Una niña de 14 años con cáncer terminal ganó la batalla legal para ser congelada

Rita Álvarez Tudela LONDRES / CORRESPONSAL

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La pequeña británica fue criogenizada después de morir pese a la oposición de su padre

19 nov 2016 . Actualizado a las 10:14 h.

«Quiero vivir más tiempo», decía con apenas 14 años una niña londinense poco antes de fallecer diagnosticada con un cáncer terminal. Su último deseo fue pedir que su cuerpo fuera preservado con la esperanza de que con los avances científicos pueda llegar a ser curada en un futuro. Su emotiva carta consiguió que el juez Peter Jackson autorizase a su madre a tener la última palabra en la toma de la decisión y que ganase esta sentencia histórica. El cuerpo de la pequeña está ya congelado en un complejo de Míchigan.

Al recibir la carta, Jackson decidió ir al hospital y conocer a la niña, cuya identidad no puede ser revelada, si bien se sabe que es de la capital británica y que sus padres estaban divorciados. Tras su visita, el juez subrayó la «valentía» de la joven, dando paso posteriormente a la decisión del Tribunal Supremo británico, que podría sentar precedente para otros casos similares. «Creo que ser criogenizados nos da la oportunidad de ser curados y despertados incluso en cientos de años. No quiero ser enterrada bajo tierra. Quiero vivir y vivir más tiempo», escribió la niña en un corto pero efectivo texto, tras utilizar Internet para investigar opciones cuando los médicos le dieron el diagnóstico. Su solicitud fue presentada ante el Tribunal por primera vez el 26 de septiembre y el juez tomó su decisión el 6 de octubre.

Contó con el apoyo de su madre, pero no con el visto bueno del padre. De hecho, el juez dice que la decisión no se basa en los derechos o los errores de la criogenización, sino sobre la disputa entre los progenitores sobre la disposición del cuerpo de su hija. «Incluso si el tratamiento es exitoso y volviese a la vida en, digamos 200 años, ella no podría encontrar a ningún pariente y no podría recordar las cosas», defiende su padre. En una entrevista concedida a The Telegraph, el progenitor dice que ni siquiera pudo despedirse de la niña a pesar de haber estado ingresado en el mismo hospital para tratar un cáncer. Acusa a las empresas de criogénesis de comerciar con la esperanza y asegura que retó a su hija a que encontrara un solo profesor universitario que confirmara su teoría.

La niña fue diagnosticada de cáncer en agosto del 2015 y recibió tratamiento de quimioterapia. Finalmente falleció en octubre del 2016 y se comenzó con el procedimiento de criogenizado entre dos minutos después de la parada del corazón y no más de tarde de los 15 minutos. Después, su cuerpo fue llevado a Estados Unidos para ser preservado con la esperanza de que la reanimación y la curación sean posibles en el futuro.

También hay instalaciones para este tipo de procedimiento en Rusia. Los cuerpos son preservados en nitrógeno líquido a temperaturas inferiores a los -130 grados y el coste puede llegar a pasar de 43.000 euros, que fue el importe pagado por la familia de la niña.

Para Simon Woods, un experto en ética médica de la Universidad de Newcastle, es ciencia-ficción. «El diagnóstico de la muerte es que la muerte es irreversible, no hay absolutamente ninguna evidencia científica de que la persona podría ser devuelta a la vida».