La Jungla se vacía sin incidentes

Alexandra Fernández LA VOZ EN PARÍS

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FRANCOIS LO PRESTI | Afp

Los inmigrantes fueron diseminados por toda Francia, pese a las críticas de la ultraderecha

25 oct 2016 . Actualizado a las 21:36 h.

La prefecta de la región de Norte-Paso-de-Calais, Fabienne Buccio, expresó la víspera de la evacuación su temor ante la posibilidad de una estampida una vez abiertas las rejas que separan el campamento de refugiados de Calais y el hangar de operaciones de desmantelamiento. La noche del sábado, un altercado entre la policía y un grupo de una cincuentena de personas disparó todas las alarmas. Sin embargo, la evacuación de la Jungla comenzó este lunes en una calma inesperada. Alrededor de las seis de la mañana, varias filas indias empezaron a formarse a la espera de los autobuses. El objetivo de la operación en su primer día fue evacuar a 2.300 hombres, mujeres y niños de los 6.500 migrantes contabilizados en el último recuento oficial, antes de llevar a cabo el desmantelamiento material a partir del martes. 

Ante la larga tarea de registro de los nombres de cada uno de los refugiados evacuados, los agentes del Estado presentes en el campo esperaban un retraso considerable en la salida del primer autobús, fijada a las ocho de la mañana. Finalmente, la operación empezó tan solo con una media hora de retraso. A mediodía, el director general de la Oficina francesa de inmigración e integración (OFII), Didier Leschi, estimó que ya habían salido más de 1.000 personas de la Jungla. Bernard Cazeneuve, ministro del Interior, se mostró satisfecho con el desarrollo del desmantelamiento, señalando que se ha producido «por el momento, con calma y con control».

El registro de los migrantes se realizó en un hangar alquilado por el gobierno próximo al campamento. Una vez en el interior, se repartieron en cuatro filas, dependiendo de su situación personal: familias, hombres solos, menores y personas vulnerables. Christian Salomé, presidente de la asociación el Albergue de los migrantes, se mostró optimista con la operación: «Se están manteniendo juntos y se organizan ellos mismos para ir en el mismo bus. Hay una buena voluntad a nivel de las salidas».

Definir el proyecto

El registro con el OFII es también una oportunidad para definir el proyecto migratorio de los habitantes de la Jungla. Los agentes del Estado detallaron la opción de solicitar asilo en Francia, así como la de obtener ayudas para regresar a su país de origen. Hasta 135 personas han optado por volver en las últimas tres semanas. Por el momento, no se han producido problemas por parte de los migrantes reticentes a dejar el campamento de Calais, ya que quedan tres días de evacuación. Se prevé que no ocurrirán hasta el desmantelamiento de las cabañas de madera. En un primer momento, las autoridades indicaron que las personas que se resistan a la evacuación serán puestas en un centro de retención administrativo. Sin embargo, al darse cuenta de las pocas plazas, han abierto las puertas a todos aquellos que deseen dejar Calais a pie o en tren.

En cuanto quedaron registrados el nombre y apellidos de los refugiados en el hangar, los agentes de la OFII les dieron a elegir su Centro de Acogida y Orientación (CAO) entre dos regiones francesas, a excepción de Córcega e Isla de Francia, ya saturadas con campamentos improvisados. El hecho de tener que elegir entre las opciones dadas fue una sorpresa para muchos de los refugiados, que se presentaron al registro con una ciudad ya en mente. Para facilitar la subida a los autobuses, a cada una de las 11 regiones se le adjudicó una pulsera de color. Una vez llenos, los autocares pusieron marcha dirección a uno de los 280 centros repartidos por todo el territorio nacional.

Al final del día, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, anunció que 2.318 refugiados fueron evacuados, a menos de una centena del objetivo.

El primer autobús

Un primer autobús llegó a las cinco de la tarde a Chardonnay, en la región de Saône-y-Loira, para dejar a diez migrantes en el CAO de la ciudad. El grupo estaba compuesto por hombres de entre 20 y 30 años, todos de origen sudanés. Fue la primera llegada de un día en el que la polémica la puso la población local. En Croisilles, en la región de Norte-Paso-de-Calais, conocida por ser el bastión del partido de extrema derecha Frente Nacional, una treintena de sudaneses fueron recibidos con aplausos de un pequeño cortejo. El consejo municipal de la comuna de casi 2.000 habitantes aprobó el proyecto de acogida hace tan solo una decena de días a pesar de las numerosas protestas por parte de la población. La llegada de treinta menores a un centro situado a tres kilómetros del pueblo de Grambois, de 1.200 habitantes, también suscitó el debate. El pasado domingo una manifestación de un centenar de personas lideradas por la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal-Le Pen, salió a la calle para denunciar la «indecencia política» de la decisión. En Louberyat, una ciudad de la región Puy-de-Dôme, un centro de acogida fue destrozado en un incendio provocado la noche del domingo.