Podemos se queda sin su factor sorpresa

Francisco Balado Fontenla
F. Balado LA VOZ

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El diputado y secretario de Organización de Podemos, Alberto Rodríguez
El diputado y secretario de Organización de Podemos, Alberto Rodríguez Sergio Barrenechea | EFE

Los escaños de la formación de Pablo Iglesias y sus confluencias han repetido parte del espectáculo de la pasada sesión constitutiva, pero sin tanto ruido

19 jul 2016 . Actualizado a las 15:22 h.

El pasado enero Podemos y sus confluencias entraron en el Congreso como lo hacen los elefantes en las cacharrerías. Se estrenaban en las Cortes. Eran los absolutos protagonistas de la sesión constitutiva, y no rechazaron el papel. Habían llegado para cambiar las cosas, y lo manifestaron, con símbolos y palabras, en cada pequeña oportunidad que se les presentó. Carolina Bescansa se plantó en el hemiciclo con su bebé, que incluso llegó a recibir un voto para ser el presidente de la Mesa. Junto al resto de sus socios, acató la Constitución con una fórmula innovadora: los de En Marea, con un guiño a la Revolución de los Claveles portuguesa, y Pablo Iglesias, en lenguaje de signos, intentando dar voz a los que no la tienen. Entonces también abundaron las sonrisas y los puños en alto. 

Han pasado tan solo seis meses, pero parece que haya sido toda una eternidad. El paso del tiempo se ha notado en el vestuario de los diputados. Las bufandas se han quedado en el armario en detrimento de los vestidos cortos, y las botas y los zapatos de invierno han dejado paso a los de verano, mucho más acordes con los 40 grados que marcan los termómetros de la capital española.

Pero no solo han cambiado las ropas de los diputados. También lo han hecho sus caras. Tras el medio año transcurrido y, especialmente, los resultados obtenidos el pasado 26 de junio, las sonrisas han perdido fuerza en la sesión constitutiva.

Ballesteros | EFE

Los de Equo aparecieron de nuevo en la Carrera de San Jerónimo con sus bicicletas, Alberto Rodríguez sigue con sus rastas y los escaños de Podemos y sus confluencias volvieron a acatar la Constitución con una fórmula más completa que el tradicional juro o prometo, pero ya sin la capacidad de sorpresa. 

El grito de una víctima del Alvia invitada por En Marea al Congreso, lanzando un papel de protesta contra la ya extitular de Fomento, Ana Pastor, o la camiseta del debutante Diego Cañamero, en defensa de su amigo Andrés Ródalo, concejal andaluz condenado a más de tres años de cárcel por agredir a un edil socialista, han sido las dos únicas grandes novedades formales en la sesión.