Muere Ivo Pitanguy, el médico que hizo de Brasil la meca de la cirugía estética

María Piñeiro

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El célebre cirujano plástico brasileño Ivo Pitanguy
El célebre cirujano plástico brasileño Ivo Pitanguy

Contradictorio y genial, operaba a ricos, a pobres, formaba especialistas y escribía

08 ago 2016 . Actualizado a las 01:10 h.

«No se mide la deformidad por aquello que estás viendo, sino por aquello que causa sufrimiento al otro. Eso es tan importante como cuando Freud descubrió que las enfermedades no se trataban solo orgánicamente. Es la lección más profunda que tengo dentro de mi piel». Así definía Ivo Pitanguy (1923-2016) el trabajo de cirujano plástico, ese que le hizo famoso en el mundo entero y que convirtió a Brasil en el país donde más operaciones estéticas se realizan.

El sábado por la tarde Pitanguy murió de un infarto en su casa de Río de Janeiro, pocas horas después de llevar la antorcha olímpica por las calles de su ciudad. Después de 60.000 operaciones, 1.500 conferencias, 800 trabajos científicos y 400 médicos formados por él, no se puede decir que con Pitanguy se termine una época. Él se encargó de que no fuese así, de que la cirugía estética y reparadora se convirtiese en una disciplina médica respetable y que Río de Janeiro fuese su capital mundial (en el país hay 5.500 cirujanos plásticos colegiados, la cifra más alta tras Estados Unidos).

Tres días operando quemados

Además de arreglar defectos más o menos reales en los famosos, este hijo de médico formado en Estados Unidos y Europa -con el francés Marc Iselin, pionero en estética con víctimas de la Segunda Guerra Mundial-, desarrolló una labor titánica en zonas empobrecidas. Una vez por semana se trasladaba a una clínica perdida donde operaba a unos sesenta pacientes, algunos con malformaciones congénitas, otros para operaciones de pura estética. No era algo nuevo para él. Se hizo conocido cuando, estando en urgencias en 1961, recibió a las víctimas del incendio de un circo en Nitéroi: operó durante tres días seguidos a centenares de quemados. Dos años más tarde abría su clínica en Botafogo, la más importante del mundo.

Se supone que atendió a actrices como Gina Lollobrigida, Brigitte Bardot o Zsa Zsa Gabor; reinas como Farah Diba o Jackie Kennedy; y muchos hombres, desde el rey Hussein de Jordania a Muamar el Gadafi, de quien se dijo que había intentado parar su calvicie, o Tom Cruise. Lo cierto es que Pitanguy jamás daba el nombre de sus clientes, todo queda en la especulación.

En paralelo a su trabajo en el quirófano, desarrolló una impresionante labor investigadora, encaminó a médicos jóvenes, y escribió novelas, tanto que era académico de las Letras. Pitanguy operó hasta el 2013, y el año pasado en un viaje a París fue diagnosticado de insuficiencia renal. Desde entonces estaba sometido a diálisis y en junio fue ingresado en una clínica por una infección.

Curiosamente, él nunca se operó. Lo tenía muy claro: «Mejor que tener un buen cirujano es tener un buen ego».