«Seguiremos creciendo pero el desempleo y la precariedad no van a desaparecer a corto plazo»

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

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Enrique Macián
Enrique Macián

Enrique Macián,  expresidente de Du Pont Ibérica y representante de los colegios profesionales de ingenieros superiores, analiza la situación de la economía asturiana

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Enrique Macián es un referente en el ámbito empresarial asturiano. Sus casi 40 años desempeñando puestos de responsabilidad en Du Pont España le convierten en una voz autorizada para explicar las fortalezas y debilidades del sector en Asturias. Macián destaca la cualificación de la mano de obra en el Principado y critica las políticas de austeridad promovidas por la Unión Europea, ya que, a su juicio, han causado desigualdades y precariedad. Sostiene que, pese al crecimiento del PIB, la situación no cambiará a corto plazo.

-Las nueve ingenierías superiores se han unido por primera vez en Asturias con el objetivo de regenerar la industria regional. ¿Cómo puede contribuir esa unión a mejorar la productividad de las empresas?

-Se trata de un estudio y un esfuerzo que se está haciendo para que las ingenierías aprovechen las capacidades multidisciplinares de todas ellas, ya que cubren toda la rama de la industria, como el aluminio, zinc, carbón químicas, naval, agroalimentarias... Cubrimos todo el espectro del área industrial y el objetivo es potenciar la industria en Asturias para aumentar la competitividad, el crecimiento y el empleo. Las nueve ingenierías de titulados superiores hemos pensado que podríamos integrarnos en un esfuerzo con Principado, Universidad y agentes sociales para regenerar el tejido industrial en la región.

-Usted ha trabajado 40 años en puestos de responsabilidad en Du Pont, por lo que es un experto conocedor de la industria asturiana. ¿En qué situación se encuentra el sector respecto al resto de comunidades españolas?

-Primero hay que destacar la cultura industrial asturiana, que es antigua y ha forjado una cierta forma de trabajo y ha dado valor al sector. El objetivo en Europa es que la industria suponga el 20% del PIB en 2020. En Asturias, ahora mismo es del 21,6%. Solo tres comunidades en España estamos por encima de ese objetivo. Esa fuerza industrial ya existe y está acompañada de una diversificación importante. Antes era solo carbón y acero, pero ahora hay muchos sectores desarrollándose, como puede ser el naval, el químico, el del aluminio o el de las TIC. También hay disponibilidad de recursos y potencial humano, porque aquí es relativamente fácil encontrar técnicos a nivel de formación profesional, de grado y de ingeniería superior, con una formación muy buena y, cada vez más, con idiomas, que era un hándicap que teníamos. Aquí ya hay un embrión y potencialidad para poder crecer. Además de eso, hay un área que ayuda, ya que la calidad de vida es buena, los centros de educación y los centros sanitarios son buenos y los extranjeros que vienen de fuera le dan valor.

-¿No cree, como aseguran desde el sector del metal, que en Asturias falta mano de obra cualificada?

-Por mi experiencia, en nuestro sector no hay falta de mano de obra cualificada. Lo que sí hemos hecho es que cuando trabajas para muchos países extranjeros necesitas idiomas. Entonces recurres a mano de obra extranjera pero solo por el idioma. En Du Pont trabaja gente de 19 nacionalidades con idiomas, necesitamos lenguas muy concretos y eso es muy difícil de encontrar. Pero son casos contados. Yo no sé exactamente lo que pasa en el metal, pero en la industria que no necesita idiomas, no se necesitan extranjeros, la mano de obra aquí está suficientemente preparada.

-¿Y las debilidades?

-Hasta hace poco eran los idiomas, pero esto si no se ha superado al 100% se ha mejorado mucho. Es cierto que tenemos una cultura introvertida, a la gente no se le enseña a hablar en público y eso hay que mejorarlo porque tienen la capacidad, las ideas y la formación pero hay que empujarla a que se abra porque eso es importante, sobre todo cuando hay que salir fuera.

-Las exportaciones, uno de los elementos que más están ayudando a la recuperación en otras regiones, están sufriendo una fuerte volatilidad en los últimos meses en Asturias. ¿A qué se debe?

-Las exportaciones dependen de la demanda externa. Si los mercados externos crecen menos, como pasa en Europa, eso tiene un impacto. Después depende de la coyuntura económica de los tipos de cambio. El euro se está depreciando, lo que nos puede ayudar en el futuro, pero todo depende de la demanda. Todo esto tiene un impacto, pero no es que aquí haya disminuido la capacidad de exportar.

-Todavía no se ha consolidado la tercera pero ya se habla de la cuarta revolución industrial. ¿Está Asturias preparada?

Sí, por supuesto. Hay empresas que ya trabajan en esos sectores. Lo primero que hay que hacer es saber que existe, de qué se trata y ponerse manos a la obra. En eso los ingenieros podemos hacer mucho. La gran empresa tiene muchos medios, pero las pymes pueden necesitar un apoyo en este campo y ahí las ingenierías pueden hacer mucho. Hay que concienciarse porque es algo que ya está ahí y que hay que impulsar.

-¿Depende excesivamente Asturias de las grandes multinacionales?

-Tiene que haber grandes empresas que actúen como tractoras. En la comunidades vecinas probablemente no las hay, quitando en el País Vasco, y eso es importante. Estas empresas contratan y forman a otras empresas. Muchas grandes compañías asturianas nacieron de ahí. En Asturias hay aproximadamente 70.000 empresas, pero de entre 10 y 200 empleados hay unas 2500 y otras 20 de más de 2000. Tiene que haber un tejido diversificado, pero gracias a las grandes el resto adquieren cultura empresarial, y eso ayuda mucho. El objetivo es potenciar y ayudar a las pequeñas y que aprendan de las multinacionales en materia de seguridad, gestión, innovación y nuevas técnicas. Es una universidad práctica de la que aprenden las empresas pequeñas.

-¿Cómo pueden afectar en el Principado el Brexit o Trump?

-Todavía no sabemos qué puede pasar. Estamos en una época volátil, de incertidumbre, que afecta a todo el país y a Europa, no solo a Asturias. Es difícil saber qué va a asar. Mi opinión es que no se puede cambiar el orden existente de la noche a la mañana. Esto va a seguir tirando como está tirando. Puede subir el euro o el dólar y tener cierta repercusión... Pero hasta que no pase esa incertidumbre puede que durante unos meses se mantenga el miedo que hemos ido perdiendo. Yo no espero grandes revoluciones.

-Se habla de recuperación y el PIB crece con fuerza pero esa mejoría no llega al mercado laboral. ¿Cuándo empezará a notarse?

-Es difícil hacer previsiones. Lo que yo veo es que la economía postcrisis es muy diferente a lo que era antes de 2008. Todo crecía a un ritmo espectacular, pero la realidad tenía que haber sido diferente. Además, la reacción a la crisis fue diferente en Estados Unidos y en Europa. En Europa la lucha contra el déficit lo centró todo. La austeridad ha traído todo lo que estamos sufriendo: bajada de salarios, precariedad y desigualdad... Ahora seguimos con la austeridad y el déficit. La política monetaria del BCE está llegando al agotamiento y los bancos no quieren depósitos porque no son rentables. Las entidades financieras no ganan lo que ganaban. Creo que habría que empezar a pensar más en políticas fiscales y en gasto social en infraestructuras, que fue lo que hizo Estados Unidos. Aquí seguimos una política diferente. Cambiar eso no va a ser fácil, por lo que seguiremos creciendo pero el desempleo y la precariedad no van a desaparecer a corto plazo.