Promete «la mayor revolución fiscal» para afianzar el voto de la clase media
09 ago 2016 . Actualizado a las 01:19 h.Detroit (Míchigan) ha sido el escenario elegido para que ayer los republicanos y el jueves los demócratas, presenten sus respectivos planes económicos. La ciudad, convertida en la capital del motor en Estados Unidos, fue una de las más golpeadas por la crisis pasando de ser sinónimo de prosperidad, a ver cómo sus empresas eran torturadas de tal manera que todavía hoy siguen tratando de resurgir de sus escombros.
El escenario era el perfecto para que Donald Trump desvelase sus planes y en la materia que se supone, domina a la perfección: la economía. «Volveremos a hacer que EE.UU. crezca otra vez», repetía una y otra vez el magnate. Su plan, estará basado en importantes «rebajas de impuestos para la clase media», «recortes masivos» de las regulaciones federales, además de la eliminación de impuestos de sucesiones y reducción de la tasa a las empresas al 15 % (desde el actual 35 %). En materia exterior, no habrá tregua para el acuerdo comercial Transpacífico (TPP) del que EE.UU. saldría inmediatamente. El neoyorquino fulminaría también las bases de uno de los tratados que más ha criticado: el de libre comercio de Norteamérica (TLCAN), sellado con Canadá y México. Ambos «hacen daño a nuestra economía», sentenció el multimillonario.
«Estamos en una competición con el mundo y quiero que EE.UU. gane. Volveremos a ganar cuando yo sea presidente», dijo Trump entre ovaciones. Ese fue el mensaje principal a lo largo de una hora de un discurso económico que además, contuvo una ambiciosa promesa: «Hacer la mayor revolución fiscal en el país desde el expresidente Ronald Reagan». De esta manera y en un claro intento de lavado de imagen, el magnate volvía a compararse con el icono republicano: «Trump, como el cuadragésimo presidente, Ronald Reagan, comprende la ansiedad y la aspiración del pueblo estadounidense», dijo hace tan solo un mes su numero dos, Mike Pence.
Asesores multimillonarios
Los medios estadounidenses aseguran que hubo poco detalle en unas propuestas que viajaron entre ideas conservadoras y progresistas, estudiadas y sugeridas por un cuestionado equipo de asesores de multimillonarios. A pesar de ello, en la puesta de escena de ayer, sí hubo un cambio importante: Trump estuvo más contenido. Y es que el republicano sabe que su postura debe adquirir cierta moderación si no quiere seguir viendo deserciones diarias en su partido. De esta manera y por poner un ejemplo, Trump esperó pacientemente a que el personal de seguridad desalojase a más de diez mujeres que protestaban contra el magnate: «La gente de Bernie Sanders tenía más energía», zanjó el neoyorquino con su habitual ironía, eso sí.
Ahora le toca el turno a la candidata demócrata, de quien Trump a hablado como «la candidata del pasado». Hillary Clinton presentará el jueves su plan económico que promete 10,4 millones de puestos de trabajo, una cifra que la exsecretaria de Estado suele contrastar con los casi 3,5 millones de empleos que se perderían si Trump llegase a la Casa Blanca.