Donald Trump, contra las cuerdas

Adriana Rey NUEVA YORK / E. LA VOZ

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JIM LO SCALZO

El líder de los republicanos le retira su apoyo, para no perder la mayoría en el Congreso, tras un debate sucio en el que el magnate llegó a amenazar a Hillary Clinton con la cárcel

11 oct 2016 . Actualizado a las 08:56 h.

Los teléfonos llevan semanas sonando en los despachos del Partido Republicano. Históricos congresistas y senadores que también se la juegan en la cita electoral del 8 de noviembre han sido instados a retratarse en multitud de ocasiones, por culpa de la actitud de su candidato. Un hombre indomable que hace peligrar no solo las oportunidades de recuperar la Casa Blanca, sino también de perder la mayoría republicana en Congreso y Senado.

Bajo esta premisa, la campaña de Donald Trump volvía a recibir el lunes otro envite desde dentro. Nada menos que Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, era el encargado de asestar otro duro golpe a las aspiraciones presidenciales del polémico multimillonario.

Ryan, el republicano de mayor rango en EE.UU., lo dijo alto y claro en una teleconferencia con legisladores, donde no solo dejaba a Trump contra las cuerdas sino que también daba luz verde para que el resto de legisladores marcasen distancias con el neoyorquino. «Ustedes deben hacer lo que sea mejor para ustedes en sus distritos», sentenció ante sus interlocutores.

El golpe confirma el miedo a perder una mayoría en las cámaras y desvela la estrategia de Ryan, quien, según el portal Politico, dedicará «toda su energía para evitar que Clinton reciba un cheque en blanco con un Congreso de mayoría demócrata».

Como era previsible, la respuesta del principal afectado no se hizo esperar: «Paul Ryan debería concentrarse en el presupuesto (?) y no en gastar su tiempo peleando con el candidato republicano», replicaba en Twitter.

La nueva baja llega después de un goteo de fugas republicanas a lo largo de un fin de semana aterrador para el partido y en el que el lunes mismo, el candidato a vicepresidente, Mike Pence, tenía que volver a hacer de cortafuegos después de que Trump le desautorizase en el segundo debate contra la demócrata.

Guerra sucia

Un duelo en el que Trump ya tenía poco que perder y mucho que ganar, por ello, optó por la guerra sucia haciendo descender a Clinton a las profundidades. «Como dice Michelle [Obama], cuando ellos se rebajan, nosotros subimos. Hillary Clinton subió y demostró por qué será una presidenta para todos los americanos», decíaBarack Obama.

El distanciamiento se evidenció desde el primer minuto en el que en un gesto sin precedentes, los aspirantes a ocupar el despacho oval no se dieron la mano al comienzo del careo. El candidato republicano sacó de la recámara todos sus cartuchos de ataques a su rival para regocijo de su fans. Los reproches y la polémica sobre el último vídeo y los comentarios machistas del multimillonario protagonizaron un primer bloque que dejó para la historia uno de los momentos más escandalosos. «Si gano, daré instrucciones al secretario de Justicia que nombre un fiscal especial para que investigue tu situación», advirtió. Después de que Clinton dijera que espera que alguien con el temperamento de Trump no esté a cargo de la Justicia, el magnate replicó: «Porque entonces estarías en la cárcel».

La peligrosa amenaza tuvo el lunes la respuesta de Eric Holder, exfiscal general con Obama: «En EE.UU. no amenazamos con encarcelar a la oposición política». Varios portavoces de George W. Bush se sumaron a las críticas: «Un presidente no amenaza a un particular con persecución judicial. Trump se equivoca». «Eso solo lo dicen los dictadores», añadía The New York Times.

Once puntos de diferencia

A pesar de los errores Trump resistió y aunque herido de gravedad, buena parte de los sondeos le dieron como ganador del encuentro. Otra cosa bien diferente son las encuestas que analizan el impacto del polémico vídeo de sus comentarios lascivos contra las mujeres. Nada le benefició la primera realizada por NBC y Wall Street Journal y que le da un 46 % de apoyo a Clinton y un 35 % a Trump, reflejando una caída de dos puntos para el multimillonario.

La amenaza a Hillary le valió una lluvia de críticas de demócratas y republicanos