Trump rompe con la cúpula de los republicanos y le declara la guerra

Adriana Rey NUEVA YORK / E. LA VOZ

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Jessica Kourkounis | AFP

«Los desleales de mi partido son más difíciles que Hillary la deshonesta», critica

12 oct 2016 . Actualizado a las 14:17 h.

Se acabaron los intentos de aparentar unidad. Ya pocos se ocultan y menos Donald Trump. Sus arranques a lo largo de las últimas horas no han tenido mesura y sin tapujos, ha evidenciado su profundo enfado y nerviosismo: «Está muy bien que me hayan quitado los grilletes. Ahora puedo luchar por EE.UU. de la manera que yo quiera», dijo marcando distancias con el partido que ampara su campaña.

La mayoría ya da por perdida la presidencia pero ahora se trata de batallar por mantener la mayoría en Congreso y Senado. Quedó claro con el paso a un lado del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Su movimiento suponía el no a Trump por parte del tercer hombre en la línea de sucesión y con él llegaba la anarquía a un partido agitado ya por una especie de «big bang». Y es que después de definirle como «débil e “incompetente», el millonario neoyorquino confesaba que durante la llamada telefónica que Ryan hizo a los congresistas para comunicarles su decisión, estos «se volvieron locos por su deslealtad».

La ira del magnate

La ira del magnate no se quedó aquí y, a través de sus redes sociales, el mundo entero siguió comprobando cómo la actualidad en su campaña pasa por un candidato dispuesto a morir matando: «Los desleales republicanos son más difíciles que Hillary la deshonesta. Te atacan por todos los lados. No saben cómo ganar, pero yo les enseñaré».

La estrategia quedaba apuntalada por su principal asesor de comunicación, Jason Miller. «Nuestra campaña siempre ha estado impulsada por un movimiento de votantes de base, no por Washington», decía Miller. El mensaje se repitió entre sus más fieles: «La única cosa peor que un demócrata es un republicano que actúa como un demócrata», decía enfadada Angie Stroud a NBC News. A sus 52 años, Stroud acudía ayer a un mitin de Trump en Pensilvania y donde su consigna había calado entre sus votantes: «Insiders vs outsiders», decían.

Así, el huracán se desataba tras días de tormenta en la que decenas de congresistas y senadores han dicho adiós al magnate, después de escuchar sus comentarios machistas y soeces contra las mujeres, en un vídeo publicado el pasado viernes.

«A la desesperada»

En paralelo, la campaña demócrata ve el comportamiento de Trump como «un movimiento a la desesperada» dentro de la guerra civil contra los republicanos. A su vez, siguen frotándose las manos teniendo en cuenta que el terremoto se produce a 26 días de las elecciones generales y mientras las encuestas siguen dándoles una ventaja de hasta once puntos con respecto al magnate.

Además y por primera vez, la Asociación de Constructores Latinos de Miami apoyó a Clinton dando una fuerte estocada a Trump en Florida. Un estado en el que ayer hacían campaña el presidente Barack Obama y el ex vicepresidente, Al Gore, en un intento de cautivar el voto de los jóvenes en la Universidad pública de Miami- Dade.

Fuego cruzado entre multimillonarios

«Algunos datos fiscales para Donald Trump». Así se titula el comunicado que el multimillonario Warren Buffett ha publicado para poner los puntos sobre las íes al candidato republicano y así abrir un nuevo frente, por si Trump no tenía suficientes.

A sus 86 años, si algo le molesta a Buffett es que se siembre la duda sobre su transparencia en cuestiones fiscales y esto precisamente es lo que hizo el neoyorquino en el último debate presidencial, haciendo suya la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. «He pagado millones de dólares en impuestos. Muchos de sus amigos [de Hillary Clinton] aprovecharon las deducciones más grandes. Warren Buffett se benefició de una deducción gigantesca», dijo Trump. Trataba de justificar la reciente información del New York Times que sugería el impago de impuestos federales durante casi 20 años, aprovechándose de grandes deducciones, sin embargo, la comparación con Buffett le vino grande.

«He pagado impuestos federales cada año desde 1944, cuando tenía 13 años. Tengo copias de todas mis 72 declaraciones y en ninguna he reportado pérdidas para evitar el pago de impuestos», contraatacó Buffet. «No tengo ningún problema en divulgar mi información de impuestos (?) Tampoco debería tenerlo el Sr. Trump. Al menos no tendría un problema legal», carga de nuevo en su respuesta.

Los datos proporcionados en el documento de Buffett son además una bofetada al reparto de Trump, teniendo en cuenta que el primero donó el equivalente al 75 % de la fortuna del neoyorquino, en el año 2015.

No es la primera vez que el republicano carga contra el Oráculo de Omaha por culpa de su largo historial a favor de los demócratas y su amistad con la familia Clinton. Buffet es el tercer hombre más rico del mundo según la revista Forbes. Su patrimonio neto está estimado en 65.300 millones de dólares.