Los dueños chinos de Albo, satisfechos con su planta asturiana

J. C. SANTIAGO / LA VOZ

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Los nuevos propietarios tranquilizan a la plantilla de la conservera

25 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los dueños chinos de la conservera Albo, con plantas productivas en Vigo, en Celeiro (A Mariña de Lugo) y en la asturiana de Tapia de Casariego, transmitieron al presidente de la Xunta su alto grado de satisfacción con el funcionamiento de las tres factorías y aseguraron que todos los empleados -más de doscientos- tienen que estar «tranquilos y felices» ante la nueva etapa que se abre tras la adquisición de la firma por 60 millones de euros esta pasada primavera: «Nuestra unión puede durar años y años porque en el futuro Albo trabajará no solo para España, sino para los mercados de Europa y Asia», sostuvo el presidente de Shanghai Fisheries Holding a la salida del encuentro con Alberto Núñez Feijoo.

Qi Qing Tang desveló que en la reunión, en la que también estuvieron directivos de la firma y el conselleiro de Economía Francisco Conde, el Ejecutivo gallego se esforzó por presentar otros productos más allá de las conservas que podrían tener éxito en el país asiático, como puede ser el vino, la industria cárnica y los lácteos. El objetivo es abrir lazos de colaboración para que las empresas chinas valoren la posibilidad de introducir en su país productos de alta calidad aprovechando el volumen de población a atender y las intensas relaciones existentes en la actualidad que han llevado a duplicar las exportaciones de Galicia a China en el 2015 hasta alcanzar ventas por 220 millones de euros.

Los nuevos dueños de Albo, uno de los grupos de pesca más grandes del mundo -Shanghai Kaichuang- se comprometieron desde el primero momento de la compra a mantener los estándares de calidad, el empleo y la cultura de producción para poder ampliar así su negocio internacional, que en la actualidad solo alcanza el 4 % de su cifra de negocio, que ronda los 84 millones de euros.