Las claves de un caso que hizo temblar los cimientos del PP

Manuel Costoya
m. c. cereijo REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Pilar Canicoba

Los populares ya dan por descontado el coste político de una macrocausa dividida en siete piezas

05 oct 2016 . Actualizado a las 07:24 h.

El caso Gürtel y Bárcenas han sido dos de los peores quebraderos de cabeza para el PP en los últimos tiempos, con unas consecuencias electorales evidentes y un desgaste social altísimo en un partido que siempre hizo bandera de la lucha contra la corrupción y al que ahora muchos identifican con ella. Estas son algunas de las claves para entender un caso globalmente muy complejo. Una de sus piezas, la que abarca la primera época de la trama, de 1999 al 2005, comenzó a juzgarse ayer en la Audiencia Nacional

Los orígenes

El ascenso de Don Vito. Francisco Correa, al que la Fiscalía pide la pena más alta de todas las solicitadas, 125 años de cárcel, es el cerebro de la trama. Pasó de humilde botones a ávido empresario. Supo tejer una tupida y productiva red que le llevó a que fuese conocido entre los suyos como Don Vito. 

El contacto político

Pablo Crespo, figura clave. Correa conoce a Crespo en 1999. Este, entonces secretario de organización del PP en Galicia, le encarga la ejecución de las elecciones gallegas. Después vinieron otras, ya a nivel nacional, que llevaron a Correa a fijar su domicilio en Madrid. Siguió extendiendo sus tentáculos y supo aprovechar sus amistades con jefes nacionales de áreas destacadas del partido -aquí aparecen los nombres de Luis Bárcenas, Jesús Sepúlveda y Alberto López Viejo- para continuar con sus actividades. 

El lucrativo negocio

Dinero y regalos por adjudicaciones públicas. La extensa red de contactos políticos facilitó el trabajo a los peones de Correa, que pasó a un discreto segundo plano. Las influencias en el PP fueron determinantes para que sus empresas -llegó a tener 27- se hiciesen de forma irregular con adjudicaciones pública. A cambio, sus intermediarios políticos y los funcionarios corruptos recibían dinero, regalos de lujo y coches. También llegaron a participar en negocios conjuntos a través de sociedades pantalla, mediante las cuales cobraban las comisiones que les entregaban las constructoras adjudicatarias. Todo iba viento en popa hasta que José Luis Peñas, exedil de Majadahonda, denunció el caso. Las investigaciones continuaron y la prueba que destapó el pago a los políticos fue un lápiz de memoria que la policía retiró a la fuerza al contable de la red, José Luis Izquierdo, quien lo ocultaba en su pantalón. Ahí se encontraba toda la información sobre personalidades públicas y el pago de cohechos. Correa llegó a reconocer en la cárcel que sin ese material no habría caso. 

La derivada política

Un golpe en la línea de flotación del PP. Desde el 2009, cuando la Audiencia Nacional abrió la investigación, el PP ha resistido el temporal de la Gürtel, probablemente el principal factor -incluso por encima de los recortes económicos- que explica su espectacular caída electoral desde la histórica mayoría del 2011, con 186 diputados, a los solo 123 conseguidos en diciembre del 2015. Hoy los populares creen que el asunto puede estar ya amortizado y consideran que los costes electorales ya se han asumido. Está por ver cómo le puede afectar lo que ocurra en el juicio.

El futuro judicial

Seis piezas más. La financiación irregular del PP en Valencia; la contabilidad opaca del tesorero del PP; los contratos de la trama con Aena y con el Ayuntamiento de Jerez; las adjudicaciones de Orange Market con la Generalitat; la pieza de la visita del papa a Valencia y los contratos en Bobadilla (Madrid) son otras piezas pendientes de juzgar.