El BCE alerta frente al proteccionismo y la incertidumbre de la era Trump

a. lorente BRUSELAS / COLPISA

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JENS ASTRUP | EFE

La mano derecha de Draghi reclama «políticas más expansionistas» en Europa

15 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dijo el BCE nada más conocer la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos que está preparado para intervenir en el mercado en el caso de que sea necesario. Desde entonces, nada más habían dicho los miembros del consejo de la máxima autoridad monetaria del euro sobre el cambio de inquilino en la Casa Blanca. Ayer, rompieron el silencio. El encargado de hacerlo fue el portugués Vítor Constancio.

Y lo hizo para advertir de los peligros que para la economía mundial entrañan tanto el halo de incertidumbre que se cierne sobre las decisiones que adoptará el presidente electo como la bandera que ha hecho este del proteccionismo.

Ojo con el optimismo, que luego, cuando se confirma que lo esperado no es tal e incluso peor de lo previsto, el varapalo es mucho mayor. Ese fue el aviso a navegantes del portugués, quien limitó el impacto positivo de la posible nueva política expansionista prometida por el líder republicano, advirtiendo del riesgo que puede provocar la reinstauración del proteccionismo que desea imponer bajo el lema «América, lo primero». «La economía mundial encara de nuevo un grado anormal de incertidumbre», alertó. Abróchense los cinturones.

Lo hizo en Fráncfort, sede del Eurobanco, donde impartió una conferencia que no pasó desapercibida para ningún gran medio económico mundial. De hecho, era lo que pretendía. Constancio no va por libre. Es la mano derecha de Mario Draghi y una de las personas más respetadas de la institución. En el BCE todo está excesivamente tasado y un discurso leído, mucho más. Por ello, cada coma, cada verbo, tenía una finalidad: alertar, por un lado, del efecto Trump y, por el otro, volver a recordar a las economías europeas que deben acometer políticas de expansión fiscal para volver al crecimiento y a la creación de empleo porque la política monetaria del BCE llega hasta donde llega y no puede salvar a la eurozona sine die.

«La percepción de los inversores de que EE.?UU. está embarcándose en una nueva fase de políticas presupuestarias expansivas ha elevado el optimismo, con un efecto visible en los mercados la semana pasada», argumentó Constancio.

Y, tras admitir que un estímulo fiscal como el que ha prometido Trump -de un billón de dólares- puede contribuir a «romper la trampa de liquidez que ha lastrado el crecimiento de las economías avanzadas» -el PIB y la inflación de EE.?UU. irán al alza-, Constancio alertó de que este optimismo inicial será flor de un día puesto que los efectos negativos de la mayor incertidumbre «será apreciables con posterioridad». «Deberíamos ser prudentes a la hora de sacar precipitadamente conclusiones positivas de estas reacciones de los mercados que no necesariamente indican que la economía mundial acelerará su recuperación con un mayor crecimiento», apostilló.

El motivo es que la posibilidad de un mayor proteccionismo «puede reducir sustancialmente el efecto del mayor crecimiento sobre las importaciones estadounidenses», lo que debilitaría aún más un comercio mundial ya de por sí débil, dañando a aquellas economías abiertas dependientes de las exportaciones.

¿Qué hacer? El BCE lo tiene claro. Su vicepresidente cree que Europa necesita ahondar en su unidad e integración, confiando más en su mercado doméstico para estimular el crecimiento, lo que implica que la UE requiere «más políticas macroeconómicas expansivas».