Inspectores de Bankia hablaban ya en el 2011 de cuentas «de mierda»

J. A. B. MADRID / COLPISA

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El instructor del caso requirió a Bankia, su matriz BFA y el Banco de España que le enviaran todas las comunicaciones oficiales cruzadas entre los funcionarios

12 sep 2016 . Actualizado a las 11:34 h.

«No tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad». De tan singular forma comenzaba el escritor danés Hans Christian Andersen uno de sus cuentos más famosos: El traje nuevo del emperador. Casi dos siglos después, la historia demuestra que aquella fábula puede ser realidad. Un ejemplo bien podría ser lo sucedido con Bankia

Al igual que en aquel cuento, comúnmente conocido como El rey desnudo, algunos habrían sacado provecho aparentemente de forma irregular de un supuesto engaño que nadie en la Corte se atrevió a desvelar, aunque les resultara extraño lo que veían, por miedo a las iras de un emperador que este caso no termina de quedar claro si fue Bankia, el Banco de España o incluso el Gobierno de la época. Solo un niño contó sin ambages las vergüenzas de aquel monarca y eso es lo que parece que hicieron los inspectores del supervisor bancario que estaban empotrados en aquella entidad financiera a lo largo del 2011, tanto meses antes como meses después de su polémica salida a Bolsa (julio) que lleva cuatro años siendo investigada en la Audiencia Nacional. 

El instructor del caso, Fernando Andreu, requirió a Bankia, su matriz BFA y el Banco de España que le enviaran todas las comunicaciones oficiales que aquellos funcionarios se cruzaron entonces. De la lectura de ellos, ya en manos del magistrado, queda claro que desconfiaban sobremanera de su situación contable, e incluso apreciaban un riesgo evidente de que al menos la citada BFA entrara en quiebra.

Probablemente el mensaje más extenso, y a la vez más duro, figura en el correo que José Antonio Casaus Lara, entonces jefe de Inspección en el Banco de España, dirige al equipo que trabajaba en el tema de Bankia (14 personas) advirtiéndoles de que la situación de la entidad «¡No tiene desperdicio!». Corría el 2 de diciembre del 2011.

Un indicio de la delicada situación contable de Bankia vendría de analizar su margen financiero, que en apariencia era de 3.140 millones. Pero Casaus, muy crítico, da a entender a su equipo que no se lo cree porque, entre otras cosas, la entidad les había dicho que «solo» llegaría a 2.700 millones. «La sensación que tenemos -se queja amargamente- es que con esos 2.700 salía una cuenta de mierda (perdón por lo de cuenta), y que desde intervención han cambiado posteriormente las masas de balance».

En el 2011, los inspectores del Banco de España avisaron varias veces del desfase patrimonial que provocaría en BFA la salida a Bolsa de Bankia. Entre otras cosas, tachaban de «débil» y «grave» la capacidad de generación de resultados del banco, sobre todo en un contexto de «dudas en el mercado ante el peso de su deuda y por las políticas del pan para hoy y hambre para mañana». Uno de ellos, Roberto Fernández, se refería en diciembre del 2011 con sorna al «mega plan» del banco para alcanzar las nuevas necesidades de capital. De los 1.329 millones precisos, «el 30 % lo van a obtener del desapalancamiento natural de las operaciones crediticias, y esto lo tenemos que bendecir nosotros? y explicarlo a la EBA [el supervisor europeo]? Permitirme un juas, juas»