Alarma en Brasil tras la detención de diez simpatizantes del Estado Islámico

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

STOYAN NENOV

La célula había amenazado a través de la Red con atentar contra los Juegos Olímpicos

22 jul 2016 . Actualizado a las 01:10 h.

A 16 días de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Brasil se despertó ayer con una inesperada amenaza: diez personas fueron detenidas por los cuerpos de seguridad como miembros de un grupo autodenominado Defensores da Sharia. Los apresados habían jurado lealtad al Estado Islámico y prometían atentar contra las actividades deportivas en la ciudad carioca durante las dos semanas que durará el torneo.

El ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, admitió que el grupo detenido «pasó de simples comentarios en Telegram y WhatsApp a intentar planificar en serio la comisión de atentados contra diversos objetivos».

El ministro quiso rebajar la alarma sobre la amenaza islamista contra los Juegos, «porque los sospechosos forman parte de un grupo de cien personas que ya estaban monitorizados por la policía». Pero, añadió, «el nivel de alerta es el mismo y es máximo».

El dispositivo de seguridad se precipitó a lo largo del día de ayer con un total de doce órdenes de prisión -de las que se materializaron una decena- en diez estados del país sudamericano. Según los primeros datos manejados por el Gobierno brasileño, la operación se precipitó tras comprobar que uno de los detenidos había entrado en contacto con vendedores de armas en el mercado negro en Paraguay para intentar adquirir un fusil AK-47, el famoso Kalashnikov, con el que, por ejemplo, los asesinos de la sala Bataclan sembraron el terror en el centro de París,

La compra del arma no se llegó a concretar, insistió el ministro Moraes en su comparecencia. Pero aportó algunos otros datos que parecen establecer vínculos reales entre los Defensores da Sharia y el Estado Islámico. Así, la investigación policial revela que los diez detenidos «fueron captados a través de Internet» y que estaban sometidos a un proceso de radicalización similar al acreditado en el caso de los temidos lobos solitarios que han actuado en Europa a lo largo de los últimos meses. Y que todos ellos había jurado lealtad al EI a través de la Red.

Pero Alexandre de Moraes también añadió que «era una célula absolutamente descoordinada y desorganizada». De hecho, no se ha podido acreditar la existencia de un conocimiento expreso entre los diez detenidos -uno menor de edad-, quizá debido a la dispersión geográfica por lugares como Paraná, Ceará, Paraíba, Minas Gerais, Río de Janeiro, Sao Paulo, Paraná, Mato Grosso y Río Grande do Sul.

La detención fue ordenada una vez que, en sus mensajes, los miembros del grupo acordaron comenzar «entrenamientos en artes marciales y tiro», lo cual fue interpretado por las autoridades como una amenaza real, y el inicio de «preparativos» de un posible acto terrorista durante los Juegos Olímpicos. El ministro de Defensa indicó que la alerta final llegó a través de un mensaje colgado en Facebook por la novia de uno de los detenidos.

También señaló que, en sus mensajes, los detenidos solían indicar que Brasil no era un «objetivo» del terrorismo, pero que «en virtud de la proximidad de los Juegos Olímpicos pasaba a estar dentro de sus blancos». Y ese mismo mensaje había sido transmitido por los servicios de seguridad de otros países, que habían alertado al Gobierno brasileño de la amenaza inminente de una acción del Estado Islámico contra el gran hito del deporte mundial. Y es que el EI ha declarado la guerra también al deporte, con la decapitación de deportistas en Siria y atentados contra espectadores, como el de Irak contra una peña madridista en mayo.

El fiscal cree que el asesino de Niza tenía cinco cómplices

En el frente europeo contra la barbarie del Estado Islámico, François Molins, el fiscal de la República y encargado de la investigación del atentado cometido en Niza, dio ayer algunas claves sorprendentes sobre el autor de la masacre que se saldó con 84 muertos y más de trescientos heridos, de los que noventa permanecen hospitalizados. «Parece que Mohamed Lahouaiej Bouhlel planeó su acto varios meses antes de pasar a la acción», señaló.

En esa premeditación habrían colaborado al menos cinco personas, por lo que la Fiscalía gala ha abierto una investigación por diversos cargos contra los cuatro hombres y la mujer que ayer pasaron a disposición judicial. Dos de los detenidos son franco-tunecinos, otros dos albaneses y otro tunecino. Solo uno de ellos, según Colpisa, estaba fichado por los servicios de inteligencia, por lo que la planificación del atentado ha puesto en el punto de mira el trabajo de la policía y los servicios de inteligencia galos para prevenir atentados.

El fiscal hizo referencia a fotos halladas en el móvil de Bouhlel en las que se veía a la multitud reunida en el paseo de los Ingleses para contemplar los fuegos artificiales del 14 de julio del 2015.

Uno de sus supuestos cómplices, Mohamed Oualid G., con quien se intercambió hasta 1.278 llamadas durante el último año, aparece en dos fotos en la cabina del camión con el que perpetró la matanza en los días previos. Este último le envió un mensaje en enero del 2015, poco después del atentado contra la revista Charlie Hebdo, en el que le decía: «Yo no soy Charlie y estoy contento, han enviado a los soldados de Alá para terminar el trabajo». El 4 de abril, otro presunto cómplice, Choukri C., le aconsejaba: «Carga el camión, pon dentro 2.000 toneladas de hierro y corta los frenos amigo mío, que yo miro». El fiscal también reveló el hallazgo de un Kalashnikov en un trastero, «pero no sabemos aún su uso».