El FBI desestabiliza la campaña de Clinton a 10 días de ir a votar

Adriana Rey CORRESPONSAL / NUEVA YORK

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JEWEL SAMAD | Afp

El director de la agencia reabre la investigación sobre la candidata tras encontrarle correos «pertinentes»

29 oct 2016 . Actualizado a las 01:12 h.

Llegó la «sorpresa de octubre» y, de manera demoledora, los demócratas vieron cómo sus peores pesadillas se convertían en realidad a tan solo 10 días de las elecciones. «Creo que el FBI debe dar los pasos apropiados para permitir que los investigadores revisen estos correos y determinen si contienen información clasificada, así como considerar su investigación», explicaba James Comey, director de la agencia, en una carta enviada al Congreso. En ella se confirmaba la existencia de correos «pertinentes para la investigación y que corresponderían al servidor privado que usó Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado (entre 2009-2013). The New York Times dio un paso más y aseguró que los correos fueron descubiertos en medio de la investigación realizada al ex congresista Anthony Weiner, tras varios escándalos sexuales.

La noticia cogía en pleno vuelo a la demócrata y a un exultante rival Donald Trump en lo alto de un escenario de un mitin en New Hampshire. «Por fin probablemente se hará justicia. Estoy muy orgulloso del FBI», dijo ante un público entregado: «¡Que la encierren!», coreaban. «La corrupción de Clinton ha llegado a una escala sin precedentes. Quizás el sistema no esté tan amañado como pensaba», aseguraba satisfecho el magnate. «Nadie puede evitar la ley», añadía minutos más tarde su número dos, Mike Pence, desde Pensilvania.

En paralelo, el desconcierto se adueñaba de los demócratas. «Ni idea», contestaba uno de sus portavoces a NBC News al tiempo que Clinton descendía de las escaleras de un avión que la dejaba en Iowa. «Trump dice que aún puede ganar y tiene razón, cualquier cosa puede pasar en una elección», aseguraba minutos más tarde la demócrata, en un claro mensaje velado al FBI y a sabiendas de que su decisión equivalía a un torpedo en la línea de flotación demócrata.

El desconcierto se impuso también en buena parte de los medios de comunicación y algunos, como el Nobel Paul Krugman, exigía de manera inmediata explicaciones al director del FBI, asegurando que si no, esto sería una «intervención partidista traicionando su cargo». Y es que para muchos, resulta difícil de creer que el FBI haya dado este paso a menos de dos semanas de las elecciones, sin tener algo importante ya en la mano.

El caso del servidor privado de Clinton lleva siendo una losa para la campaña demócrata a lo largo del último año. De hecho, no fue agradable para sus fieles ver cómo su candidata declaraba durante más de 3 horas en la sede del Buró. El carpetazo a la investigación no evitó eso sí, que Comey reconociese que la exsecretaria de Estado había actuado de manera «extremadamente descuidada». «Fue un error. Pido perdón por ello. Asumo la responsabilidad», dijo Clinton por primera vez el pasado mes de septiembre.

Ahora y a la espera de que el FBI confirme el tipo de contenido de los últimos correos (si son o no confidenciales), lo ocurrido supone un balón de oxígeno para los republicanos, que ya llevaban días de luto viendo cómo las encuestas auguraban una debacle de Trump.

Un historiador que acertó los últimos ocho presidentes da a Trump ganador

Se llama Ilan Lichtman, es historiador político y profesor de la American University y lleva 32 años acertando el presidente de EE.UU. Concretamente, los ocho mandatarios elegidos entre 1984 y 2012. Ahora, de nuevo, Lichtman tiene clara su predicción: «Trump va a ganar en noviembre», dice desafiando lo que dicen todas las encuestas.

En una entrevista a The Washington Post, el profesor detalla que las claves que estableció para llegar a la Casa Blanca favorecen una presidencia de Trump. «Es un sistema de 13 preguntas en el que, si 6 son falsas, el candidato con más opciones de ganar es el contrario al gobernante (es decir, Trump)». Las preguntas versan sobre el estado de la economía, los escándalos o sobre el malestar social. Lichtman, de todos modos, se cura en salud por si falla su pronóstico. «Trump ha hecho que esta elección sea la más difícil de evaluar desde 1984. Puede romper los patrones mantenidos desde 1860».