Asturias se asfixia en la lucha contra cambio climático

Susana D. Machargo REDACCIÓN

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PACO RODRÍGUEZ

Un informe de expertos alerta de que es la comunidad con más emisiones y las políticas activas «más pobres» para frenar al calentamiento global

27 ene 2017 . Actualizado a las 13:36 h.

No solo concentra las mayores emisiones de gases de efecto invernadero, además sus políticas contra el cambio climático son las «más pobres». Los expertos suspenden a Asturias en su lucha contra el calentamiento global. Así aparece reflejado en el informe Sostenibilidad en España 2016. Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad, organismo de referencia en esta materia, que nace de un acuerdo firmado por el Ministerio de Medio Ambiente. El documento no deja bien parado al Gobierno del Principado. Solo recibe un varapalo similar a Murcia, aunque en su caso precisa que las emisiones son mucho menores. Las consecuencias serán evidentes antes de que termine el siglo. En el norte del país la temperatura media subirá algo menos de cinco grados, la tasa de precipitaciones podrá disminuir hasta un 10% y los días de nubosidad al año se reducirán de forma proporcional. Las quejas por contaminación se han multiplicado en los últimos años en Asturias. Incluso en diciembre, Oviedo cerró el acceso desde la autopista Y por los altos índices medidos. Vecinos de la zona oeste de Gijón denuncian la asfixia con la que viven su día a día.

El Observatorio explica que el volumen de emisiones en España dejó de crecer hasta 2013. A partir de ese ejercicio se invirtió de forma moderada la tendencia. La estabilización en la producción de gases de efecto invernadero entre el 2010 y el 2012 invitó al optimismo, pero el entusiasmo duró poco. La Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA por sus siglas en inglés) alerta, además, de que la brecha entre lo que se tendría que haber reducido y la realidad es «comparativamente muy grande». Supone, de hecho, un 13% mientras que la media de los países europeos es del 1,9%. ¿A qué se debe este incremento? El informe cita la explicación del experto José Santamarta realizada para el propio Observatorio. Señala que se debe, fundamentalmente, «al parón en las renovables, el incremento del uso del carbón, el estancamiento del gas natural y el aumento del 2% en el uso de derivados petrolíferos». La valoración que realiza es «negativa».

Este informe de sostenibilidad 2016 señala que el Principado «destaca sobre los demás en ambos aspectos», por la alta concentración de instalaciones emisoras de gases contaminantes  y por la falta de políticas activas. En lado contrario de la balanza están las regiones con baja concentración de emisores y políticas muy activas. Estas son Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Extremadura. En el caso de Murcia, indica que tiene bajas ratios de emisiones pero también «políticas mal diseñadas». Los indicadores que muestran para medir son tanto el CO2 en relación con el producto interior bruto (PIB) o el CO2 per capita. En ambos casos, el Principado está en una situación poco privilegiada.

El estudio reconoce que en el caso del Principado hay un elemento singular que es la concentración de grandes empresas emisoras. Señala que las 20 instalaciones que emiten la mitad del CO2 industrial están instaladas entre Galicia, Asturias y León. Precisa que los principales focos se deben a la generación de carbón. Pero cita también la planta de Arcelor Mittal en Avilés. También alude al indíce de calidad del aire (ICA), que califica de «mala en los valles mineros asturianos».

Las dos herramientas en manos de los gobiernos regionales son lo que denominan mitigación y la adaptación a los impactos. La primera consiste en reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. La segunda es más compleja. Supone mantener, dentro de lo posible, los ciclos naturales, especialmente, el hidrológico; ahorrar recursos, optimizar la capacidad de adaptación -resiliencia- de los ecosistemas y las áreas urbana o redefinir los hábitos de conducta de los ciudadanos. Los especialistas explican que el sistema climático tiene memoria e inercia, lo que hace que ambos sean complementarios y necesarios. 

El impacto

Al margen de lo que los Gobiernos puedan hacer a partir de ahora, el estudio del Observatorio ya habla de cómo cambiará el clima antes de final de siglo. En España ese cambio será «severo», aunque más acusado en el centro y en el sur de la península. La temperatura media subirá entre 3 y 5 grados y en verano hasta siete. En la zona cantábrica, el incremento será menos intenso pero el descenso en la tasa de precipitaciones podrá alcanzar hasta el 10%. El número de días de lluvia diminuirá entre 10 y 15 días en al final del siglo, aunque la mayor incertidumbre estará en el centro y en el cantábrico.