Denuncian a una prisión valenciana por enseñar boxeo a los presos

Europa Press

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Las clases las imparte un interno «con una larga trayectoria penitenciaria», y en ocasiones se realizan sin vigilancia por la falta de personal

12 ago 2016 . Actualizado a las 16:51 h.

En la cárcel de Picassent, en Valencia, los presos aprenden a boxear. Y lo hacen sin supervisión. Así lo ha denunciado este viernes la Oficina en la zona de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), que ha condenado el «entretenimiento violento» que la prisión proporciona a sus internos, asegurando que «pone en grave riesgo la seguridad» de trabajadores y reclusos.

Los polémicos cursos incluyen, además del boxeo, otros deportes de contacto, y llevan semanas desarrollándose en el edificio. Sus alumnos son internos e internas de varios módulos de la Unidad de Preventivos del centro, que están siendo instruídos por un preso encarcelado por abusos sexuales a menores. Según Acaip, el «profesor» cuenta con una «larga trayectoria penitenciaria» y, debido a la falta de personal, los sábados imparte sus clases «sin ningún tipo de [...] control».

«Desde hace meses no se asigna ningún funcionario de servicio a la zona donde se realiza esta actividad los fines de semana», señala el sindicato en un comunicado. Del mismo modo, la Agrupación ha insistido en la irresponsabilidad que suponen estas actividades, en las que se manejan varias decenas de cuerdas de aproximadamente dos metros de longitud, que están prohibidas en las prisiones por ser objetos susceptibles de emplearse en una fuga.

Pero la ausencia de vigilancia no es la única reclamación de Acaip. El sindicato también ha hecho hincapié en la contradicción en la que recae la prisión con los controvertidos cursos: «Mientras a los internos se les enseñan estas técnicas y se invierte gran cantidad de dinero en adquirir el material para ello, a los trabajadores se les obliga a realizar en su tiempo libre los cursos que les permitan librarse de sufrir una agresión», denuncia. Por todo ello, la entidad ha pedido a la dirección de la institución penitenciaria mediante un escrito que se paralice «de forma inmediata [...] dicha actividad» por mostrar destrezas que «pueden ser utilizadas en cualquier momento contra los trabajadores del centro o contra los internos».

Según informan, la cárcel de Picassent no ha estado de acuerdo con la socilicitud. El centro ha decidido mantener las clases, entendiendo que este tipo de deporte es beneficioso para los reclusos. El sindicato, no obstante, continúa desintiendo, alegando que «no [...] está orientada a reinsertar en la sociedad a los internos cuando salgan en libertad, sino que es un mero entretenimiento, de carácter violento» y que, además fomenta los ataques. «Cada año varios trabajadores son agredidos [...] en el centro», apunta la Acaip, «las peleas y amenazas entre reclusos son algo frecuente». 

El año pasado, Picassent registró 241 agresiones graves y varias amenazas a empleados públicos, una situación que empeora en el período vacacional por la reducción de la plantilla.