Primeros choques entre los partidarios de Trump y quienes protestan contra él

ADRIANA REY

ACTUALIDAD

Un herido de bala en una manifestación en Portland hace saltar las alarmas

13 nov 2016 . Actualizado a las 10:59 h.

«Tenemos que unirnos a pesar de nuestras diferencias para evitar que el odio gobierne», aseguraban ayer los convocantes de una nueva protesta en Nueva York contra el presidente electo. Por cuarto día consecutivo, miles de personas se echaron a las calles para «contraatacar y evitar lo que Donald Trump quiere hacerle al país», según la convocatoria que también se repitió en Los Ángeles, prevista en el parque MacArthur.

«No es mi presidente» y «la vida de los negros importa», fueron algunas de las consignas que llevan resonando desde que el pasado martes el magnate ganó las elecciones de EE.UU.

En lo que se interpreta como un aumento del radio de acción de las manifestaciones, los lemas se escucharon por primera vez el viernes en Miami, Florida, el estado que Trump arrebató a Hillary Clinton contra buena parte de los pronósticos. «No quiero que mis nietos crezcan en un clima de odio», decía una de las manifestantes. En las marchas se nota a muchos jóvenes que no han votado todavía o que han votado por primera vez y que empiezan a ser vistos como una nueva generación de activistas.

Pero no todo el mundo en EE.UU. comparte su punto de vista. «Trump será nuestro presidente. Cuanto antes lo entienda la gente mejor. Detener el tráfico cinco millas dista mucho de ser una manifestación pacífica», protestaba un conductor parado en medio de la autopista.

Los choques entre los grupos que protestan contra Trump y aquellos que están a favor no solo han comenzado a ser visibles, sino que empiezan a preocupar también a las autoridades después de que en las últimas horas aumentaran los episodios violentos en algunas ciudades. Ha sido el caso de Portland, Oregon, donde una persona resultó herida de bala en una pierna, después de que un hombre comenzase a increpar a la multitud que se manifestaba contra el republicano. «El sospechoso es de raza negra, de metro ochenta, delgado, con capucha negra y vaqueros anchos», revelaba la policía tras disolver la marcha y utilizar gases lacrimógenos en el mismo escenario donde el jueves, 29 personas fueron detenidas por perturbar el orden.

La tensión ha alcanzado también a varios informadores que cubrían las protestas en Oakland. «Los periodistas tuvieron que hacer frente a amenazas y actos violentos, una tendencia alarmante, que ha ido en aumento y que debe de acabar de inmediato”, denunció el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), horas después de que el propio Trump hubiese culpado a la prensa de instigar las manifestaciones.

El choque y la ira por el ascenso de Trump a la Casa Blanca ha provocado también varias llamadas en las redes sociales para que el presidente electo sea asesinado. Unos mensajes que las autoridades ya investigan y que se amparan bajo el hashtag «Assassinate Trump» (asesinar a Trump).

Las medidas de seguridad alrededor de los hoteles, casinos o edificios propiedad de Trump han sido reforzadas. En la Torre de Nueva York donde el multimillonario tiene su residencia hasta que que se mude a la Casa Blanca la policía ha cerrado la entrada del edificio con vallas y ha ubicado a agentes fuertemente armados en todos los accesos. Además, la autoridad de control aéreo (FAA, por sus siglas en inglés) ha cerrado el espacio aéreo sobre el edificio ubicado en la Quinta Avenida de Manhattan. Trump volvió a llamar en Twitter a la unidad. «Se comprobará que va a ser un gran momento en la vida de todos los estadounidenses. Nos uniremos y volveremos a ganar, ganar, ganar». 

La indignación llega a Berlín

La ola de indignación que ha causado la victoria de Donald Trump ha salido de Estados Unidos. Unas 500 personas se concentraron ayer ante la embajada estadounidense en Berlín para protestar contra el presidente electo y su propósito de levantar un muro en la frontera con México, a imagen del que dividió la capital alemana durante la guerra fría.

JOHN MACDOUGALL | Afp

Como ocurre en EE.UU., la concentración fue convocada en las redes sociales bajo el eslogan de «Berlin against Trump» («Berlín contra Trump») y siguió a un acto de protesta espontáneo que el pasado miércoles se desarrolló en ese mismo lugar, tras conocerse la victoria del republicano. Otro lugar en el que se ha hecho visible el malestar por el resultado electoral del martes es la frontera mexicana, donde grupos de activistas y ciudadanos han organizado vigilias por la noche, encendiendo velas, para intentar frenar el levantamiento del muro.

Los republicanos se desvinculan de una convocatoria del Ku Klux Klan a favor del magnate

«Vivo en Carolina del Norte. Le dije a mi padre que tenía miedo de salir de casa hoy y él me preguntó: ¿Por qué, crees que va a estar el Ku Klux Klan por ahí, o qué?» La emisora de este mensaje en Twitter es Naadeyah, una joven afroamericana que el día después de la victoria de Trump acompañaba sus temores con una fotografía, precisamente, de miembros del grupo racista desfilando arrogantes por una carretera en la ciudad de Raleigh.

Dos días más tarde, desde ese mismo escenario, el Ku Klux Klan convocaba una marcha para celebrar el triunfo de Donald Trump. «La raza de Trump unió a mi gente», reza la convocatoria para el próximo 3 de diciembre. La reacción republicana no se hizo esperar: «Estamos disgustados y condenamos fuertemente esta ideología extremista y sus acciones asociadas, contrarias a los esfuerzos de hacer EE.UU. mejor», dijo Robin Hayes, presidente del comité del Partido Republicano del país. 

Odio racial

El auge del odio racial lleva, sin embargo, emitiendo señales desde hace meses. David Duke, ex líder del Klan, lleva ya tiempo clamando por el triunfo del multimillonario en el diario de la organización. No sorprende, por tanto, que con su victoria del martes muchos impulsores de esta ideología de extrema derecha sientan que su mensaje ha sido avalado por las urnas. El ahora presidente electo cargó sin medida a lo largo de año y medio de campaña contra los inmigrantes y musulmanes sin importarle que se le tachara de racista y xenófobo. Parece lógico que se sientan crecidos. Según la organización Southern Poverty Law Center, las organizaciones afiliadas con el Ku Klux Klan han pasado de ser 72 a 190 en el último año.

«Estoy nerviosa», confiesa una joven transexual en Carolina del Norte. Ella ha sido una de las decenas de ciudadanas que dentro de las comunidad LGTB han denunciado haber recibido amenazas e incluso ataques. Y es que en las últimas horas el crecimiento del odio racial se ha extendido de este a oeste del país. En Washington aparecieron dos esvásticas pintadas en los muros de un colegio. En Rochester, New Hampshire, ardieron varias banderas del arcoiris y en un pueblo de Nueva York sus habitantes amanecieron con un graffiti donde se leía «Hacer América blanca de nuevo». A su lado, otra cruz gamada y el nombre de Trump escrito.