y Francia lo acusa de mentir

15 jul 2016 . Actualizado a las 16:07 h.

Los líderes europeos reaccionaron el jueves con una mezcla de estupor y escándalo a la formación del nuevo Gobierno británico, comandado por Theresa May. La elección del euroescéptico David Davis para ponerse al frente de las negociaciones del brexit no impactó tanto como la designación del controvertido Boris Johnson como ministro de Exteriores, una cartera que le obligará a bregar con sus socios europeos en la arena de Bruselas.  

El movimiento de May no ha gustado al otro lado del Canal, donde tendrán que sufrir la incontinencia verbal del bufón británico. Las ofensas e improperios lanzados a los líderes de la UE durante la campaña del referendo aguardan sobre la mesa del Consejo. El próximo lunes se verá por primera vez las caras con los 27 y alguno quiere pasarle factura.

«Los alemanes tenemos la costumbre de archivar lo que se dice durante una campaña electoral al día siguiente del resultado», recordó el jueves con retranca el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Pero será su compañero Steinmeier quien estreche la mano de Johnson después de que el británico comparase el proyecto europeo con el del régimen nazi y tras el reproche velado que le lanzó el alemán el miércoles: «Me parece abominable que políticos irresponsables hayan llevado al país al brexit y ahora no asuman la responsabilidad y se dediquen a jugar al cricket».

Su homólogo holandés, Bert Koenders, se sumó a los dardos. Johnson describió a Amsterdam en el 2014 como un «antro inmundo». «Es un hombre extravagante que ha dicho muchas cosas sobre líderes extranjeros», apuntó Koenders. A pesar de la antipatía mutua que se profesan los ministros, la canciller Angela Merkel quiso dejar claro ayer que su Gobierno hará lo posible por mantener «relaciones amistosas» con Londres. Para atemperar los ánimos, telefoneó a May y la convidó a verse en Berlín. 

El Gobierno francés se mostró menos templado. Francia quiere arrancar las negociaciones cuanto antes y exige a May que no aplace lo inevitable, el divorcio. El ministro de Exteriores galo, Jean-Marc Ayrault, no se anduvo con paños calientes a la hora de hablar de su colega británico: «Mintió a los ciudadanos. Ahora es él el quien está contra la pared», aseguró. 

¿Qué pasa con Bruselas? La Comisión Europea insiste en que el nuevo Gobierno británico debe activar «pronto» el artículo 50 del Tratado de Lisboa para arrancar las negociaciones. Sobre Johnson prefiere no hacer comentarios: «Estamos dispuestos a trabajar y cooperar con él», aseguró ayer la portavoz comunitaria, Catherine Ray. Pero a la mente de todos regresan las palabras del vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, quien llegó a decir de él que era un «racista». El propio Juncker lo incluyó en el saco de los «antipatriotas». Las relaciones son tensas  e incómodas. El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, fue el único que expresó abiertamente su rechazo al nuevo Gobierno británico. «Su composición muestra que está menos pensado para el futuro del país y más para satisfacer la cohesión interna del partido de los tories», indicó el alemán.

El que no tuvo ni palabras para el nuevo Ejecutivo fue el comisario de Asuntos Financieros, Jonathan Hill. El británico se despidió ayer tras dimitir de su cargo. Pidió «inteligencia» a su país en las negociaciones con Bruselas.