El ministro de Economía, en el punto de mira de los populares

E. C. MADRID / LA VOZ

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benito ordoñez

Sáenz de Santamaría y Montoro lo señalan como máximo responsable del enchufe de su amigo y de las deficientes explicaciones que se ofrecieron a «posteriori»

08 sep 2016 . Actualizado a las 11:29 h.

La elección de José Manuel Soria para un alto cargo en el Banco Mundial cayó como una bomba en el PP. Sorpresa primero, luego estupefacción y finalmente máxima preocupación por el coste político de premiar a un ministro que tuvo que dimitir por sus vínculos con paraísos fiscales y sus mentiras posteriores. La decisión era a todas luces políticamente muy inoportuna, anunciada dos minutos después de la investidura fallida de Mariano Rajoy, en pleno bloqueo político del que el presidente del Gobierno en funciones acababa de culpar a Pedro Sánchez, y a escasos días del inicio de la campaña de las elecciones gallegas y vascas. La designación de Soria provocó una contestación sin precedentes en el PP, sobre todo por parte de los barones territoriales, que la cuestionaron y pidieron explicaciones, desde Alberto Núñez Feijoo al andaluz Juan Manuel Moreno, la madrileña Cristina Cifuentes y el castellano-leonés Juan Vicente Herrera

En el foco está el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, a quien un sector del Gobierno, donde estarían la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la cúpula del partido apuntan como responsable último, no solo del enchufe de su amigo personal, sino también de las que consideran deficientes explicaciones que dio para justificarlo. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, fue la que tuvo que dar la cara para defenderlo, aunque dejando claro que el responsable del mismo era el ministerio de Economía, es decir De Guindos. La vicepresidenta en funciones echó balones fuera después de que se hiciera pública la designación al decir que no era de su competencia. Es decir, que le pregunten a De Guindos. 

Pasar página

Rajoy quiere pasar página cuanto antes de un asunto que ya le ha dañado mucho políticamente. El cierre de filas en torno a su liderazgo en la ejecutiva del pasado sábado, el día después de no superar la investidura, se vio ensombrecido por la irrupción del caso Soria. Desde entonces se ha situado a la defensiva, mientras daba argumentos a un Pedro Sánchez acorralado y ponía en riesgo su acuerdo con Ciudadanos. Los populares dan por terminado el asunto, pero la oposición, PSOE y Podemos, e incluso Ciudadanos, aunque en un tono menor, no van a dejar escapar la presa. Además del rechazo en su propio partido, Rajoy temía también que el Banco Mundial, tras el escándalo desatado, rechazara la candidatura de Soria, por no cumplir su código ético interno, que exige ejemplaridad y transparencia. Eso sí que habría representado un auténtica catástrofe para el Gobierno.