Voto de castigo contra las encuestas

Francisco Espiñeira Fandiño
francisco espiñeira REDACCIÓN / LA VOZ

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BRIA WEBB | Reuters
BRIA WEBB | Reuters

La demoscopia volvió a fallar «porque el votante la percibe como parte del sistema»

10 nov 2016 . Actualizado a las 07:17 h.

La demoscopia volvió a fallar. Casi todas las encuestas publicadas en Estados Unidos desde hace meses coincidían en la victoria de Hillary Clinton y solo discrepaban en el margen. Algunos sobresaltos de la campaña acercaban a Donald Trump a la demócrata, aunque únicamente el sondeo de la NBC empezó a augurar una victoria del magnate a partir del sábado, a poco menos de cien horas para la cita con las urnas.

El fracaso de las predicciones en Estados Unidos se suma a otros fallos clamorosos en el referendo del brexit, en el del acuerdo de paz de Colombia o en las últimas elecciones en España o Islandia, por citar los ejemplos más recientes. «Las encuestas aciertan más que fallan», defiende ante el aluvión de críticas el director de Sondaxe, Carlos Cigarrán, y coinciden un buen número de expertos consultados. En el caso de Estados Unidos, Clinton obtuvo más votos cuantitativos, pero el sistema electoral premió a Trump. «Se acertó la tendencia y se estuvo cerca en los porcentajes, dentro de los márgenes de error considerados lógicos, aunque las peculiaridades del sistema electoral premian en este caso a los republicanos», apunta José Luis Veira, exdecano de la Facultade de Socioloxía de la Universidade da Coruña.

Manuel Suárez Rivas, sociólogo, apunta hacia las cocinas de cada sondeo, y más concretamente a su falta de conexión con la realidad más próxima, como una de las claves que podrían explicar los fiascos en los pronósticos. «Hai moitos que aínda non entenderon que, cando hai un movemento emerxente, a xente síntese orgullosa e di abertamente que vai apoiar ao seu candidato. Ese escenario incrementa a súa forza cando se produce unha polarización e ninguén admite que vai votar ao percibido de xeito máis negativo, como ocorre en España co PP. É o que se chamaría a política da deseabilidade social», explica Manuel Suárez.

El profesor de la Universidade de Santiago Pablo Vázquez Sande predijo en agosto la fortaleza electoral de Donald Trump. Pasó tres semanas en Estados Unidos antes de recoger un premio por una investigación política y percibió la enorme masa de voto oculto presente en amplios sectores de la sociedad del país. «Cada vez tengo más claro que hay sectores de la población que perciben las encuestas como una parte más del establishment y muchos electores acuden a las urnas para darle la vuelta a lo que entienden como una manera de manejar sus opiniones», apunta este investigador.

Vázquez Sande encuentra como nexo común a esa sucesión de errores en las predicciones demoscópicas la presencia de un factor común: «La gente no piensa en las consecuencias de lo que venga el día después. Coge la papeleta para protestar contra lo que hay, para manifestar disconformidad. Por eso no le importa mentir a los encuestadores o incluso ocultar sus verdaderas intenciones. Ejerce su derecho como un castigo».

Juan de Dios Ruano, profesor de Sociología Política, coincide en el valor dinamizador de los sondeos y señala además hacia el voto marginal como un elemento clave en el diseño de los mapas de sondeos. «Las encuestas no se han equivocado, están dentro de los márgenes de trabajo. Lo que pasa es que hay un porcentaje de la población que se moviliza en función de la utilidad que prevea a su papeleta. Y como los márgenes eran muy estrechos, es probable que muchos votantes que dudaban eligieran finalmente apostar por Trump alentados por su cercanía en los pronósticos», aclara.

Ruano cree que también es importante la metodología de los encuestadores «y los secretos de la cocina demoscópica, que cada uno tiene los suyos y parece evidente que hay algunos que deberían revisar sus recetas».

En esa línea coincide Cigarrán. «Muchas veces los datos están ahí pero no se saben ajustar o no se analizan adecuadamente. Es muy importante que se pueda hacer una buena estimación de las no respuestas, que pueden ocultar abstencionistas o gente que no quiere desvelar a quián va a apoyar por la deseabilidad social», indica el director de Sondaxe, que recuerda además el efecto movilizador de las campañas electorales. «En el caso de Estados Unidos, un 12 % decidieron su voto en la última semana y eso altera cualquier escenario», dice.