Puigdemont insta al Gobierno a negociar la fecha y la pregunta del referéndum

Europa Press / EFE

ACTUALIDAD

Juan Carlos Hidalgo | efe

Invita al Ejecutivo central a que someta a votación también su propia propuesta, «que compita con la de la independencia»

10 oct 2016 . Actualizado a las 19:06 h.

El presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, ha invitado este lunes al Gobierno central a negociar la fecha, las condiciones y la pregunta del referéndum que plantea el nacionalismo catalán e incluso a que someta a votación también su propia propuesta, «que compita con la de la independencia», siempre que se haya pactado también cómo interpretar y aplicar los resultados.

Puigdemont ha ofrecido una conferencia en los desayunos informativos de Europa Press, en los que ha insistido en que la reivindicación independentista catalana requiere una solución política y no va a diluirse por no darle respuesta. «Cuando la situación española despierte de su bloqueo inicial la propuesta catalana seguirá todavía allí», ha avisado, utilizando el famoso microcuento del escritor Augusto Monterroso.

«Nuestra prioridad es llegar a un acuerdo con el Estado, se celebraría dentro y fuera de España, sería político y se resolverían dos variables enquistadas: la situación en Cataluña pero también la gobernabilidad en España», ha señalado. Y ha recordado que alrededor del 80 % de los catalanes cree que se debería votar: «Los del sí y los del no nos sentimos cómodos con la idea de votar», ha insistido antes de urgir al Estado a que «juegue el partido» y a que les proponga «algo».

A modo de ejemplo, ha sugerido que el Gobierno central podría plantear que el referéndum incluyera la posibilidad de acometer una reforma constitucional frente al «no» a la independencia, aunque su criterio es que debería haber una pregunta clara sobre si se quiere que Cataluña sea independiente o no. El presidente catalán está abierto incluso a negociar la fecha de la consulta, que no tendría que ser obligatoriamente en septiembre del 2017, y a hablar sobre los porcentajes, de manera que se fije un mínimo de participación «incontestable» para dar legitimidad a la votación y otro porcentaje sobre el resultado. Y comprometerse todos a aceptar lo que salga de las urnas, tanto si es el sí como si es el no. En este último caso, ha aclarado que respetarán el no: «No vamos a subvertir el deseo de los catalanes». «Pero si hay una participación y un resultado claros, nadie va a poder mirar para otra parte», ha advertido ante la posibilidad de que finalmente se celebre un referéndum unilateral.

Ese mensaje se lo trasladará al próximo presidente del Gobierno si hay investidura antes del 31 de este mes, a quien se ha comprometido a telefonear para felicitarle y pedirle una entrevista. También se ha mostrado dispuesto a hablar con Felipe VI cuando él «considere oportuno», consciente de que tiene «un papel difícil», que está ejerciendo «con responsabilidad». «Cuando él considere que es interesante hablar de la situación en Cataluña, con mucho gusto, no tendré ningún inconveniente», ha asegurado al ser preguntado sobre este asunto.

Puigdemont, quien se ve fortalecido tras la moción de confianza de la que salió airoso hace dos semanas, ha reiterado la necesidad de dar «una solución política a la demanda catalana», para lo cual ha reclamado «coraje y compromiso» y partir «del reconocimiento del otro». También ha negado que el proyecto soberanista esté influyendo negativamente en la economía catalana, sino que incluso ve que está sucediendo lo contrario, con el PIB catalán creciendo a mayor ritmo que la media, y se ha remitido a las recientes palabras del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz para subrayar que una Cataluña independiente es viable desde el punto de vista económico.

En este contexto, ha defendido que sean solo los catalanes los que voten, y no todos los españoles, y se ha preguntado si algún país de la UE quiso votar en el brexit, en el que los británicos decidieron abandonar la Unión.

Respecto a la posibilidad de que se aplique el artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía, ha opinado que sería un recurso políticamente arriesgado, que conduciría a un callejón sin salida. Y que el Gobierno recurriera a la Policía lo ve de una «gravedad grande», que «conseguiría los resultados contrarios»