Fuerzas kurdas apoyadas por EE. UU. lanzan la ofensiva para liberar Raqa

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

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Control del Estado Islámico

El éxito de la operación dependerá del papel militar por el que opte Turquía

07 nov 2016 . Actualizado a las 07:32 h.

El Pentágono lo había anunciado hace un semana y media. Tras cercar Mosul, el siguiente objetivo era expulsar al Estado Islámico (EI) de su feudo en Siria. Ayer las fuerzas kurdas, apoyadas por Estados Unidos, lanzaron la ofensiva bautizada Ira del Éufrates para reconquistar Raqa, la autoproclamada capital del califato a orillas del histórico río. Distantes unos 400 kilómetros, Mosul y Raqa son los dos últimos grandes centros urbanos bajo control de los hombres de Abu Bakr al Bagdadi, tras perder en los últimos meses gran parte de los territorios conquistados en Siria e Irak en su ofensiva relámpago lanzada hace dos años. La milicia terrorista se enfrenta a la batalla por su supervivencia militar, lo que no significará su derrota total ni el fin de la amenaza.

«Comenzó la gran batalla para la liberación de Raqa y su provincia», anunció Jihan Sheij Ahmad, portavoz de la ofensiva, en la ciudad de Ain Issa, según recoge la agencia AFP. La operación está bajo el mando de la alianza de Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominada por las milicias kurdas YPG, pero en la que participan también milicianos árabes, turcomanos y asirios. En total, unos 30.000 combatientes, dos tercios de ellos kurdos y un tercio árabes, según responsables estadounidenses. Desde el aire serán apoyados por la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos. En el campo de batalla, están asesorados por unos 50 militares de fuerzas especiales estadounidenses.

El papel turco

Gran parte de la ofensiva depende de la reacción de Turquía, que quiere evitar a toda costa que los kurdos logren su ansiado territorio autónomo a las puertas de sus fronteras. El Ejército turco lucha en el norte de Siria tanto contra el EI como contra los kurdos de las YPG, la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, proscrito en Turquía.

Otro portavoz de las FDS, Talal Sello, afirmó que se acordó con Estados Unidos dejar a Turquía al margen de la batalla. Sin embargo, en las semanas previas el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que las operaciones se extenderían hasta Raqa.

El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Joseph Dunford, viajó ayer a Ankara para reunirse con su homólogo turco. Estados Unidos mantiene «estrecho contacto» con sus aliados turcos «para coordinar la ofensiva», declaró en Amán Brett McGurk, enviado estadounidense de la coalición internacional anti-Estado Islámico. Es decir coordinar a las fuerzas sobre el terreno y evitar choques con Turquía, que días atrás bombardeó posiciones kurdas en Siria. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos dio cuenta de combates, intensos bombardeos y la explosión de dos coches bomba a manos de un kamikaze del EI contra las fuerzas kurdas. A diferencia de Irak, Estados Unidos no cuenta en Siria con un Gobierno nacional con el que poder cooperar. Las tropas de Bachar al Asad también luchan contra los yihadistas, pero a su vez se enfrentan a los grupos insurgentes que apoya Estados Unidos en ciudades como Alepo.

El EI decapita a siete yihadistas por huir del frente de Mosul

El Estado Islámico está dispuesto a frenar el desánimo instalado entre los milicianos del califato ante el avance del Ejército iraquí sobre Mosul. Para evitar un reguero de deserciones, ayer decapitó a siete de sus milicianos por huir del frente.

Los siete fueron decapitados formalmente por «delincuencia» tras haber sido condenados por un tribunal islámico. «Los acusados fueron tumbados en el suelo atados de pies y manos en el centro de Mosul. Les cortaron la cabeza con cuchillos romos», informó el canal Alsumaria News.

Mientras en los barrios del este de Mosul las fuerzas de élite iraquíes combaten calle por calle a los yihadistas, en el frente sur las tropas avanzaron hasta llegar a 4 kilómetros de la entrada de la ciudad, después de arrebatar dos destacadas poblaciones al EI: Al Salahiya y Dor al Mashariq.

El líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, se dirigió en una grabación a sus combatientes para animarlos e instarles a no abandonar Mosul. Los yihadistas, que cuentan con entre 3.000 y 5.000 soldados en el centro urbano, podrían aguantar durante semanas e infligir importantes pérdidas a las fuerzas gubernamentales, pero estas son mucho más numerosas: diez militares iraquíes por cada combatiente del EI. El grupo extremista ya no parece capaz de llevar a cabo ofensivas terrestres en cualquier sitio, y se limitó a responder con ataques de distracción en Kirkuk y Rutba. El domingo reivindicó tres atentados suicidas en Tikrit y Samarra, de la provincia de Saladino, en los que perecieron 18 personas.