Lutero, el «hereje» que cambió Europa

m. s. REDACCIÓN / LA VOZ

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PAUL ZINKEN | Efe

Las Iglesias protestantes abren la conmemoración del quinto centenario de la Reforma iniciada en 1517

01 nov 2016 . Actualizado a las 08:55 h.

Acababa de inaugurarse el milenio cuando el entonces papa Juan Pablo II marcaba la unión del cristianismo como el principal reto de la nueva etapa que se abría. Era el 6 de enero del 2001. Casi 16 años después, la conmemoración del quinto centenario de la Reforma promovida por Martín Lutero brinda el escenario propicio para profundizar en ese acercamiento entre las iglesias cristianas que preconizaba el papa Wojty?a.

Precisamente ayer se cumplían 499 años desde aquel 31 de octubre de 1517 en el que, en la víspera de la celebración de Todos los Santos, Martín Lutero clavaba en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg (Alemania) las llamadas 95 tesis, sin ser consciente de la trascendencia que ese gesto tendría para la historia de Europa. Coincidiendo con esta fecha, las Iglesias protestantes iniciaron ayer la celebración del 500.º aniversario de la Reforma, que concluirá dentro de un año.

Por aquel último día de octubre de 1517 Lutero era un monje católico agustino, teólogo y profesor universitario en Wittenberg a punto de cumplir 34 años. Predicaba con frecuencia en la iglesia del palacio y en esa tarea conoció los efectos que la extendida práctica de las indulgencias -otorgar el perdón de los pecados a cambio de limosnas- tenía sobre los feligreses. El fraile Juan Tetzel llegó cerca de Wittenberg, con la autorización del mismo papa, vendiendo indulgencias con el fin de conseguir la financiación necesaria para finalizar la basílica de San Pedro en Roma. Lutero vio en ello un abuso de poder por parte de la jerarquía religiosa, pero también el peligro de confundir a los fieles e impulsarlos a apartarse del sacramento de la confesión. Fue entonces cuando escribió e hizo públicas sus 95 tesis, en las que condenaba la avaricia de la Iglesia y su alejamiento de los orígenes del cristianismo y del mensaje de Jesús.

En aquellos años comenzaban a extenderse las imprentas por Europa, así que el documento de Lutero fue traducido al alemán y en poco tiempo se difundió no solo por Alemania, sino también por el resto de Europa. Y mientras esto ocurría, Lutero se alejaba cada vez más de la doctrina de Roma. Después de tres años de discusión, recién iniciado el año 1521, el papa León X dictaba su excomunión.

Después del exilio

Sin embargo, si con esta medida el papado pretendía apagar las ideas de Lutero, fracasó en su empeño. Exiliado en el castillo de Wartburg bajo la protección de Federico de Sajonia, traduce el Nuevo Testamento al alemán y profundiza en sus teorías reformadoras. Cuestiona la infalibilidad del papa y rechaza la prohibición de que los sacerdotes contraigan matrimonio -de hecho, él mismo acabaría casándose en 1525 con Catalina von Bohra, que había sido monja, y ambos tuvieron seis hijos-.

Aunque la intención de Lutero era reformar la Iglesia, y no crear otra, finalmente el resultado fue un cisma en la Iglesia que todavía hoy perdura y un período de inestabilidad política en Europa. La respuesta de la Iglesia católica fue la Contrarreforma impulsada por el Concilio de Trento, que supuso un repliegue sobre sí misma que perduraría hasta bien entrado el siglo XX con otro concilio, el Vaticano II.

La Reforma impulsada por Martín Lutero se asocia muchas veces al inicio de la modernidad, que se abrió paso décadas más tarde en el continente europeo a través de la Ilustración, la revolución industrial y la Revolución Francesa.

El papa participa en la celebración: «Lutero dio un gran paso para poner a Dios en manos del pueblo»

Con el fin de profundizar en ese acercamiento entre católicos y protestantes, el papa Francisco visitó ayer Suecia para celebrar el 500 aniversario de la Reforma de Lutero. Previamente, en una entrevista publicada el viernes en dos revistas jesuitas de Suecia y el Vaticano, el papa había valorado que «Lutero dio un gran paso para poner a Dios en manos del pueblo», además de destacar que «cuando los cristianos son perseguidos y asesinados, lo son porque son cristianos, y no porque sean luteranos, calvinistas, anglicanos, católicos u ortodoxos».

El papa Francisco participó en una homilía en la catedral luterana de Lund junto al obispo luterano Munib Yunan, palestino y presidente de la Federación Luterana Mundial. La liturgia del acto fue minuciosamente preparada por expertos de ambos cultos durante los últimos tres años.

En su homilía, el papa lamentó «el daño que los católicos y los luteranos se hicieron mutuamente». «No podemos resignarnos a la división y el alejamiento que la separación provocó entre nosotros. Tenemos la ocasión de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando las controversias y los malentendidos que, a menudo, nos impidieron entendernos los unos a los otros», dijo.

Más tarde se celebró un encuentro ecuménico en un estadio de la ciudad del Malmoe, en el que intervinieron testigos de varios países en guerra y cuya recaudación se destinará a refugiados sirios.